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Sociedad

La mayor tabaquera del mundo quiere acabar con el cigarrillo en 10 años

Philip Morris lleva desde 2015 trabajando en la producción de dispositivos que calientan el tabaco y no lo queman, reduciendo la exposición a sustancias tóxicas

La mayor tabaquera del mundo quiere acabar con el cigarrillo en 10 años

La mayor tabacalera del mundo quiere acabar con el cigarrillo en diez años. | Unsplash

«Si no fumas, lo mejor es que no empieces. Si fumas, lo mejor es dejarlo. Pero si no lo vas a dejar, existen alternativas menos dañinas que el cigarrillo». Es una de las frases que se puede leer nada más entrar al centro tecnológico de la mayor tabaquera del mundo. Convencidos de que la solución para un problema empieza cuando reconoces que hay un problema, Philip Morris, la compañía que comercializa en España cajetillas de Marlboro, Chesterfield y L&M, quiere transformar el negocio del tabaco.

Un ambicioso objetivo para el cual han invertido en los últimos años más de 9.000 millones de euros en I+D y han contratado a unos 1.000 científicos de 30 disciplinas diferentes para desarrollar productos sin combustión, convertir el cigarrillo convencional en una pieza de museo y transformar Philip Morris en una empresa de tabaco libre de humo.

Todo esto se idea en uno de sus principales centros de I+D situado en Suiza. Frente a los Alpes suizos y a los pies del lago Neuchâtel, se levanta El Cubo, el lugar donde cientos de ‘batas blancas’ trabajan en un presente sin humo. Es un día atípico de noviembre. Sobra el abrigo y hasta el sol parece que se deja ver para, tímidamente, darnos la bienvenida a ratos. THE OBJECTIVE se adentra en el ‘cerebro de la bestia’ para descubrir qué son los Productos de Riesgo Reducido (PRR) y conocer cómo Philip Morris está revolucionando la industria tabaquera.

El Cubo. | Imagen cedida

La búsqueda de un producto menos dañino

El tabaco mata en el mundo a más de ocho millones de personas cada año, según la OMS. Más de siete millones de esas muertes se deben al consumo directo del tabaco y, aproximadamente, 1,2 millones al humo ajeno al que están expuestos los no fumadores. A pesar de ello, en el mundo hay más 1.140 millones de fumadores activos, según un reciente estudio publicado en The Lancest, y la OMS estima que para 2025 más de mil millones de personas seguirán fumando.

De esta forma, con 60 países en vías de alcanzar la meta mundial de aplicación voluntaria de reducir el consumo de tabaco en un 30% para 2025 y la aplicación de políticas eficaces e integrales de control de este producto cancerígeno impulsadas por el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS (CMCT), Philip Morris  lo tiene claro: hay que dejar de fumar y si no lo consigues buscar alternativas menos dañinas.

Para ello llevan más de una década trabajando en la investigación y desarrollo de dispositivos que calientan el tabaco y no lo queman, evitando así los componentes nocivos del cigarrillo que están presentes en el humo que se emite tras la combustión del mismo. De esta forma, si la nicotina o el tabaco no se quema sino que se calienta, la exposición a sustancias químicas será menor.

Lo cuenta a THE OBJECTIVE Tommaso Di Giovanni, vicepresidente de Comunicación Global de Philip Morris, quien nos recibe en El Cubo donde está teniendo lugar el evento Technovation: ciencia e innovación, con más de 80 periodistas de diferentes países del mundo. Di Giovanni nos presenta a su producto estrella: IQOS , un dispositivo ya disponible en 70 mercados diferentes –en España, IQOS Iluma, cuyo calentamiento es por inducción–, usado a diario por más de 19 millones de personas y cuya característica principal es que no quema el tabaco sino que lo calienta. Asimismo, también disponen de otras alternativas como una especie de saquitos que contienen nicotina y se colocan entre el labio y la encía –SHIRO–, entre otros productos.

«Reconocemos que hay problemas relacionados con el cigarrillo. Hay que dejar de fumar. Pero la gente no deja de fumar a pesar de que hay sustancias que hacen mucho daño y todos los esfuerzos y avisos sanitarios. Por ello, para esas personas que no quieren dejar de fumar, estamos desarrollando estos productos», señala Di Giovanni, quien agrega: «De esta forma, con estos dispositivos, la persona puede seguir disfrutando de esa experiencia y va a mantener la sensación de fumar pero menos expuesto a sustancias tóxicas».

Y es que el vicepresidente de Comunicación Global de la tabacalera asegura a este diario que la meta de Philip Morris para 2025 es alcanzar los 40 millones de usuarios, estar presente en 100 mercados y que el 50% de sus ingresos –o unos 1.000 millones de beneficios netos– «vengan de productos libres de humo». Ahora mismo cuentan con 20 millones de usuarios (cerca de 300.000 en España), se encuentran en 70 países diferentes y su facturación ronda el 30% –hace cuatro años era solo un 10%–.

«El cambio puede ser acelerado. Pero en 10 o 15 años,  si todos los agentes jugamos un rol activo, en algunos países podremos conseguir que los cigarrillos sean algo del pasado», vaticina de forma optimista. En Japón, donde se lanzó por primera vez IQOS en 2016, el 25% de los fumadores ya usan este dispositivo.

Una científica trabajando en El Cubo de Philip Morris. | imagen cedida.

Reducen en un 90% la exposición a sustancias tóxicas

Según datos de 11 estudios realizados con más de 2.600 personas, las personas que cambiaron los cigarrillos por el tabaco calentado tenían niveles más bajos de exposición a sustancias químicas nocivas que los que siguieron fumando. De esta forma, según señala Tommaso Di Giovanni «la exposición a sustancias tóxicas se reduce en un 90%». «Esta exposición más baja se encontró en una serie de sustancias nocivas relacionadas con el cáncer, las enfermedades cardíacas y los problemas respiratorios. Esto significa que es posible que cambiar de cigarrillos a tabaco calentado pueda reducir las probabilidades de desarrollar estas enfermedades». No obstante, el experto matiza que mientras la reducción del riesgo es significativa aún no tienen los suficientes datos epidemiológicos para evaluar de manera precisa la reducción del daño, ya que todos los estudios fueron de corta duración y, por lo general, las personas tardan un tiempo en desarrollar enfermedades relacionadas con el  hábito de fumar.

Sin embargo, Di Giovanni hace hincapié en que «la mejor forma de evitar contraer una enfermedad respiratoria es dejando de fumar», aunque asegura que «aquellos fumadores que no puedan dejar de fumar y decidan cambiar a los productos que no queman tabaco, van a notar esos cambios. En base a nuestros estudios clínicos, el efecto observado en aquellos que pasan a nuestro dispositivo de calentamiento de tabaco es muy cercano al de aquellos que dejan de fumar».

Por ello pide a gobiernos como el español, que no distingue entre cigarrillo tradicional y estos nuevos dispositivos, que revisen sus políticas y tomen como referencia propuestas más progresivas como la de países como Nueva Zelanda, Reino Unido o EEUU que comercializan estos productos como un producto de exposición reducida. En 2019, EEUU ultimó que «cambiar completamente de los cigarrillos convencionales al sistema IQOS reduce significativamente la exposición de su cuerpo a sustancias químicas dañinas o potencialmente dañinas».

«El marco regulatorio español va en detrimento de los que quieren cuidarse y, en cierta medida, fomenta el cigarrillo convencional al prohibir la información sobre los riesgos y las ventajas de estos nuevos dispositivos», explica el experto. En España solo se comercializa IQOS Iluma, quedando fuera un puñado de productos de exposición reducida «cuyo veto están pagando los fumadores», concluye.

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