El día que el dalái lama se fue sin pagar la cuenta de 30.000 euros de un hotel español
El actor estadounidense Richard Gere, un reconocido budista, fue quien saldó la deuda con el Hotel Arts Barcelona
El lujoso Hotel Arts de Barcelona acogió durante una semana, en 1994, al dalái lama y 12 personas de su séquito. «Pidió sábanas y cortinas de color naranja. Pero durmió en el suelo», ha explicado el exdirector de esta empresa Lluís Marcó. El problema vino a la hora de pagar la cuenta: nadie del entorno del dalái se hizo responsable del pago y, finalmente, hubo que recurrir a Hollywood.
En total, la deuda de la máxima autoridad del budismo tibetano ascendía a cinco millones de pesetas (30.000 euros), como ha explicado Marcó en una entrevista para La Vanguardia. La apariencia de austeridad por dormir en el suelo se desdibuja con esta cifra que, además, el hotel tuvo problemas para cobrar.
Desde el Hotel Arts llamaron tanto a la Casa del Tíbet como a otras organizaciones relacionadas con el dalái lama, para intentar que alguien se hiciera responsable del pago. Sin embargo, no tuvieron éxito. Finalmente, a Marcó se le ocurrió una idea para solucionar el ‘simpa’: «Escribí a Richard Gere».
El famoso actor es un reconocido budista y seguidor del dalái lama que, en ese año, se hizo cargo de su deuda: «Me respondió en una gentil carta… con un cheque. Richard Gere pagó la factura».
El Hotel Palace y el rey de Egipto
La del dalái lama no es la única anécdota que cuenta Marcó, aunque sigue asegurando que se debe a la discreción pese a estar jubilado. En la misma entrevista habla de otro hecho que ocurrió cuando trabajaba en el Hotel Palace de Lausana, una noche en la que estaba alojado el rey Faruk de Egipto. El monarca organizó una fiesta en su suite cuyo ruido incomodó a algunos clientes.
«Una noche se quejaron unos clientes por una fiesta ruidosa en la suite del rey Faruq de Egipto. ‘Sube y dile a su majestad que rebajen el ruido’, me ordenó el jefe. ‘¿Cuánto vale este hotel?’, me espetó el secretario del Rey. ‘El rey compra el hotel, ¡los quejicas que se vayan!», relata el exdirector de hoteles. Era 1959 y el establecimiento costaba cinco millones de dólares; aunque Faruk no acabó comprándolo, sí que pagó la cuenta de todos los clientes.