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Sociedad

Sacrificio masivo de caballos y otros animales en un yacimiento tartésico

Los huesos de 52 animales, sobre todo caballos, son fruto de prácticas rituales realizadas por las últimas comunidades de Tarteso

Sacrificio masivo de caballos y otros animales en un yacimiento tartésico

Reconstrucción del yacimiento arqueológico de Casas de Turuñuelo (Badajoz). | Construyendo Tarteso

Apenas se conocen yacimientos arqueológicos de la Edad del Hierro en la región mediterránea con evidencias de grandes sacrificios de animales, y existe un vacío entre la información ofrecida por las fuentes escritas y la del registro arqueológico. Esto dificulta una comprensión clara sobre las pautas y protocolos de esta práctica ritual, pero un nuevo estudio desvela algunas claves.

Hace unos 2.500 años, los habitantes del edificio de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) llevaron a cabo un singular ritual en el patio de este enclave. Esta joya arqueológica del siglo V a. C. se halló en 2017 y, desde entonces, su estudio ha dado lugar a nuevos descubrimientos que están cambiando nuestro conocimiento sobre la cultura tartésica, considerada por los griegos como la primera civilización de Occidente.

Ahora, una investigación publicada en la revista PLOS ONE, liderada por el Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC) y el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i), determina que el mayor sacrificio animal descubierto en el Mediterráneo occidental durante la primera Edad del Hierro, con 6.770 restos óseos de 52 animales, es fruto de las prácticas rituales realizadas por las últimas comunidades de Tarteso.

«Los resultados del estudio zooarqueológico de los restos óseos de estos 52 animales y del análisis microestratigráfico manifiestan que este sacrificio masivo formó parte de una serie de rituales realizados en los últimos años del edificio hasta su abandono, cuando fue sellado intencionalmente a finales del siglo V a.C. bajo un túmulo de 90 metros de diámetro y seis de altura», explican Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, directores de las excavaciones e investigadores del IAM, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura.

Caballos, toros, cerdos y un perro

Los investigadores han identificado los restos de seis bóvidos, cuatro cerdos, un perro y 41 équidos (caballos, asnos y sus híbridos), el grupo más representado con diferencia.

Depositados en tres fases

Las pruebas tafonómicas (evolución de los restos), microestratigráficas y las dataciones radiocarbónicas muestran que los animales fueron depositados en el patio del enclave tartésico a lo largo de tres fases.

En la primera, existen indicios de que los animales fueron expuestos a la intemperie de forma parcial, ya que se han hallado huesos modificados por la acción de animales carroñeros. En la segunda y tercera fase, los esqueletos están completos y en conexión anatómica, lo que sugiere un entierro rápido.

Estos datos indican que este espacio se utilizó repetidamente a lo largo de varios años para rituales de sacrificio cuyas prácticas y propósitos variaron, aunque todavía no se conozcan todos los detalles.

«En la última fase, junto al sacrificio de dos équidos, se depositaron los restos de un banquete que incluía el consumo de carne de bovinos y porcinos», comentan María Pilar Iborra y Silvia Albizuri, investigadoras del IVCR+i y del Instituto de Arqueología de la Universidad de Barcelona (IAUB) que han coliderado el estudio.

«Si bien no podemos saber exactamente si se trata de sacrificios realizados como ofrenda a las deidades, o se trata de sacrificios vinculados a determinadas festividades o rituales específicos- propiciatorios-, si que es cierto  que las excavaciones y la investigación que hemos llevado a cabo nos esta aportando muchos datos para acercarnos a la funcionalidad de estos sacrificios», explica Iborra a SINC.

Importancia del caballo en la Edad del Hierro

Respecto al gran número de équidos encontrados y su importancia durante la Edad del Hierro, comenta: «El caballo era un símbolo de poder y de estatus social. Su uso estaba destinado a la monta, pero también al tiro o transporte, por esta razón su consumo durante la Edad del Hierro es muy puntual. Su simbología, según las fuentes clásicas se relaciona con la fecundidad, prosperidad, pero también con el tránsito hacia la muerte. Además del caballo, los asnos y las mulas son animales muy preciados para las sociedades de la Edad del Hierro».

La disposición de los cadáveres de animales sugiere una intención en la exposición y escenificación de los sacrificios, según los investigadores.

Plantas quemadas y tabas de oveja

Además de restos animales, este trabajo recoge el hallazgo de vegetales incinerados que pudieron formar parte de ofrendas y de objetos asociados a actividades simbólicas, como tabas de oveja

Este tipo de información proporciona detalles sobre los protocolos rituales en este yacimiento, incluyendo la selección intencionada de animales adultos en lugar de jóvenes, y la importancia del fuego evidenciada por la presencia de las plantas y animales quemados.

En conjunto, Casas del Turuñuelo presenta características únicas en comparación con otros yacimientos, como la gran abundancia de caballos sacrificados, y este estudio supone un avance en los esfuerzos por contextualizar los sacrificios rituales de animales en toda Europa durante la Edad del Hierro.

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