Tocar un instrumento sube las notas en lengua, matemáticas y ciencias
Después de años dedicados a la música, estos alumnos llegan a tener un nivel un curso superior a sus compañeros
Los alumnos que tocan un instrumento o que tienen estudios musicales en general sacan mejores notas en todas las asignaturas, muy particularmente en lengua, matemáticas y ciencia. Incluso, después de años de práctica, en el último ciclo de secundaria pueden llegar a tener un nivel equivalente a un curso más respecto a sus compañeros.
Son las conclusiones de un estudio elaborado por la Asociación Americana de Psicología, que también señala que la música incrementa habilidades como la capacidad de aprendizaje, la atención, la coordinación mente-manos, la capacidad de escucha, de trabajar en grupo y la disciplina.
Los autores de la investigación hicieron un seguimiento 112.000 estudiantes que iniciaron la Educación Primaria entre los años 2000 y 2003, y estudiaron con particular atención a aquellos que hubieran estado involucrados en alguna actividad musical en el último ciclo de Secundaria (4º de la ESO y Bachillerato); además, hicieron sus comparaciones con base a exámenes oficiales de matemáticas, ciencias y lengua. Del total de alumnos que examinaron, el 13% había tenido contacto con la música en un nivel medio o avanzado. Así, los autores del estudio descartaron por ejemplo las clases de guitarra por considerarlas de menor dificultad y sólo incluyeron en el grupo de los alumnos musicales a los integrantes de bandas sinfónicas, orquestas, bandas de jazz, coros y a los alumnos de piano de conservatorio y jazz vocal.
Mejoras en todas las materias y al margen de otros factores
La investigación concluye que hay una relación directa entre el grado de compromiso de los alumnos con las actividades musicales y la mejora de resultados en todas las asignaturas. Esta relación quedaba aún más clara en lengua, ciencias y matemáticas. En el caso de los estudiantes que llevaban muchos años aprendiendo un instrumento y que al final de la Secundaria tocaban en algún tipo de agrupación —bandas, orquestas, etc.—, su nivel académico podía estar un curso entero por encima del de sus compañeros.
También observaron que las mejoras se mantenían al margen de factores como el sexo, la raza o el contexto socioeconómico de los alumnos. Dentro de los alumnos musicales, las mejoras eran más marcadas en los que escogieron un itinerario instrumental sobre uno vocal.
Peter Gouzouasis, uno de los autores del estudio señala que algunas habilidades aprendidas en bandas, orquestas y clases de conservatorio se transfieren de manera muy amplia al aprendizaje de los adolescentes en la escuela. Este pedagogo apunta a que aprender a tocar un instrumento, tanto en solitario, como acompañando a otros, es muy exigente; es un proceso que implica aprender a leer música o desarrollar coordinación entre la mente, los ojos y las manos. Asimismo, implica disciplina a lo largo del tiempo y capacidad de trabajar en equipo.
Apostar por la música en la educación
Los autores del estudio confían en que las conclusiones de su investigación se difundan en el mundo educativo, particularmente entre los políticos y todos aquellos que toman decisiones en este ámbito. Argumentan que en las últimas décadas se han privilegiado determinadas áreas de enseñanza, como la numeración y la alfabetización, en detrimento de otras, como la música.
Los investigadores argumentan que los políticos recortan con frecuencia los presupuestos destinados a contratar profesores de música, a adquirir instrumentos y, en general, a todo lo relacionado con la música. Lo hacen defendiendo que hay otras áreas donde esos recursos son más urgentes, como las matemáticas, la lengua o las ciencias. Lo paradójico, señalan, es que parece que una de las políticas más eficaces para mejorar esos ámbitos de aprendizaje es, precisamente, apostar por más música en las escuelas.