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12 discos para escuchar en vacaciones sin hacer nada más

Dicen las nuevas investigaciones que nos estamos acostumbrando a escuchar canciones y álbumes “de fondo”

12 discos para escuchar en vacaciones sin hacer nada más

Mujer con un tocadiscos. | The Conversation

Dicen las nuevas investigaciones sobre música que nos estamos acostumbrando a escuchar canciones y álbumes “de fondo”, y que eso está modificando la forma de componer melodías. Como desde The Conversation no queremos renunciar a prestarle toda la atención que tenemos a una obra musical que alguien ha pensado y elaborado de forma íntegra, hemos pedido a un grupo de expertos que nos recomienden un álbum que ellos crean que, aprovechando la época estival, debamos escuchar con atención plena, sin hacer otra cosa que no sea sumergirnos en la música y dejarnos llevar. Estas son sus elecciones.

The Queen is Dead, de The Smiths

Afirma ChatGpt que este disco resulta interesante por sus canciones memorables, innovación musical y calidad de sonido. Con ello seguramente estaríamos diciendo poco sobre el culmen de The Smiths. Escucharlo mientras anda o conduce, como tantas veces hice yo, le transportará al centro mismo del flujo de la vida, con sus riffs de guitarra y una voz firme de múltiples matices donde encontramos tanto tristeza serena como alegría concentrada… «There is a light that never goes out», por ejemplo, recarga de energía, mientras “Some Girls Are Bigger Than Others” le hará cantar y llorar. El pop en estado gozoso, que no apaga su luz.

La consagración de la primavera, de Ígor Stravinski

Recomendar un libro, una música, una película, sin duda es una tarea que merece de una reflexión, atendiendo a perfiles, gustos, etc. Pero si tuviera que escoger un álbum de música para recomendar, sin duda escogería La Consagración de la Primavera de I. Stravinski, dirigida por Herbert von Karajan con la Orquesta Filarmónica de Berlín (aunque cualquier versión de calidad sería adecuada). Fuerza, pasión, sensibilidad, emoción, amor, odio, fortaleza, intelectualidad… y un sinfín de afectos y efectos se combinan en esta magistral obra que cualquier oído apreciará y sabrá extraer cada frase o fragmento para canalizar sus sentimientos.

Fantasma, de Cornelius

Si tuviera que recomendar un álbum para escuchar de una sentada en una época como esta, en la que nuestra atención se encuentra bajo mínimos, sin duda me decantaría por Fantasma de Cornelius. Un batiburrillo promiscuo de indie, electrónica, psicodelia y homenajes a mil y una músicas, que constituye uno de los mayores hitos del Shibuya-kei, una de las corrientes más interesantes que dio Japón a finales de siglo. Un disco omnívoro y aceleracionista, perfecto legado del hipercapitalismo nipón de los años 90 y la particular reinterpretación que sus clases medias hicieron de la música occidental. En suma, una experiencia indudablemente posmoderna, pero hecha con tanto amor a la música que es imposible no contagiarse de su calidez y espíritu aventurero.

Love Yourself: Answer, de BTS

Una obra de arte para escuchar y reflexionar. Eso es Love Yourself: Answer, álbum recopilatorio del grupo surcoreano BTS publicado en 2018. En él, la estructura narrativa clásica china (presentación de la trama, inicio, giro, y conclusión) es la protagonista. Gracias a ella, y a una gran variedad de estilos musicales, el grupo nos introduce en una compleja historia de amor (en un sentido amplio), desamor, y epifanía que culmina con un poderoso mensaje. Para poder amar a alguien más primero hay que amarse a uno mismo, con nuestras virtudes y, sobre todo, con nuestros defectos.

19 días y 500 noches de Joaquín Sabina

Todo lo que se puede decir sobre 19 días y 500 noches (1999) ya se ha dicho. Sabina, que estaba ya consagrado como músico y letrista desde hacía tiempo, tocó el cielo con ese álbum y quedó ratificado como una leyenda viva. Cada una de las canciones que contiene es una obra maestra; cada letra, una joya. Pocos placeres se asemejan a escuchar este disco al fresco de la nocturnidad estival con una copita de lo que uno prefiera entre los dedos. Es como leer un buen libro. Y un buen oyente-lector no puede privarse de saborear cómo, con un equilibrio perfecto entre elaboración literaria y ligereza cancioneril, el magisterio de Sabina dibuja el amor y el desamorretrata la posguerra o cuenta una novela negra en unos pocos minutos. Cualquier letrista soñaría con escribir una sola canción como esas, y Sabina incluyó más de diez en un solo álbum.

Variaciones Goldberg de J. S. Bach

Por las venas de la música clásica palpita la eterna búsqueda de la perfección. Un ideal trascendente en el que mora la genialidad. Bach es un dios de ese mundo. Y las Variaciones Goldberg (1741) una sutil muestra de su inmensa maestría en el arte del contrapunto. La obra fue el encargo de un conde enfermo, aquejado de insomnio. Se dice que gracias a ella pudo soportar sus interminables noches, escuchando una y otra vez aquel juego de voces interpretadas por su clavecinista Johann Gottlieb Goldberg. Glenn Gould ha sido el interprete de piano más virtuoso de esta obra. Gold y Gould suenan a «oro», pero aún así la tragedia acompaña a la genialidad. Ese lado oscuro se desvela de forma ejemplar en la novela El malogrado de Thomas Bernhard.

Transformations de Hildegard Westerkamp

Mientras lea este texto probablemente estará inmerso en una experiencia de escucha que, por el simple valor que merecen sus oídos, puede convertir en una composición sonora única e irrepetible. Transformations es un ejemplo de una doble operación, estética y ecológica: mediante el uso de las tecnologías del sonido, la ecologista sonora Hildegard Westerkamp nos traslada a diferentes lugares, mejorando nuestra consciencia de estos, conectándolos con nuestro mundo interior. Gracias a ella visitamos el silencioso desierto mexicano, con un grillo como protagonista, los bosques de la Columbia británica y muchos otros diversos espacios sonoros de la ciudad de Vancouver y de Canadá en general.

What’s Going On de Marvin Gaye

Inspirado por un episodio de brutalidad policial, en el single «What’s Going On», Gaye se pregunta «¿Qué está pasando?» al observar a una nación, los Estados Unidos, dividida. Esta canción inicia un relato de preocupación y esperanza que traza un álbum conceptual pionero sobre preocupaciones sociopolíticas de los años 70, como la guerra, el desempleo o la crisis climática, que siguen resonando en la actualidad. Distintas canciones se entrelazan entre sí, entretejiendo un disco circular que finaliza con unos versos de la canción que lo inaugura, lo que sugiere la espiral en la que está inmersa la sociedad.

La Lupe Es La Reina (The Queen) de La Lupe

La Lupe, la Yiyiyi, «la mala de la película»… Con su irreverente estilo y su intensa interpretación, se consolidó como una de las figuras más influyentes del soul latino, la salsa y el bolero. Este álbum, una de las joyas de la artista, inicia con el icónico tema “Puro Teatro”, seguro la banda sonora de numerosos desamores. Así, las cinco primeras piezas son una serie de baladas y boleros que La Lupe no solo canta; ella los grita y los sufre. El bolero es el nuevo punk si lo interpreta la Yiyiyi. Los últimos temas, mucho más enérgicos, ofrecen una mezcla vibrante de salsa, guajira, boogaloo y guaguancó.

Love and Sex de Plan B.

Si tuviese que recomendar un álbum al que dedicar una hora de nuestra vida, este sería Love and Sex (2014) de Plan B, un cóctel de reggaetón donde productores icónicos como Tainy, Luny Tunes o Haze refinan el estilo clásico puertorriqueño. Es puro goce. Vibrantes sintetizadores, unos ritmos de impacto y fusiones exquisitas con la cumbia o el dancehall sostienen este trabajo repleto de éxitos y colaboraciones con Yandel o Tego Calderón. Las magnéticas melodías de Chencho y el rapeo sagaz de Maldy presentan unas letras cuya masculinidad tóxica recomiendo ignorar para dejarse atrapar por la maestría lírica y el erotismo. Eso sí, de ser posible, absténganse de escucharlo sentades.

De palmas y cacería de Pony Bravo

En tiempos de canícula recomiendo a los Pony Bravo porque su escucha es siempre fresca y divertida. Pero sobre todo porque, tras una asequible primera capa, se esconde todo un universo de referencias culturales, dobles sentidos y crítica mordaz. Descubrirlo es un divertido pasatiempo. Valga como ejemplo «Zambra de Guantánamo«, collage en el que se reutilizan y articulan fragmentos musicales importados del flamenco, la música iraní y el pop estadounidense, para criticar, a través de su letra, la flagrante violación de los derechos humanos perpetrada en la conocida prisión norteamericana. Si prestan atención, durante la escucha podrán reconocer la melodía de «Helelyos» de Zia Atabay (1987) y un extracto de los «Tientos moros» de Beni de Cádiz (1962). También en el estribillo la popular copla «Qué quieres de mí/si hasta el agua que bebo/te la tengo que pedir», interpretada por cantaoras como Fernanda de Utrera. Y tras este señuelo… ¿Se animan a seguir descubriendo las múltiples referencias escondidas en las canciones de esta banda sevillana?

Tubular Bells II, de Mike Oldfield

Mike Oldfield revisita su primer disco diecinueve años después, en 1992, convirtiéndose en un referente en la música new age en los noventa. Es un álbum que sin duda captó la atención de los audiófilos de esa época, ya que, en piezas como «Sentinel» los distintos instrumentos se oyen muy claros y diferenciados gracias al sonido estéreo. Se emplean instrumentos de diversa naturaleza, combinando así sintetizadores, guitarras, campanas tubulares (que dan nombre al disco), violín e incluso gaitas. Es una obra que ha impactado en nuestros recuerdos musicales y que nunca pasará de moda, como todas las cosas bien hechas.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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