¿Cuántos arcos tiene la Puerta de Alcalá? La memoria de los objetos cotidianos
El estudio de los monumentos como objetos cotidianos puede proporcionarnos una herramienta muy útil para franquear las puertas de la memoria
Realicemos un sencillo ejercicio de memoria. Intente recordar la apariencia física de un monumento popular como, por ejemplo, la Puerta de Alcalá de Madrid, la Torre Eiffel de París, la Estatua de la Libertad de Nueva York o la pirámide de Chichén Itzá, en México. Dibuje el monumento, aunque sea de manera esquemática, y, al terminar, busque una fotografía del mismo y compárela con su dibujo.
Puede repetir este ejercicio intentando recordar el logotipo de la marca de su coche o la posición de los números de la botonera del ascensor de su casa. ¿Cómo le han ido estas tareas de memoria? Seguramente mucho peor de lo que pensaba, ¿no?
No por más ver se recuerda mejor
Resulta paradójico, pero nuestra memoria visual de los objetos de la vida cotidiana es superficial y muchas veces inexacta. Un buen número de estudios apoyan este resultado, ya sea con teclados de ordenador, monedas, señales de tráfico, botoneras de ascensores, la posición de los extintores en el lugar de trabajo, banderas de países, portadas de libros de texto o logotipos de marcas conocidas.
Nuestra memoria visual de los objetos de la vida cotidiana es superficial y muchas veces inexacta
En este tipo de investigaciones, la primera tarea, llamada de recuerdo, consiste en que el participante dibuje el objeto en cuestión. Después, el voluntario tiene que elegir la versión correcta de dicho objeto entre un conjunto de versiones alteradas, lo que se denomina prueba de reconocimiento. Los resultados muestran un rendimiento muy reducido en ambos cometidos.
Por ejemplo, en una investigación sobre la memoria del logotipo de la empresa Apple, únicamente un 9 % de los participantes lo dibujó correctamente. Y, en la prueba de reconocimiento, solo un 55 % eligió la representación correcta entre ocho versiones alteradas de la misma. En otro estudio se encontró que menos de la cuarta parte de los trabajadores de un edificio recordaban la ubicación del extintor más cercano a su puesto de trabajo.
Construidos para ser vistos, pero ni por esas
Los monumentos ornamentales son un tipo muy especial de objetos cotidianos con una destacada relevancia ecológica para muchas personas. Es decir, han sido erigidos para ser vistos y deleitarnos con su observación. Además, desempeñan muchas veces un papel clave para guiar la navegación y la orientación en entornos urbanos. Incluso algunos actúan como emblema o logotipo de muchas ciudades, como ocurre con la Torre Eiffel o la Estatua de la Libertad.
¿Será mejor entonces nuestra memoria de los monumentos en comparación con otros objetos cotidianos? Recientemente, hemos publicado una investigación en la que examinamos la memoria que una muestra de madrileños tiene de la Puerta de Alcalá, un monumento emblemático de la capital de España. Ubicado en una zona especialmente concurrida del centro, incluso es protagonista de canciones muy conocidas.
El protocolo de la investigación incluyó un ejercicio en el que los participantes dibujaban de memoria la Puerta, y una tarea de reconocimiento en la que se presentaban cuatro versiones posibles para que seleccionaran la que juzgaran más similar al monumento real.
Los resultados obtenidos fueron similares a las investigaciones ya comentadas. Tan solo un 16 % de los participantes dibujaron correctamente la Puerta, con cinco vanos o arcos. La proporción de reconocimiento alcanzó el 45 %, un resultado muy pobre para un monumento tan familiar.
Tan solo un 16 % de los participantes dibujaron correctamente la Puerta, con cinco vanos o arcos
Otro resultado interesante del estudio es que ni el recuerdo ni el reconocimiento mejoraron en función del número de años de residencia en Madrid de los participantes. Tampoco la frecuencia de contacto con el monumento declarada por los voluntarios mejoró la calidad del recuerdo.
Falta de atención e intrusión de información
¿A qué se debe esta mala memoria de algo tan familiar como la Puerta de Alcalá? Las investigaciones lo achacan tanto a factores relacionados con la atención como a procesos memorísticos.
Podemos suponer que la mayoría de la gente no realiza un escrutinio minucioso de la apariencia de la Puerta, puesto que no es relevante para ninguna acción en curso ni objetivo futuro. Una analogía es la diferencia entre oír y escuchar. Podríamos decir que la mayoría de madrileños oyen la Puerta de Alcalá pero que solo unos pocos la escuchan.
Otro factor involucrado es lo que se denomina habituación o saturación atencional: dejamos de analizar con detalle los estímulos que son repetitivos en nuestra vida diaria. El primer día que nos ponemos unos zapatos nuevos estamos todo el rato mirándolos, pero, pasado el tiempo, ya no les dedicamos ninguna atención. De manera similar, terminamos ignorando los anuncios publicitarios que llevan varias semanas emitiéndose en los medios de comunicación.
Con respecto a los factores de memoria, varios estudios previos han propuesto mecanismos de generalización y de intrusión de información proveniente de otras fuentes mientras recordamos.
En el estudio del logotipo de Apple se observó que un tercio de los participantes dibujaron erróneamente un pedúnculo conectando la manzana con la hoja. Esto parece sugerir que la activación del concepto de manzana indujo la utilización de rasgos típicos de esta fruta durante el acto de recordar.
Curiosamente, en nuestro estudio de la Puerta de Alcalá, la versión más dibujada por los participantes (52 %) presentaba tres vanos, mientras que en la tarea de reconocimiento, la representación con tres aperturas fue elegida por un 39 % de participantes. Esto podría estar relacionado con la intrusión de información basada en una imagen prototípica de puerta monumental de Madrid.
En el centro de la ciudad hay otras tres puertas bien conocidas (Puerta de Toledo, Puerta de San Vicente y Puerta Real) con una arquitectura de tres vanos. Parece razonable suponer que muchos participantes en el estudio activaron este diseño durante la evocación de la apariencia física de la Puerta de Alcalá.
El estudio de los monumentos como objetos representativos de los entornos cotidianos puede proporcionarnos una herramienta muy útil para franquear las puertas de la memoria y explorar la influencia de los procesos atencionales en nuestra percepción del entorno cotidiano, en busca de un mejor conocimiento de los procesos del recuerdo y del olvido.
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Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.