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Llegan los primeros bioimplantes para pacientes con infarto de miocardio

La nueva terapia se ha optimizado en el laboratorio bajo los más altos estándares de biofabricación

Llegan los primeros bioimplantes para pacientes con infarto de miocardio

Shutterstock.

Se acaban de hacer públicos los resultados de un estudio pionero en el mundo basado en el tratamiento de pacientes con infarto de miocardio con un medicamento de terapia avanzada destinado a reparar su corazón. Y trae buenas noticias: usar terapias basadas en la aplicación de células madre y la ingeniería de tejidos para favorecer la regeneración de tejidos dañados en humanos ya es una realidad.

La nueva terapia, que emplea células madre de cordón umbilical y una porción de pericardio –una membrana que rodea al corazón–, se ha optimizado en el laboratorio bajo los más altos estándares de biofabricación. Bautizada como PeriCord, está concebida para aplicarse en pacientes candidatos a un bypass coronario, aprovechando que tienen que pasar por el quirófano. Su objetivo es reparar la cicatriz que se forma en el área del corazón afectada por el infarto.

El estudio que demuestra la efectividad de PeriCord se llama PERISCOPE, de las siglas del inglés Pericardial Matrix With Mesenchymal Stem Cells for the Treatment of Patients With Infarcted Myocardial Tissue. Y ha sido fruto de una colaboración entre el grupo de investigación en nuevas terapias del iCor (Instituto del Corazón del Hospital Germans Trias y Pujol de Badalona) y el Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona.

Quitar y añadir células

Cuando nuestro corazón sufre un infarto de miocardio, de inmediato deja de latir adecuadamente y le cuesta bombear la sangre al resto del cuerpo. La mejor manera de solucionarlo sería regenerar el área dañada, el tejido muerto, eliminando la cicatriz.

El PeriCord se fabrica a partir de pericardio de un donante de tejidos, que se descelulariza, liofiliza y esteriliza previamente para un óptimo manejo y conservación. Antes de la intervención, la membrana se vuelve a repoblar con células madre derivadas de cordón umbilical, que ejercen potentes efectos antiinflamatorios.

Precisamente este poder antiinflamatorio es una de las principales fortalezas de la nueva terapia. Se ha comprobado que el PeriCord promueve el cambio a un estado antiinflamatorio general del paciente. De este modo, mitiga los efectos perjudiciales asociados a una inflamación prolongada.

Probado en siete pacientes

Hace ya casi cuatro años, en el Hospital Universitario Germans Trias y Pujol se demostró la factibilidad y seguridad clínica de Pericord con dos primeros pacientes de prueba.

Tras su éxito, los investigadores decidieron ampliar el estudio a un total de 10 candidatos a bypass coronario, de los cuales cinco también fueron tratados con bioimplantes y cinco sin ellos, para así poder comparar los resultados obtenidos en las dos cohortes.

Todos los pacientes tenían una calidad y una esperanza de vida seriamente reducidas. Con el bypass se aseguraban de recuperar la irrigación sanguínea en la zona dañada. Y con el bioimplante se intentaba ir un paso más allá, estimulando mecanismos celulares y moleculares cruciales para reparar la cicatriz.

Foto del bioimplante PeriCord. UAB

El tratamiento ha resultado ser un éxito. Por un lado, el PeriCord ha demostrado ser un medicamento con una excelente biocompatibilidad, minimizando radicalmente el riesgo de rechazo y garantizando que el cuerpo lo tolere perfectamente sin ningún tipo de efecto adverso.

Por otro, sus propiedades antiinflamatorias abren la puerta a que pueda convertirse en una valiosa herramienta terapéutica destinada a regular procesos inflamatorios en otras patologías, en las que también se producen reacciones de inflamación exacerbada que dificultan posteriormente la reparación de los tejidos dañados.

Las donaciones desinteresadas lo han hecho posible

Cómo para la mayoría de medicamentos, se ha llegado al PeriCord después de más de una década de estudio e investigación. Y puesto que en el campo de la ingeniería de tejidos se usan componentes biológicos de origen humano donados voluntariamente, también se han necesitado donaciones desinteresadas, tanto de tejido de pericardio como de células madre del cordón umbilical de recién nacidos. Son esos donantes los que han hecho posible que exista una nueva herramienta terapéutica que mejora la calidad de vida de los pacientes que sufren un infarto de miocardio.

Durante la intervención en el quirófano, los cirujanos fijan el bioimplante generado en el laboratorio en la zona del corazón afectada. El bioimplante se integra y se adapta perfectamente a la estructura y a los movimientos del corazón en un corto plazo, recubriendo completamente la cicatriz que había dejado el infarto.

Tras comprobar que la terapia no genera rechazo por parte de los pacientes receptores y que tiene una gran capacidad de modular la inflamación sistémica de los pacientes, los promotores del estudio se plantean ahora explorar sus posibles beneficios en otras patologías que progresan debido a procesos inflamatorios sin control.

Santiago Roura Ferrer, Profesor asociado Facultad de Medicina, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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