Palpitaciones: estos son los valores ideales para un adulto en un electrocardiograma
A veces, estos síntomas no son muestra de algo más grave, aunque el especialista llevará a cabo pruebas para asegurarse
El sentir un cambio en el ritmo del corazón es una de las causas más frecuentes de consulta en cardiología. A veces, esto puede estar provocado por un exceso de café o de tóxicos como el alcohol (que es un importante excitante cardiaco), la cocaína o las anfetaminas. Además, en muchas ocasiones estas palpitaciones terminan derivando en alteraciones del ritmo que son patológicas.
Para evitar que esto ocurra es bueno llevar a cabo prácticas de relajación, como el yoga o el qi gong, además de llevar a cabo un mínimo de ejercicio físico con regularidad. No obstante, en The Objective explicamos cómo identificar las palpitaciones y en qué casos es necesario acudir a un médico.
Cómo se notan las palpitaciones
Las palpitaciones podrían definirse como la percepción desagradable de los latidos cardiacos. Estos pueden ir acompañados, o no, de sensación de golpeteo en el pecho, en la garganta o en el cuello. Es posible sentir como si los latidos saltaran o se detuvieran. Pero esa sensación no tiene por qué implicar necesariamente una alteración en el ritmo normal del corazón.
A veces, las personas también pueden experimentar sensación de latidos cardiacos omitidos o de vacío en el pecho, pero cede rápidamente y no tiene importancia alguna. Esto es lo denominado como extrasístole (es decir, un latido prematuro, que llega demasiado pronto); después de este, el corazón tarda un poco más antes de generar el siguiente latido (este retraso es la conocida como pausa compensadora). Además, es normal percibir el latido después de la pausa porque suele ser un poco más intenso que el latido normal.
Además, hay ciertas situaciones en las cuales el presentar palpitaciones no suele significar que exista una enfermedad del corazón grave. Esto ocurre, sobre todo, si no hay antecedentes en este aspecto y, por lo demás, el paciente es una persona sana. Algunos ejemplos de estos casos en los que no hay que preocuparse son:
- Palpitaciones que aparecen de forma muy ocasional (menos de una vez al año).
- Las asociadas con emociones fuertes (tanto las positivas como las negativas).
- Cuando aparece fiebre.
- Es frecuente sentir el latido del corazón más acelerado después de haber realizado cierto esfuerzo físico, pero es importante que no vaya acompañado de ningún otro síntoma.
Además del café o tóxicos como el alcohol, también influyen en la aparición de palpitaciones ciertas pastillas «milagrosas» para adelgazar. Estos fármacos suelen presentar, de forma más o menos encubierta, algún elemento (como tiroides u otro tipo de excitantes), que pueden producir palpitaciones.
Conocer los antecedentes de las palpitaciones
A la hora de consultar al médico sobre estos síntomas, lo más común es que empiece por hacer una historia clínica para conocer los antecedentes de salud más relevantes. Esto puede llevarlo a encontrar algo que, aunque el paciente no lo haya visto, esté relacionado. Para ello, el especialista realizará una serie de preguntas para intentar llegar al origen de las palpitaciones, entre las que pueden destacar:
- La frecuencia con la que aparecen (a diario, una vez al año, solo los días laborables…).
- Si siente algún otro síntoma cuando aparecen las palpitaciones, como mareo, nausea, dolor de pecho o fatiga. O si nota sudoración importante o se ha desmayado alguna vez tras sentir estas palpitaciones.
- Si existe alguna situación que favorezca su aparición y si, además, cuando ocurre hace algo que produzca un claro alivio.
- Si existe un patrón temporal (aparecer en momentos del día concretos, como durante la noche o en la siesta).
- Si nota el pulso rápido durante estos episodios o si es capaz de identificar un ritmo concreto o no. Esta puede ser una de las preguntas más difíciles de responder, ya que a veces el nerviosismo que producen estos episodios no permiten dar una respuesta certera.
- Por último, una pregunta fundamental es si los síntomas empezaron y terminaron súbitamente o, por el contrario, no el paciente no puede precisar claramente el momento concreto de inicio y de fin.
La exploración física también ayuda en el diagnóstico
Después de haber realizado todas las preguntas, el especialista llevará a cabo una exploración física. La más elemental consiste en tomar el pulso en diferentes puntos (es probable que dedique algo más de tiempo en observar las pulsaciones en el lado derecho del cuello), auscultación cardiaca y pulmonar y tomar la tensión arterial. También es probable que lleve a cabo un electrocardiograma. El ritmo normal que debe mostrar el corazón, estando en reposo, es de 60 a 100 pulsaciones por minuto.
Después de que el cardiólogo haya visto los resultados de la historia y la exploración física, puede considerar que no hay nada por lo que preocuparse y que no son necesarias ni exploraciones ni pruebas adicionales. Esto significa que no hay ninguna causa alarmante en relación con las palpitaciones.
En caso de que esto ocurra, lo mejor es no prestar demasiada atención a los síntomas y evitar los factores que ya se han descubierto que favorecen su aparición. Además, las ya mencionadas técnicas de relajación y la práctica de ejercicio físico suelen ayudar.
Qué ocurre si las pruebas no son claras
Si, en el caso de haber hecho la historia y la exploración física detallada, además del electrocardiograma, aún siguen las dudas en cuanto a su origen o diagnóstico, el cardiólogo puede decidir llevar a exploraciones más sofisticadas. Algunas pueden ser un electrocardiograma durante 24-48 horas (conocido como holter-ECG) o un ecocardiograma.
Ambas pruebas orientarán el diagnóstico definitivo e incluso permitirán recomendar el tratamiento de alguna cardiopatía que pueda estar relacionada con las palpitaciones. En aquellos casos en los que las pruebas den lugar unos resultados adversos será necesario atención urgente, aunque estos suelen ser una minoría.