¿Podemos fijarnos en Sudáfrica para predecir el comportamiento de ómicron en Europa?

Desde que Sudáfrica detectó los primeros casos de la variante ómicron, todas las miradas se han dirigido hacia los datos recabados en el país africano y los esfuerzos se han centrado en analizar lo que allí está ocurriendo para tratar de entender los efectos de esta nueva variante. 

Según los datos presentados esta semana por el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Sudáfrica, el porcentaje de muertes por la variante ómicron es mucho menor que el de las olas anteriores. En concreto, un mes después de la identificación de la variante, los hospitales del país han confirmado la muerte del 5,6% de los pacientes admitidos por coronavirus, un porcentaje mucho menor al de las anteriores olas, en las que rondaba el 20%. Además, los contagios se han reducido tanto en los últimos días que las autoridades sanitarias levantaron el viernes las restricciones, por lo que se anularon el rastreo de contactos, las cuarentenas para contactos vacunados y no vacunados y el aislamiento para aquellas personas contagiadas asintomáticas.

Los datos aportados por Sudáfrica indican una mayor levedad de la variante, según opinan los expertos, pero también puede deberse a factores. Por eso, algunos expertos alertan de que hay que ser cautelosos a la hora de tomar la situación de Sudáfrica como ejemplo o predicción de lo que puede pasar en Europa, porque hay muchos aspectos a tener en cuenta y muchas diferencias con este país que pueden llevar a diferentes comportamientos del virus. 

Muchos más contagios en anteriores olas

El investigador y profesor de vacunología sudafricano Shabir Mahdi, que ha liderado los ensayos de las vacunas en el país, ha señalado en varias entrevistas que un punto muy importante a tener en cuenta es que en la provincia de Gauteng, epicentro del brote de ómicron, la seropositividad está en torno al 72%, por lo que la base inmunitaria es muy diferente a la que existía cuando apareció la variante delta. 

Esto hace que sea difícil distinguir, explica, si ómicron es más leve que las anteriores variantes o si hay factores como las vacunas y la inmunidad que hacen que no se desarrolle de igual forma. 

Jaime Jesús Pérez, vocal de la Asociación Española de Vacunología, consultado por THE OBJECTIVE, considera que es difícil saber si esta situación ha afectado o no al comportamiento de ómicron porque «la información que llega de Sudáfrica, de momento, es un poco confusa», porque «realmente los trabajos que hay no son papers o documentos al uso que manejemos científicamente». 

¿En qué países nos podemos fijar? 

Además del problema de los datos, están las diferencias entre Sudáfrica y España en cuanto a población y niveles de vacunación y contagio de la enfermedad. Por eso, Germán Peces-Barba, neumólogo y vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), considera que deberíamos fijarnos en «cómo evoluciona ómicron en nuestro entorno y en los países que nos llevan un adelanto de tres o cuatro semanas en cuanto a la incidencia, que son los países de Centroeuropa, que comenzaron a aumentar la incidencia cuando en España estábamos por debajo de 50 casos». «Vemos noticias de que Alemania y Francia están preocupadas por las ocupaciones de las unidades de intensivos y para mí esa sería la referencia», añade el neumólogo, porque «la variante es la misma, desde luego, pero las poblaciones son distintas, las edades también distintas, hay muchos condicionantes que tenemos que tener en cuenta». 

No opina igual Jaime Jesús Pérez, que señala que «el primero que ha aportado datos en cuanto a la gravedad de ómicron y la efectividad de la vacuna ha sido Reino Unido», que «tiene información muy contundente publicada». «Hay que comparar lo que pasa con una variante y lo que pasa con otra, en poblaciones comparables, en el mismo país, cómo se ha comportado, y esos datos realmente hasta ahora tenemos muy poco y lo poco que tenemos es de Reino Unido». Y lo que dicen esos datos es que con ómicron se reducen un 40% los hospitalizaciones en personas no vacunadas y que el tiempo de ingreso es más corto, por lo que sí podríamos estar ante una variante más leve del virus. 

Precaución para evitar el colapso 

En lo que sí coinciden los dos expertos consultados por este periódico es en que ómicron parece ser más leve, sí, pero también mucho más contagiosa que las anteriores variantes. Por eso, insisten en que aunque el riesgo sea menor, sigue existiendo y si no somos cautelosos, se podrían llegar a colapsar de nuevo los hospitales y las unidades de cuidados intensivos (UCI). «Hay un hecho invariable y es que a medida que aumenta la incidencia, aumentan las hospitalizaciones», dice Peces-Barba, y si llegamos a una incidencia muy alta, «puede suponer que lleguemos al doble o al triple de la asistencia hospitalaria y eso sería colapsar las UCI». 

Señala además que hay que tener en cuenta que normalmente los aumentos de las hospitalizaciones se producen un par de semanas después del aumento de contagios, debido al tiempo que tarda el virus en desarrollar síntomas graves, por lo que hay que estar atentos a lo que ocurrirá después de este gran brote. 

Lo mismo opina Pérez, que afirma que «no hay que bajar la guardia frente a ómicron porque tenga un 40% menos de riesgo de hospitalización», ya que «el riesgo no desaparece». Por tanto, «hay que ser precavidos, especialmente porque hay que tener en cuenta es que lo que sí es cierto es que la variante es tremendamente contagiosa, con lo cual el sistema se puede saturar no por la gravedad, pero sí por la frecuencia con la que se produzca la enfermedad». 

Además, Peces-Barba afirma que es «temeraria» la hipótesis que está surgiendo de que nos podemos despreocupar «porque esta variante nos va a dejar a todos inmunizados». «Si algo hemos aprendido del coronavirus es que hay que ser muy cautos y respetarlo al máximo», concluye.