Declarado un incendio en Pujerra muy cerca de la zona que arrasaron las llamas el año pasado
Las labores de extinción continúan esta noche, en la que han llegado efectivos de la UME. El casco urbano de Benahavís ha tenido que ser desalojado
Las llamas vuelven a tomar la sierra de Málaga. En la tarde de este miércoles se ha declarado un nuevo incendio en la provincia, en el término de Pujerra, de apenas 300 habitantes. Una zona muy cercana al incendio que el año pasado arrasó 10.000 hectáreas y costó la vida a un bombero. Las altas temperaturas y el abundante viento han complicado las tareas de extinción, que siguen activas esta noche. El fuego ha avanzado durante la jornada a una velocidad de 30 metros por minuto hacia la costa. Tres bomberos han resultado heridos y ha sido necesario desalojar el casco urbano de Benahavís y varias urbanizaciones.
El Gobierno regional ha activado el nivel 2 de emergencias. En la zona, una densa arbolada de castaños conocida como La Resinera, se han desplegado 220 efectivos terrestres y 17 medios aéreos. Entre ellos, cuatro helicópteros de transporte y extinción, dos súper Puma, dos helicópteros Kamov, dos aviones de carga en tierra, uno de coordinación y dos aviones anfibio procedentes de la base militar de Torrejón de Ardoz. Además, están operando siete autobombas, la Unidad Móvil de Meteorología y Transmisiones (UMMT) y una unidad medicalizada (UMIF), según detalla Infoca.
«Este incendio me da miedo»
Esta noche se han incorporado otros 162 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME). De momento se desconoce el origen del fuego, aunque todo apunta a que pudo ser provocado. El siniestro vuelve a perturbar a unos vecinos que ya tuvieron que abandonar sus casas el año pasado. «Tengo mucho miedo. Temo que este incendio sea como el otro», admite Maripaz Mena a THE OBJECTIVE. «Es un desastre. He pedido 100.000 veces los permisos para hacer cortafuegos y me los han denegado todos», ha explicado Antonio Mena en Canal Sur.
La columna de humo era visible desde la distancia. Las cenizas han llegado hasta Estepona, un municipio de la Costa del Sol a 60 kilómetros de distancia. El 112 ha tenido que gestionar más de una treintena de avisos de diferentes localidades. El abundante viento de terral, con rachas de hasta 40 kilómetros por hora, ha dificultado el trabajo de los bomberos. Tres han sufrido heridas y han tenido que ser derivados a centros sanitarios. Uno de ellos, con quemaduras en el 10% de su cuerpo, tuvo que ser trasladado en helicóptero al Hospital Regional.
«Está jodida la cosa. Hace mucho viento, lo que complica la labores de extinción. Tememos que el fuego se pueda propagar muy rápido», explica Francisco Macías, alcalde de Pujerra. El regidor, en la zona cero, sostiene que el incendio se ha originado en un lugar muy próximo al que arrasaron las llamas el año pasado, en plena Sierra Bermeja. La comunicación telefónica se interrumpió poco después, ya que se trata de una zona remota de difícil acceso.
El presidente de Andalucía, Juanma Moreno, se personó a última hora de la tarde en el Puesto de Mando Avanzado para dirigir las operaciones. «Nuestro objetivo primordial es salvar vidas. Vamos a priorizar la seguridad de los ciudadanos», aseguró ante la prensa. Durante la tarde fueron desalojados los vecinos de diversas urbanizaciones de Benahavís. Horas más tarde se realizó un desalojo preventivo en el casco urbano de esta localidad de 7.400 habitantes.
Un año después
Los residentes en Pujerra, de momento, no tendrán que abandonar sus hogares. El pueblo se vio afectado el año pasado por el incendio que se declaró en Sierra Bermeja el 8 de septiembre. El fuego arrasó casi 10.000 hectáreas, movilizó a más de 1.100 efectivos y obligó a desalojar a casi 3.000 personas, entre ellas los vecinos de este pequeño municipio enclavado en el Valle del Genal, en la Serranía de Ronda. Las llamas, iniciadas de manera intencionada, estuvieron activas 46 días, en los que la población vivió con temor y angustia.
Ese incendio ha sido uno de los peores ocurridos en la historia de España, según los expertos. Denominado de sexta generación, adquirió una dinámica propia que generó unas nubes de humo, conocidas como pirocúmulos, que dificultaron las tareas de extinción. Incluso generaban nuevos focos. Tampoco ayudó la orografía del terreno y la falta de mantenimiento de vías forestales y cortafuegos, como denunciaron algunos alcaldes de la zona. El de Genalguacil, Miguel Ángel Herrera, solicitó «poner las bases para que no se repita». No ha tardado ni un año.