Este medicamento para la presión arterial reduce el riesgo de demencia
Los cambios en el estilo de vida, como hacer más ejercicio y reducir el consumo de sal, también pueden influir en el desarrollo de esta condición
Un nuevo estudio desvela la que podría ser una nueva clave para evitar el riesgo de sufrir demencia en la tercera edad: tomar a diario los medicamentos para tratar la tensión arterial más alta. Los científicos ya saben que la presión arterial alta, sobre todo entre los 40 y los 65 años, supone un mayor riesgo de padecer demencia en la edad adulta. Así lo ha asegurado la profesora asociada de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia, y coautora del estudio Ruth Peters a CNN. La científica también es investigadora principal de Neuroscience Research Australia, una organización de investigación sin ánimo de lucro.
Sin embargo, la profesora también ha añadido que la investigación no ha sido tan clara en cuento a si la reducción de la presión arterial en adultos mayores también reduciría este riego. «Lo más emocionante de nuestro estudio es que los datos muestran que las personas que tomaban la medicación para reducir la presión arterial tenían un menor riesgo de ser diagnosticadas con demencia que las que tomaban un placebo similar», ha asegurado Peters.
La forma de medir la presión arterial es en unidades de milímetros de mercurio (abreviado como mmHg). Esta tiene dos números: una lectura superior o sistólica, que representa la cantidad máxima de presión en las arterias, y la lectura inferior o diastólica, que muestra la presión en las arterias cuando el músculo cardíaco está en reposo entre latidos.
Gran relación entre la presión arterial y el riesgo cognitivo
La revista European Heart Journal es la que ha publicado el estudio esta semana. Este combinó datos de cinco grandes ensayos clínicos aleatorizados y doblemente ciegos de más de 28.000 adultos mayores con una edad media de 69 años y procedentes de 20 países. Todos los participantes tenían antecedentes de hipertensión.
En los diferentes ensayos clínicos los científicos compararon a personas que tomaban medicamentos para la presión arterial con otras que tomaban una píldora de placebo equivalente. A todas ellas hicieron un seguimiento durante una media de 4,3 años. Al agrupar todos los datos, Peters y su equipo descubrieron que un descenso de unos 10 mmHg en las lecturas de la presión arterial sistólica y de 4 mmHg en las de la diastólica a los a los 12 meses reducía el riesgo de padecer demencia de forma significativa.
Además, la investigación desveló que existe una gran relación lineal. Conforme la presión arterial descendía, también lo hacía el riesgo cognitivo. Según el estudio, esto se mantuvo hasta al menos los 100mmHg de presión sistólica y los 70 mmHg de diastólica. Además, tampoco hubo ningún indicio de que los medicamentos para la presión arterial pudieran perjudicar el riego sanguíneo del cerebro en edades más avanzadas.
Además, no hubo diferencias en los resultados al tener en cuenta el sexo, la edad o los antecedentes de apoplejías. No obstante, según Peters, sí que hay factores que influyen: «Sabemos que lo que hacemos a lo largo de la vida probablemente tenga un impacto en la salud del cerebro en las últimas etapas de la vida». «Así que el mejor consejo que podemos dar es llevar un estilo de vida saludable a todas las edades y, por supuesto, si le recetan medicación para controlar la presión arterial, tomarla según las instrucciones de su médico», concluye la científica.
La influencia del estilo de vida
Los cambios en el estilo de vida pueden complementar e incluso llegar a sustituir la necesidad de tomar estos medicamentos para la hipertensión, según la Asociación Estadounidense del Corazón. Algunas de estas variaciones son: limitar el consumo de alcohol, controlar el estrés, dejar de fumar, seguir una dieta equilibrada y baja en sal, hacer ejercicio y dormir lo suficiente, y tomar medicamentos para la presión arterial.
Las investigaciones demuestran que estos cambios pueden ser efectivos. Un estudio de 2021, por ejemplo, descubrió que hacer ejercicio y llevar una dieta equilibrada y baja en sal redujo la presión arterial en personas con hipertensión resistente, que es la presión arterial alta que no responde a los medicamentos.
Por otra parte, un estudio de 16 semanas publicado en 2018 revela que las personas que siguieron una dieta baja en sal, hicieron ejercicio y practicaron tácticas de control de peso (como vigilar el tamaño de las porciones) tuvieron beneficios en este campo. Concretamente, redujeron su presión arterial en un promedio de 16 mmHg sistólica y 10mmHg la diastólica, según la Asociación Estadounidense del Corazón.
La alimentación que emplearon en este estudio fue la dieta DASH, que en español significa «enfoques dietéticos para detener la hipertensión». El plan de alimentación DASH tiene una premisa sencilla: comer más verduras, frutas y productos lácteos bajos en grasa; además, limitar los alimentos con alto contenido en grasas saturadas y limitar la ingesta de sodio a 2.300 miligramos al día, lo que equivale a una cucharadita de sal de mesa.
En cuanto a las raciones, este plan incluye de cuatro a seis de verduras y las mismas de fruta. También, tres raciones de productos integrales; de dos a cuatro de productos lácteos sin grasa o con poca grasa; así como varias raciones de carne magra y de frutos secos, semillas y legumbres cada día.
No obstante, la Asociación Estadounidense del Corazón establece un plazo de seis meses para comprobar si estos cambios en el estilo de vida reducen o no la presión arterial. En caso de que no ocurra, recomienda añadir medicamentos recetados para la hipertensión a esos comportamientos saludables.