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Así impacta la arquitectura de los hospitales en la experiencia del parto

En gran medida, estas mujeres elegían hospital guiadas por la impresión a primera vista

Así impacta la arquitectura de los hospitales en la experiencia del parto

Una sala de hospital. | Freepik

El proceso de parto en la mujer es un momento transformador y decisivo que afecta a la calidad de vida del recién nacido, pero también al nivel de salud, económico y social de la nueva familia. Una parte fundamental de la experiencia de la madre viene condicionada por el lugar del parto, que puede ayudar o dificultar el proceso fisiológico e influye en su nivel de satisfacción. Por este motivo, decidimos investigar las percepciones acerca de los elementos de diseño del paritorio que influyen en la experiencia de la madre a largo plazo.

Dos investigadoras de la Universidad Politécnica de Madrid y el Instituto de Salud Carlos III, junto con dos arquitectas profesionales (del estudio de arquitectura Parra-Müller), analizamos los testimonios de partos relatados por madres que, por su formación y profesión, tenían la capacidad de profundizar sobre el diseño arquitectónico del entorno del parto (arquitectas, ingenieras, paisajistas o diseñadoras de interiores).

Escuchando a las madres

En gran medida, elegían hospital guiadas por la impresión a primera vista. Entre los recuerdos que quedaron grabados en las memorias de las madres en relación con esta primera impresión estaba la búsqueda instintiva de conexión con la naturaleza, pero también el itinerario despersonalizado por accesos y pasillos.

«Entramos por urgencias, no hay nadie esperando, me reciben con una silla de ruedas, directa a correas. En una sala que no sé lo que es (no es sala de espera, no es habitación, no es sala de partos). (…) Se van y allí me quedo yo mirando la sala sin saber dónde estoy. (…) Disculpen, me voy, no quiero parir aquí».

El acompañamiento y arropamiento durante el proceso de parto fue otro de los temas clave que apareció en el análisis de los 25 testimonios seleccionados. Los aspectos mejor valorados fueron el espacio para el movimiento y la posibilidad de adaptar la habitación a sus preferencias.

Por el contrario, el hecho de no poder regular la temperatura o no disponer de espacio suficiente para el acompañante resultaban aspectos desfavorables.

«Llegamos a la habitación. Es una habitación individual, con baño, luminosa, con espacio, acogedora. Me siento en un hotel, no en un laboratorio. Me siento persona, no número de barras. En la habitación se respira tranquilidad, cariño».

Otro de los temas que abordaron los testimonios fue lo que las madres describieron como «daños colaterales», incluyendo espacios clave en el proceso del parto como el aseo, el quirófano o la sala de neonatos.

Estos espacios fueron destacados por no responder a las necesidades derivadas del proceso de parto. En cuanto al aseo, se relataban experiencias insatisfactorias cuando no estaba integrado en el paritorio.

«Para llegar al aseo había que cruzar un pasillo. Estaba con contracciones fuertes y tenía que sujetarme la tripa. En todo esto fue imposible cogerme la bata del hospital, así que se me veía entera, desnuda, por detrás. En el mismo pasillo había una familia al completo de otra parturienta, y me estaban viendo todos mientras yo iba, como podía, al baño: descalza, ¡medio desnuda y gimiendo entre contracciones me arrastraba al baño… Ese momento no me gustó mucho!»

Con respecto a los quirófanos, a las madres les desagradaba que permanecieran inmutables ante el nacimiento de una nueva familia, como si la cesárea fuera otra operación más. En cuanto a las unidades neonatales, planteaban la falta de espacios para la familia, que provocaba la separación no deseada de su bebé y la dificultad de empezar a amamantar.

Visión de futuro

Las madres que participaron en este estudio también aportaron propuestas para mejorar futuros diseños.

Gracias a este trabajo, las investigadoras mapearon los elementos de diseño, identificados por las madres participantes, que podían producir satisfacción o insatisfacción en el parto. Destacaban la luz natural o, en su defecto, luz artificial regulable. También se valoraba positivamente que hubiese mobiliario para gestionar las contracciones en distintas posturas, así como el baño integrado en la habitación.

Sin duda, son necesarios más estudios que incorporen la experiencia de la mujer en el proceso del parto para elaborar diseños basados en evidencias.

The Conversation

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