Casi 65.000 personas acudieron a Cáritas Española en 2022 para buscar empleo
De ellas, 12.807, una de cada cinco, consiguió acceder a un puesto de trabajo, ya sea en una empresa del mercado laboral ordinario o en una de inserción social
Durante el año pasado, 64.865 personas en toda España recurrieron a la ayuda de Cáritas para buscar un trabajo y participaron en su programa de empleo, que va desde la orientación laboral hasta la intermediación con las empresas, según el informe anual de Economía Solidaria de la organización, publicado este jueves.
Aunque Cáritas Española celebra que en torno a una de cada cinco de estas personas logra acceder a un puesto de trabajo, su director de Acción Social, Francisco Lorenzo, incide en que el empleo por sí solo no es suficiente. «Un empleo sin apellidos no garantiza una inclusión y unas condiciones de vida dignas. No vale cualquier tipo de empleo», ha resaltado este miércoles en la presentación del documento en Albacete.
Por ello, los programas de inserción socio-laboral y de economía solidaria de la organización, dirigidos a personas con problemáticas sociales, se orientan más a «enseñar a pescar» que a tratar de cubrir las necesidades básicas.
«Nuestra experiencia nos demuestra que la gente se quiere ganar la vida dignamente. La gente no quiere ayudas; quiere incorporarse a un mercado laboral que le acoja y que le dé oportunidades», ha argumentado.
Las 64.865 personas a las que acompañó Cáritas en España durante 2022 suponen un incremento del 13,3 % respecto a las 57.233 del año anterior.
De ellas, 12.807, una de cada cinco, consiguió acceder a un puesto de trabajo, ya sea en una empresa «normalizada» (es decir, del mercado laboral ordinario) o en una de inserción social, dirigidas a personas con dificultades para acceder a un empleo.
Las 67 iniciativas de economía social de Cáritas Española, asentadas sobre valores como la sostenibilidad y el respeto al medioambiente y los derechos, generaron 2.373 puestos de trabajo en 2022 relacionados con la actividad textil, la gestión ambiental y de residuos, la limpieza y la restauración, entre otros.
2.125 de ellas tienen un contrato de inserción para aprender un oficio, o ponerlo en práctica tras una formación, antes de lanzarse al mercado laboral ordinario.
La cafetería Romero y la escuela de hostelería El Sembrador, en Albacete, son dos ejemplos de estos «espacios de entrenamiento real», en palabras de la coordinadora de programas de Cáritas Albacete, Ana López.
La organización de la Iglesia destinó el año pasado 35,3 millones de euros a «itinerarios» de inserción socio-laboral.
Estos programas duran entre seis meses y tres años, aunque la mayoría permanece en ellos en torno a dos años, y permiten que alguien que entra con «mayor vulnerabilidad», sin una formación adecuada, salga con «mayor fortaleza», ha explicado Lorenzo.
«2.700 euros por persona: es la inversión que hacemos, lo que nos cuesta que una persona acceda a un puesto de trabajo. Una persona que deja de percibir prestaciones públicas, que comenzará a pagar impuestos, a comprar… Es una inversión», ha detallado.
En línea con años anteriores, la mayoría de los participantes en los programas de empleo son mujeres (64 %), de más de 45 años (39 %) y con estudios básicos (38 %).
Por su procedencia, el 52 % son ciudadanos extracomunitarios; el 43 %, españoles, y el 5 % restante, europeos.
En total, Cáritas Española dedicó 117,5 millones de euros a todas sus iniciativas de economía social, que, además de la inserción sociolaboral, incluyen otros programas de empleo y de comercio justo.
Las acciones de comercio justo supusieron una inversión de 635.030 euros, de la que se logró recuperar el 89 % por la venta de productos, un total de 564.693 euros.