Este sábado, en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, se ha celebrado el último adiós al duque de Edimburgo, el príncipe Felipe, fallecido el pasado día 9 a los 99 años. A la ceremonia, especialmente íntima por la pandemia del coronavirus, han acudido 30 invitados.
Quién ha estado presente: la soberana Isabel II, de 94 años, se ha visto obligada a incluir únicamente entre los asistentes al funeral a sus familiares más cercanos. Entre ellos, el príncipe Carlos, su esposa Camilla, la princesa Ana y su marido, Timothy Laurence, el príncipe Andrés –apartado de las funciones oficiales desde 2019 a raíz de su amistad con Jeffrey Epstein–, el príncipe Guillermo y su esposa, Catalina, y el príncipe Enrique, duque de Sussex, sin su esposa, Meghan Markle, que se ha quedado en Estados Unidos. Todos los presentes iban vestidos de civil.
El funeral por el duque de Edimburgo, consorte de la reina Isabel II durante 73 años, arrancaba este sábado a las 14.08 GMT –16:08 hora peninsular española– en la capilla de San Jorge, adyacente al Castillo de Windsor, tras un minuto de silencio en memoria del príncipe Felipe.
Los restos mortales del duque de Edimburgo han sido depositados en el panteón real bajo la capilla de San Jorge. Aunque el ataúd del príncipe Felipe yacerá inicialmente en esa cripta, está dispuesto que cuando la monarca británica muera se le trasladará a la capilla conmemorativa del rey Jorge VI de la iglesia gótica para que el matrimonio esté enterrado en el mismo lugar. Ese diminuto templo conmemorativo familiar, situado en Windsor, cobija además los restos mortales del padre de la reina, Jorge VI, la reina madre y la hermana pequeña de Isabel II, la princesa Margarita.
Por la mañana comenzaba la conmemoración al consorte, con la Guardia real montada a caballo y la Guardia a Pie, junto con destacamentos militares de unidades afines al príncipe Felipe, se han alineado en el cuadrilátero del castillo de Windsor para presentar sus respetos al príncipe Felipe. Tras esto, ha comenzado una procesión desde el castillo de Windsor.
Las bandas de música militares han acompañado el acto celebrado en el cuadrilátero, y después el ataúd ha sido transportado y depositado dentro del vehículo Land Rover diseñado y personalizado por el propio consorte de Isabel II.
En línea con los deseos expresos del duque, en el acto no ha habido sermón y el evento ha celebrado la lealtad inquebrantable del duque a la soberana así como su servicio a la nación y su coraje. Todos los detalles y actos previstos para esta ceremonia fueron concebidos por el propio duque en vida y suponen un reflejo de aquello que le apasionaba, como era la vida militar. Tras el funeral, los restos del duque han sido llevados al panteón real de la capilla de San Jorge.