Una investigación descubre nuevas variantes de coronavirus en murciélagos de España
Los investigadores señalan que una de las variantes es compatible con las que se transmiten a humanos, pero insisten en que «no hay que ser alarmistas»
Un grupo de investigación ha descubierto nuevas variantes de coronavirus en murciélagos de distintos puntos de España, entre ellas alguna del tipo betacoronavirus, es decir, las que pueden llegar a afectar a los seres humanos.
Científicos del Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM), junto con investigadores del Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos (CIBIO, Portugal), la Estación Biológica de Mértola (EBM, Portugal), la Universidade do Porto (Portugal) y la Oklahoma State University (Estados Unidos), han tomado 194 muestras en diferentes localizaciones de Galicia, Murcia y Salamanca de un total de 22 especies distintas de las 31 que cohabitan en la Península Ibérica.
De los análisis se obtuvo el resultado de que el 53% de los individuos estudiados tenía algún tipo de coronavirus presente en su organismo. En algunos de ellos, destacan desde el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), había más de una variante de alfacoronavirus, hasta cinco, lo que «confirma la alta tasa de recombinación y variabilidad que tienen estos virus en estos hospedadores».
«Hay mucho virus circulando en los murciélagos que hemos capturado, y vimos que la mayoría son alfacoronavirus, por decirlo así, los menos peligrosos, los que no se conoce que salten al humano. Pero sí que encontramos un betacoronavirus, decidimos secuenciarlo y vimos que era compatible con el coronavirus tipo 2, el que tenemos nosotros ahora», explica en una conversación con THE OBJECTIVE Joaquín Vicente Baños, profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en el IREC.
«Se detectó un fragmento de más de cien pares de bases relacionado con el coronavirus causante del SARS-CoV-2», señala el IREC en un comunicado.
El riesgo del salto a otras especies
Esto no quiere decir que el virus se vaya a transmitir entre los humanos ni que haya un riesgo de expansión, explica Joaquín Vicente, «pero sí nos pone en alerta en cuanto a que tenemos virus muy parecidos circulando, que obviamente tenemos que seguir investigando», apunta.
Una investigación de este tipo, señala, puede ayudar a «conocer mejor los problemas que puedan emerger antes de que emerjan. Imagínate que hubiéramos prevenido el Sars-CoV-2, lo que nos hubiéramos ahorrado».
Sin embargo, sí que apunta que, aunque «no hay que ser alarmistas», el riesgo de contagio de una especie a otra existe. «Normalmente son virus que están muy adaptados a la especie hospedadora, es decir, no suelen causar problemas, viven sin causar mortalidad». «El problema suele ser cuando cambian de especie. Ven que la pueden infectar, pero no han coevolucionado, entonces es donde aparecen las pandemias y otros problemas», explica el experto.
En cuanto al riesgo de que se transmita a los humanos, desde el IREC señalan que depende «de las interacciones entre este y los animales infectados, los reservorios y los vectores, o su entorno».
Afortunadamente, los murciélagos no son una especie con la que tengamos mucho contacto en Europa, pero sí hay que tener en cuenta que «es un grupo de especies en los cuales las enfermedades pueden emerger y se pueden transmitir a otros mamíferos, y es mejor no tocarlos, y si aparece un individuo que podamos ver que está enfermo, avisar a las autoridades veterinarias», señala Vicente.
Además, apunta que «cada vez les damos más oportunidades» a los virus, puesto que «cada vez estamos más próximos a los hábitats de las especies silvestres, las invadimos, nos las comemos en los mercados húmedos del este de Asia, viajamos como se ha viajado nunca, hay más posibilidades de que un salto de estos se convierta en pandemia».
El IREC añade que el cambio climático, los cambios en el uso del suelo, las alteraciones del hábitat y otras actividades humanas «favorecen y aumentan las interacciones entre el hombre y otros animales».
Por eso, insisten en la necesidad de una aproximación a la salud dentro del concepto One Health, que es la idea de que la salud humana y la animal son interdependientes, y además están vinculadas a los ecosistemas en los que coexisten, por lo que es necesario tratarlas de manera conjunta.
Los murciélagos, expuestos a una gran cantidad de virus
Los murciélagos son el segundo orden más diverso de mamíferos tras los roedores y representan el 25% de todas las especies de mamíferos. Dada su capacidad de volar, que les ha servido para poblar gran variedad de hábitats, y su longevidad comparada con otras especies del mismo tamaño, estos animales están expuestos a una gran variedad de virus, explican los expertos.
Así, juegan un papel importante como reservorio de diferentes virus y como vectores. En cuanto al coronavirus, se les considera los supuestos precursores de las pandemias asociadas a los virus SARS-CoV en 2002 (China), MERS-CoV en 2012 (Oriente Medio) y también se han asociado al origen evolutivo en la última pandemia causada por el SARS-CoV-2.
Sin embargo, desde el IREC insisten en que «su función como transmisor, así como los riesgos y factores epidemiológicos derivados de su capacidad como reservorio natural, no están del todo claros», así como en que «no hay documentado ningún caso de transmisión de coronavirus de murciélago a humanos» y los beneficios que aportan a los ecosistemas son mayores que los posibles riesgos.
«Es importante destacar que los murciélagos desempeñan un papel clave tanto en los ecosistemas naturales como en los antropizados, con contribuciones fundamentales para el bienestar humano, como la depredación de insectos que son plagas agrícolas o que son transmisores de enfermedades o la polinización o la dispersión ecológica de semillas, entre otros múltiples beneficios», insiste el IREC.