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El fracaso escolar es cuatro veces mayor en los alumnos que no leen bien en Primaria

Los expertos proponen las tutorías en pequeños grupos para combatir los efectos del déficit lector

El fracaso escolar es cuatro veces mayor en los alumnos que no leen bien en Primaria

España ha registrado un descenso continuado en sus resultados de comprensión lectora desde el año 2009. | Freepik

Una de las competencias educativas más fundamentales tiene que ver con la lectura, tanto con la capacidad de realizarla con fluidez como con la de comprender lo que se lee. De ahí que preocupen tanto los resultados del último informe PISA, que en general han reflejado una drástica caída en la comprensión lectora para los países de la OCDE y de la Unión Europea; España, por su parte, continúa su ininterrumpido descenso en este apartado desde 2009.

La preocupación es lógica por lo fundamental de esta competencia. Aunque no sea ideal, se puede salir adelante en el sistema educativo sin dominar un segundo idioma o incluso con ciertos problemas en matemáticas —asignatura que a muchos se les atraganta—, pero la lectura es básica para el aprendizaje en todas las materias, de ahí que los efectos de no controlarla sean tan devastadores.

Es lo que muestra el estudio ‘Double Jeopardy: How Third-Grade Reading Skills and Poverty Influence High School Graduation’, elaborado por la Annie E. Casey Foundation —una de las asociaciones centradas en infancia y juventud más influyentes de Estados Unidos—, que apunta a que el nivel de lectura en Primaria aumenta en muchos casos las probabilidades de que un alumno acabe cayendo en el fracaso escolar. El estudio se realizó sobre casi 4.000 estudiantes a cuyas familias se les hacían encuestas cada dos años para determinar su nivel económico y otros factores.

En concreto, la investigación liderada por el profesor Donald J. Hernandez, de la University of New York, muestra que el 16% de los chicos que no leen con soltura al final de tercero de Primaria no terminan la Secundaria, un porcentaje cuatro veces mayor que los alumnos que sí tienen un nivel de lectura adecuado para su edad. En los estudiantes que tienen peor nivel la probabilidad de graduarse es seis veces menor. Dicho de otra manera: el total de estudiantes que no llegan a la competencia adecuada de lectura es de un tercio del total, pero años después representa un 60% de aquellos que no llegan a graduarse o que lo hacen en más cursos de los previstos.

La pobreza, otro factor de riesgo

Esta cifra del 16% se eleva al 26% en los estudiantes que sufrieron pobreza durante un único año de su escolarización, mientras que, si esa situación se prolonga en el tiempo y viven en un vecindario de bajo nivel socioeconómico, los que no llegan a graduarse son el 35%. En general, el 22% de los chicos cuyas familias no tienen medios suficientes no termina la Secundaria, por sólo el 6% del resto de sus compañeros.

La pobreza, además, lleva sus efectos más allá del nivel de competencias: en caso de venir de una familia vulnerable, el fracaso escolar es cinco puntos superior al de otros alumnos incluso aunque lean con fluidez. Por el contrario, la lectura sí supera a los menores ratios de graduación que se dan entre los estudiantes negros y latinos en Estados Unidos; si llegan a un buen nivel de lectura, sus niveles de fracaso escolar se igualan con el de sus compañeros blancos.

Las tutorías en pequeños grupos, una posible solución

Para paliar este déficit de nivel lector son varios los expertos que recomiendan la implantación de tutorías en pequeños grupos dirigidas a los alumnos rezagados, una solución que ha cogido fuerza a raíz de la pandemia. Por ejemplo, Matthew A. Kraft y Grace Falken, de la Universidad de Brown, proponen desarrollar un programa para extender media hora el horario escolar en todo Estados Unidos. Ese tiempo extra se usaría para reforzar las competencias consideradas más esenciales, lengua (incluyendo la lectura) y matemáticas. La atención sería muy cercana, ya que cada tutor sólo tendría entre dos y cuatro alumnos a su cargo. Estos responsables serían voluntarios sacados de la etapa educativa inmediatamente superior a la del estudiante en cuestión (es decir, los de Secundaria harían de tutores a los de Primaria y los universitarios a los de Secundaria). Se les compensaría, en función de su etapa, con créditos, ayudas o becas.

Las tutorías en pequeños grupos son unas de las medidas educativas para las que existe más evidencia empírica de efectividad en estudios rigurosos de investigación. En este sentido, un metaanálisis de 96 artículos de experimentos aleatorios publicado en 2020 en el National Bureau of Economic Research (NBER), mostró que el efecto de las tutorías en pequeños grupos es importante y significativo, con un 37% de la desviación estándar (los efectos superiores al 30% de la desviación estándar se consideran grandes impactos).

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