El Arzobispado de Madrid apoya la investigación sobre los abusos en la Iglesia
En un video, el organismo ha querido dejar de lado las excusas que más comúnmente se esgrimen por miembros de la propia institución
El Arzobispado de Madrid ha querido dejar patente su apoyo a las investigaciones sobre los abusos cometidos por parte de algunos miembros de la Iglesia contra menores porque las víctimas «necesitan sanar sus heridas». En un video compartido en las redes, señala que el objetivo de esta campaña es «desmentir las falsas creencias» que pesan sobre la institución y pide a las víctimas que denuncien los casos.
«La denuncia ayuda», «Un solo de caso de abusos ya son demasiados«, «La víctima no es culpable» o «El dolor de las víctimas no prescribe», son algunos de los mensajes que recoge el vídeo difundido por la Archidiócesis de Madrid, que dirige el cardenal arzobispo Carlos Osoro, en el marco de su Proyecto Repara de atención a víctimas de abusos.
El vídeo se difunde tres semanas después de anunciar que dicho proyecto atendió en 2021 a 103 víctimas de abusos, y en él los miembros del equipo de Repara han recogido algunas de las afirmaciones más escuchadas al abordar este drama con el objeto de «desmontarlas».
Según el Arzobispado, «los prejuicios de la sociedad y la estigmatización de las víctimas obstaculizan las actuaciones que son necesarias y urgentes«, por lo que «para dejar atrás las falsas creencias se requiere una información veraz, comunicación y transparencia».
Así, para los que sostienen que la denuncia daña a la Iglesia, Repara les recuerda que, «en realidad, las denuncias por posibles abusos ayudan a afrontar y prevenir que se produzcan este tipo de situaciones«, y lamenta que «lo que realmente le perjudica es el silenciamiento y la desconfianza respecto de las víctimas».
Que no haya denuncias no significa que no haya casos
Frente a quienes defienden que «en la actualidad ya no hay casos de abusos en la Iglesia, reconoce que el hecho de que no haya denuncias no significa que no haya casos«, y remarca que «los casos del pasado son casos del presente, sobre todo cuando la herida de las víctima sigue abierta y aunque quien abusó haya fallecido».
El proyecto de la diócesis de Madrid también critica las justificaciones de que los abusos se producen también en otros entornos y de que en la Iglesia «el porcentaje es mínimo«. Aunque «los abusos se producen mayoritariamente en el seno familiar», cuando estos «se dan en la Iglesia es todavía más grave y más escandaloso porque contrasta con su autoridad moral y su credibilidad ética», añade el vídeo.
«No creer a las víctimas implica doble dolor«, según una de las conclusiones fruto del trabajo diario con las víctimas, que lo que necesitan es «sanar sus heridas», tan profundas que muchas veces «incluso se resisten a dar el nombre de quien abusó de ellas» o bien no se atreven a «nombrar lo que han sufrido hasta 30 o 40 años después. El paso del tiempo no cura las heridas», apuntan.
La archidiócesis desmiente que haya denuncias falsas
En esta línea, se desmiente que haya denuncias falsas de abusos, sino que -subraya- «son fundadas» porque «quien se declara víctima de abuso y denuncia tiene poco que ganar y mucho que perder».
También recoge la preocupación por el «doble dolor» que implica no creer a los menores, que «pocas veces inventan historias relacionadas con su intimidad» y que no pueden «fantasear detalles de una actividad sexual cuyo conocimiento es absolutamente inapropiado para su edad».
En relación con la edad de las víctimas, el proyecto incide en que «no se pueden descargar en el niño conductas seductoras con fines sexuales ni hablar de consentimiento», ya que «no hay edad mínima ni máxima para las víctimas» y porque «en una relación asimétrica basada en el abuso de poder, y que acaba en abuso sexual, no hay consentimiento», enfatiza el vídeo.
La vulnerabilidad «no es algo que tiene la víctima, como si se tratase de un defecto, sino algo que provoca quien abusa. Es la relación de abuso la que conduce a la persona a una situación de vulnerabilidad», asevera Repara.