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Un estudio salda el dilema vacacional entre playa o montaña: ver agua relaja

Visualizar agua en espacios abiertos reduce el ritmo cardíaco y la presión arterial, así como la luz solar aporta felicidad

Un estudio salda el dilema vacacional entre playa o montaña: ver agua relaja

Playa.

Inmersos en el verano 2024, existe un debate histórico dentro de la sociedad española acerca de si viajar como destino vacacional a la playa o a la montaña. Pues bien, un estudio del Departamento de Psicología de la Universidad de California (Estados Unidos), recogido por la revista científica ScienceDirect, ha concluido a partir de diferentes pruebas que visualizar el agua del mar, sin los obstáculos que podrían ocasionar las arboledas de los lagos montañosos, reduce la presión arterial y produce un mayor nivel de relajación en las personas.

Para ello, los autores de estas pruebas midieron la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la relajación subjetiva de los participantes al aire libre. Se trata de dos estudios en los que investigaron si ver agua en entornos al aire libre afectaba el tono autónomo, y en su defecto, las calificaciones subjetivas de relajación en los seres humanos de diferentes edades.

El primer estudio examinó la presión arterial y la frecuencia cardíaca de 32 participantes que centraron su atención en el agua de una piscina, un árbol en un estacionamiento y un pequeño cartel sobre una calle transitada. Los resultados de este estudio mostraron que ver agua durante un minuto y 40 segundos reducía la presión arterial de manera confiable en comparación con ver el árbol y el cartel. La frecuencia cardíaca también era más baja de manera confiable al ver agua que al ver el cartel publicitario.

En cuanto al segundo estudio, extendió esta investigación a una arboleda instalada en un campus universitario, registrando la presión arterial, la frecuencia cardíaca y las calificaciones subjetivas de relajación de 73 participantes sucesivamente en seis sitios, a lo largo de un camino de 1,62 km junto a un arroyo, dos pequeños lagos y el terreno adyacente con áreas abiertas de césped y árboles. En cada sitio, los participantes alternaron aleatoriamente entre ver primero el agua o el suelo.

Los análisis, que se hicieron en promedio para los seis sitios, mostraron que la relación sistólica/diastólica de la presión arterial y la frecuencia cardíaca eran más bajas cuando se veía el agua que cuando se veía el suelo adyacente, un efecto asociado con la calificación subjetiva de relajación. En conjunto, estos hallazgos indican que ver el agua puede afectar el tono autónomo de una manera que podría explicar la calificación subjetiva de relajación.

Resultados adyacentes en diferentes edades

De las 32 personas (16 hombres y 16 mujeres) utilizadas para el Estudio 1 —que eran miembros del equipo de natación Davis Aquatic Masters ofrecidos como voluntarios para participar—, se seleccionaron tres grupos de edad para el estudio. Así, los mismos estaban compuestos por seis hombres y cuatro mujeres de entre 18 y 30 años, cuatro hombres y seis mujeres de entre 31 y 50 años, y siete hombres y cinco mujeres entre 50 y 85 años.

En definitiva, de esta prueba se deduce que, las personas que observan el agua, sienten una mayor relajación que cuando observan cualquier otro tipo de elemento visual y natural. Por ende, podríamos decir que la playa, aunque no sea del gusto de muchos —quienes seguramente prefieran un retiro vacacional en la montaña—, produce un sentimiento de relajación mucho mayor en el cuerpo del ser humano, reduciendo en mayor medida su ritmo cardíaco y su presión arterial.

El sol, un indicativo adicional para la felicidad

Por otro lado, la reconocida empresa de cosmética Babaria, ha elaborado un informe —al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE— cuyas principales conclusiones son: los efectos positivos del aporte extra de vitamina D que nos brinda la luz solar, así como su contribución al aumento de los niveles de serotonina, la producción de endorfinas y la reducción del cortisol. En definitiva: el sol y la felicidad de las personas caminan de la mano.

Con su elaboración no solo se pone de manifiesto los grandes efectos que tiene el sol en el organismo de los seres humanos —tanto a nivel físico como emocional—, sino que también aporta importantes recomendaciones para poder disfrutar del sol siempre de manera responsable y saludable, como la utilización de crema de protección solar, mantener una correcta hidratación y cuidar el horario de exposición.

Los expertos corroboran que cada hora adicional al aire libre reduce significativamente la probabilidad de desarrollar trastornos depresivos, porque «la exposición solar diaria de 30 minutos reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en un 15%, mejorando el estado de ánimo y disminuyendo los síntomas de ansiedad y depresión».

Así lo explica Silvia Álava, doctora en Psicología Clínica y de la Salud: «La exposición al sol, siempre que se realice de forma segura, ayuda a incrementar nuestro bienestar emocional, dado que favorece la producción de melatonina, que sincroniza los ritmos circadianos, con lo que se mejora la calidad del sueño, tan necesaria para proteger tanto nuestra salud física, como mental.  Además, se reducen los niveles de malestar y aumenta la vitalidad, nos permite retomar nuestras actividades diarias y apetece tener un mayor contacto social, produciendo efectos positivos en nuestro estado de ánimo. El sol aumenta la producción de serotonina y endorfinas, relacionadas con la felicidad». 

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