Condenado a 32 años de cárcel un hombre por asesinar al vigilante de un prostíbulo
El individuo asegura que disparó al vigilante para defenderse y que la agresión sexual fue en realidad consentida
La Audiencia de Girona ha condenado a 32 años de prisión a Daniel F., por asesinar al vigilante de un prostíbulo de Castell-Platja d’Aro y violar a una mujer a los que instó a desplazarse a su domicilio en septiembre de 2020.
La Audiencia ha hecho pública su sentencia después que, el pasado 10 de mayo, el jurado popular declarara al acusado – vecino de 33 años de Calonge i Sant Antoni (Girona)- culpable.
Por el delito de asesinato, la Audiencia de Girona le impone veinte años de prisión, a los que se suman siete y medio por la violación, cuatro por la detención ilegal y seis meses por tenencia ilícita de armas.
El magistrado ha especificado además que el cumplimiento mínimo efectivo de la condena queda fijado en treinta años.
El jurado no creyó la versión del procesado de que la persona al frente del prostíbulo y su marido le habían amenazado por una deuda de quinientos euros por drogas.
La versión del acusado
El ahora condenado aseguró en el juicio que disparó al vigilante para defenderse y que la agresión sexual fue en realidad una relación consentida.
La sentencia, en virtud del veredicto, considera probado que, sobre la 01:00 horas del 13 de septiembre de 2020, el vigilante acompañó a la mujer y al acusado hasta la casa de éste, donde sin ser visto cogió una escopeta de su padre, sin tener permiso para su uso.
Después les guió hasta una urbanización de Calonge i Sant Antoni y, según la sentencia, disparó a José María Triguero «de manera rápida y sorpresiva y a sabiendas de que iba absolutamente desarmado y por lo tanto no se podría defender”.
“Una vez eliminado el obstáculo que le impedía acometer el acto sexual que había planeado”, añade la sentencia, ya que el asesino se había presentado sin dinero en el prostíbulo, se llevó a la mujer a un paraje solitario y la violó.
Al cabo de un rato, condujo hasta un lugar más alejado y repitió la agresión, todo ello, según detalla el magistrado, desde la conciencia de que se coartaba «la libertad deambulatoria de la víctima”, a la que pidió que durmiese en su compañía hasta que amaneciera.
Ocho años de libertad vigilada
La mujer se liberó sobre las 8:00 horas y escapó monte a través hasta llegar a una gasolinera, donde pidió ayuda.
Además de la pena de 32 años de prisión, la sentencia también le impone, al salir de la cárcel, ocho años de libertad vigilada.