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Así se vive un torneo de póker internacional desde dentro

THE OBJECTIVE ha sido invitado a cubrir los torneos ESPT y UKIPT, celebrados en el casino de Torrequebrada

Así se vive un torneo de póker internacional desde dentro

La sala central del casino Torrequebrada, en la localidad malagueña de Benalmádena, centro neurálgico de los torneos ESPT y UKIPT. | THE OBJECTIVE

La Costa del Sol es un lugar privilegiado, en más de un sentido. Su ubicación estratégica enfrentando el extremo occidental del mar Mediterráneo es reconocida desde tiempos de la civilización tartésica, pero es su fantástico clima el que atrae a cientos de miles de turistas cada año, además de darle nombre. Según datos publicados por la Diputación de Málaga, de entre todos esos turistas, los que más nos visitan son los procedentes de Reino Unido, con más de 821.000 viajeros entre enero y agosto de 2023, y eso a pesar de las dificultades añadidas por el Brexit que no han de sufrir el resto de turistas europeos. Se puede decir sin temor a equivocarse que a los británicos les encanta este soleado rincón de nuestro país.

Por este motivo, el Casino de Torrequebrada, situado en la localidad malagueña de Benalmádena, ha sido el lugar escogido por la empresa británica PokerStars para la celebración simultánea de los torneos Estrellas Poker Tour (ESPT) y United Kingdom & Ireland Poker Tour (UKIPT). Con el fin de brindar a nuestros lectores un vistazo a este fascinante mundillo, la empresa ha invitado a THE OBJECTIVE a cubrir las últimas tres jornadas del evento y a adentrarse en el universo del juego de cartas más popular del planeta, con participación en una de las mesas incluida. Ambas competiciones pertenecen a la categoría conocida como Texas hold’em, aquella en la que cada jugador posee una mano de dos cartas. También existe el póker de cinco cartas o five-card draw, pero la modalidad texana es la categoría reina en cuanto a popularidad y número de jugadores.

PokerStars, empresa fundada en Costa Rica y trasladada más tarde a la británica Isla de Man, se dedica mayormente al bullente negocio del póker en línea, pero cada cierto tiempo celebran eventos en vivo como estos con el fin de fomentar la interacción de los fans y afianzar su fidelidad a la compañía. Con varios días de duración, en este caso del 11 al 16 de junio, jugadores procedentes de toda Europa pudieron ir a probar su cara de póker y su suerte contra algunos de los mejores jugadores del mundo. Y es que, a pesar de que la importancia de saber jugar las manos correctamente es innegable, el póker es un juego en el que la habilidad sólo puede llevarte hasta cierto punto. A partir de ahí, es todo azar, y eso es lo que hace que sea un juego tan fascinante para tantísimas personas. Todo puede pasar, y puede llegar a haber premios muy cuantiosos en juego.

Ramón Colillas, ganador de un premio de más de 5 millones de dólares en el PokerStars Players Championship de 2019 celebrado en las Islas Bahamas y único en la historia en ganar el campeonato de España y el Circuito Nacional de póker, lo describe de esta manera: «a mí me gusta mucho el tenis y admiro mucho a Rafa Nadal. Como jugador amateur, jamás podría tener la oportunidad de enfrentarme a él en un Grand Slam, pero es que además, si llegara a tenerla, no sería rival para él en absoluto. En estos eventos no sólo puedes competir contra los jugadores que admiras, sino que, por la propia naturaleza del juego, puedes incluso llegar a vencerles». Con esa misma premisa en mente y la posibilidad de pagar la entrada a las mesas a través de victorias conseguidas en el póker online, miles de jugadores procedentes de todos los rincones de Europa han pasado una semana de rápidos cálculos mentales, rictus de seriedad, gafas de sol y plegarias a la diosa fortuna.

El casino, sin ser excesivamente grande, tiene la capacidad perfecta para acoger un torneo de estas dimensiones. La sala central, presidida por una preciosa bóveda de cristal coloreado, daba cobijo a las aproximadamente 40 mesas reservadas para los eventos más multitudinarios. Los grandes jugadores tenían su lugar reservado en la parte trasera, algo más íntima pero igualmente bien acondicionada, junto al escenario reservado para la retransmisión en streaming del evento. En la parte izquierda, un bar que podría haber salido de un clásico de James Bond se sitúa en la cima de medio piso de escaleras, lugar desde donde cualquiera puede disfrutar de una bebida o un bocado mientras observa toda la sala.

Además de las múltiples mesas, repartidas en una variedad de precios de entrada que asegura que la competición pueda llegar a jugadores de todos los ámbitos —desde los aficionados que sólo pueden gastar unos pocos cientos hasta los profesionales que buscan los grandes premios—, el equipo de PokerStars se esmera especialmente por cuidar a todos los participantes en el evento: fiestas de piscina nocturnas con barra libre y un catering delicioso, quedadas para visionar los partidos de la Eurocopa e incluso alocadas noches de karaoke.

La idea es que, además de la seriedad que suele acompañar las partidas más tensas, el ambiente respirado en el casino y sus alrededores sea de diversión y celebración, y lo que no puede conseguir la organización con su encanto y su cuidado de la logística, lo consigue el entorno. Observando la atmósfera que se ha visto este fin de semana, es evidente que la estrategia de PokerStars, que pasa por construir una comunidad de jugadores fuerte y cohesionada, da sus frutos.

La competición a la que nuestro equipo fue invitado es la conocida como Mistery Bounty, una modalidad en la que, a partir de cierto punto, eliminar a un rival te da derecho a una recompensa misteriosa, elegida al azar cuando el jugador escoge uno de los sobres que le ofrecen. Tras un par de horas en las que la falta de experiencia puso a prueba la paciencia y la buena fe del resto de la mesa, un veterano jugador italiano nos eliminó con una escalera. Al no sentir la presión que uno siente cuando el dinero en juego sale de su propio bolsillo, la experiencia fue realmente divertida.

Es en los momentos de diversión cuando el estilo de vida del jugador profesional comienza a destacar. A corta distancia, se nota que casi todos ellos tienen unas mentes tremendamente activas y analíticas. El londinense Barny Boatman, a quien otros jugadores definieron como la mayor leyenda del póker presente en este torneo, es el ejemplo perfecto. Aparentemente un afable y tranquilo abuelo de 68 años, Barny lleva viviendo del póker de manera profesional desde finales del siglo pasado, y es un inmenso pozo de sabiduría sobre este juego —y también sobre la naturaleza humana— en el que es un gusto zambullirse.

En palabras del veterano jugador, el póker «te fuerza a meterte en la cabeza de los demás jugadores si quieres llegar lejos, y al final eso te da una capacidad muy poderosa de analizar no sólo la mente de tus rivales, sino la de las personas en general». Por suerte, Barny tiene buenas noticias para todos: «se trata de un juego de engaño, pero no de deshonestidad. Puedo decir que la gran mayoría de las personas son honradas, tienen buen corazón, tanto dentro como fuera del póker».

Tras seis días de competición, el evento concluyó con la victoria del español Artús Giménez en la mesa principal, llevándose un premio de 145.000 euros por haber logrado ser el último hombre en pie de los 1.146 que peleaban por el primer puesto. La siguiente parada del equipo de PokerStars será en Barcelona este mismo verano, con la celebración del European Poker Tour del 26 de agosto al 8 de septiembre.

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