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La música que nos perdemos: ocho discos de países poco habituales en las listas españolas

No todo es inglés o español: en Francia, Italia o Alemania siguen haciendo álbumes que merece la pena escuchar

La música que nos perdemos: ocho discos de países poco habituales en las listas españolas

Collage con las portadas de varios de los discos del año.

Si alguien enciende actualmente una radio y sintoniza cualquier cadena musical, es muy probable que encuentre a alguien cantando en español o en inglés. La primera opción es lógica, considerando que es el idioma predominante entre los habitantes del país, siendo la lengua clave de toda la producción musical local. Sin embargo, en el caso de la música anglosajona, especialmente británica y estadounidense, la situación puede no ser tan evidente.

Sin embargo, la verdad es que a pesar de que la música en inglés ha ido ganando una cuota cada vez mayor en nuestros oídos, colonizando festivales, discotecas y listas de lo mejor del año, no hace mucho tiempo era común ver a artistas de países no anglosajones, especialmente franceses e italianos, liderar la conversación musical en nuestro país. Iconos del siglo XX como Raffaella Carrà, Umberto Tozzi, Ricci e Poveri, Serge Gainsbourg, Jacques Brel o Salvatore Adamo tenían canciones que arrasaban en España, por mencionar solo algunos.

Aunque aún existen algunos artistas no anglosajones o latinos que logran ingresar en el territorio español, como demuestra el caso de los italianos Maneskin, este tipo de fenómenos son hoy en día excepcionales. Sin embargo, esto no significa que en los países cercanos o más lejanos no se siga creando buena música. Simplemente, no la estamos escuchando. En un intento por compensar este déficit, THE OBJECTIVE te propone ocho obras lanzadas en 2023 por artistas franceses, italianos, alemanes, malienses o turcos que transportarán tus oídos a lugares menos convencionales.

Daniela Pes – ‘Spira’ (Italia)

Daniela Pes debutó este año con un disco, Spira —producido por su compatriota Iosonouncane— que, de la noche a la mañana, parecía estar en boca de todo el mundo en el país transalpino. De hecho, la cantante acabó ganando el Premio Tenco —uno de los mayores reconocimientos musicales que hay en Italia— a la mejor ópera prima. Sin embargo, todo el revuelo en torno a la artista sarda tiene sentido: su capacidad para fusionar la vocalidad sagrada del canto popular con los ritmos electrónicos y la percusión más hipnótica elevan este trabajo y lo convierten a algo diferente. Es más, las siete canciones incluidas en Spira logran transportar al oyente a otra dimensión, en el que las preciosistas texturas sonoras y el encanto del canto a menudo incomprensible y oscuro de Daniela construyen un mundo musical más allá de todo tiempo y lugar. 

Flavien Berger – ‘Dans cent ans’ (Francia)

Este cantante y multiinstrumentista francés lo ha vuelto a hacer. Si ya en álbumes como Contre-Temps se había mostrado capaz de crear mundos propios a golpe de sintetizador y surrealismo, con Dans cent ans profundiza en su sonido único, a caballo entre la introspección de la chanson, la alegría del pop de los 80 y la ironía y el sentido del espectáculo de un presentador de cabaret. El resultado: un viaje de casi una hora de duración en la que, entre atmósferas perfectamente construidas, asoman auténticas pepitas de oro pop en forma de canciones preciosamente dibujadas y ejecutadas. 

Peter Fox – ‘Love Songs’ (Alemania)

Han tenido que pasar más de 15 años desde su innovador álbum debut, Stadtaffe (2008), pero Peter Fox ha vuelto por fin a saltar a la palestra. Y lo hace sin que pesen demasiado los largos años inactivo: aunque Love Songs es mucho menos emocionante que su predecesor, tampoco decepciona en cuanto a diversión y bailabilidad. El alemán se olvida de las innovaciones que lo pusieron en el mapa y apuesta decididamente por ritmos de dancehall o afrobeats perfectamente producidos, a los que sus letras ricas en imágenes dan una pátina especial. Como un viejo hippie, Fox reflexiona sobre la paz, el amor y las drogas mientras el oyente se deja llevar por algo que a priori parece imposible: canciones en alemán que suenan más relajadas que cualquier álbum de Bob Marley. 

Tinariwen – ‘Amatssou’ (Mali)

La banda tuareg más emblemática y celebrada continúa cantando el blues del desierto. 20 años después de The Radio Tisdas Sessions, Tinariwen sigue difundiendo la cultura y la música de los nómadas del Sahara con Amatssou, que se puede traducir como “más allá del miedo” en tamasheq. Un título elegido por la banda para hablar del pánico creciente en el desierto de Mali por el auge de los conflictos armados, el terrorismo y la escasez de recursos. La música de Tinariwen siempre ha estado imbuida de nostalgia, pero también de una especie de resistencia y orgullo, sentimientos que se encuentran en el corazón de la música de Tinariwen desde la creación de la banda. Un álbum sublime que lleva al límite el espíritu de una cultura que lamentablemente se encuentra al borde de la extinción.

Asake – ‘Work Of Art’ (Nigeria)

El artista nigeriano Ahmed Ololade, conocido como Asake, continúa su ascenso al estrellato, después de que su anterior álbum, Mr Money With the Vibe, se colara incluso en las listas de éxitos en Estados Unidos. De hecho, en Work Of Art, el cantante originario de Lagos quiere ante todo expresar su gratitud —a su público, a su familia y a Dios— por haber llegado a donde está, convirtiendo todo el disco en un homenaje que se expresa no sólo a través de las letras sino también de su música, repleta de armonías gospel y puntuada a veces por toques de órgano. Eso sí, hay un género concreto que ocupa un lugar de honor en Work of Art: el amapiano, un género musical sudafricano donde la melodía del bajo es clave y que mezcla deep house, jazz y lounge mediante sintetizadores​. Pero este álbum soleado también hay espacio para afrobeats nigerianos, dancehall, fuji y rap. A disfrutar cerca de una piscina. 

Deena Abdelwahed – ‘Jbal Rrsas’ (Túnez)

Titulado en homenaje a Jebel Ressas, la segunda montaña más alta de Túnez, el segundo álbum de la DJ y productora tunecina Deena Abdelwahed es tan vertiginoso como una escalada alpina. Concebida como una exploración electrónica y techno de las diferentes corrientes musicales de lo que comúnmente se conoce como el Mundo Árabe, la productora fusiona líneas de batería y ritmos de baile tradicionales con elementos característicos de la producción electrónica: bajos techno, sintetizadores futuristas, beats percutantes y sonidos atmosféricos. La voz del artista brinda un contraste orgánico con el sonido, explorando temas de identidad, narrativa y experimentación en temas como «Each day» y «Violence for free». También hay fuertes referencias al mahraganat, la música electrónica de las calles egipcias que se ha convertido en la música más escuchada del país a pesar de estar prohibida por la dictadura de Al Sisi. Una imagen fantástica de lo que representa hoy la música árabe post-club.

Luidji – ‘Symphonie 00’ (Francia)

Cuatro años después del ya muy interesante Tristesse Business, el rapero francés Luidji consigue en Saison 00, su segundo álbum, un resultado más conciso en lo sonoro pero también más personal en lo lírico. El artista natural de Villiers-le-Bel repasa a lo largo de 14 temas su adolescencia y los inevitables problemas que conlleva la entrada en la edad adulta, haciendo hincapié en sus propias esperanzas y sus frustraciones. Aunque sea un álbum de hip-hop, Luidji se acerca a menudo al pop e incluso a la variété, con canciones en las que destaca el piano y los numerosos coros infantiles. Un álbum conmovedor que se mueve entre la honestidad radical y la melancolía autoimpuesta, que prueba la madurez de un artista llamado a marcar los próximos años del rap en Francia. 

Altin Gün – ‘Ask’ (Países Bajos/Turquía)

De vuelta con su cuarto álbum en cinco años, el grupo turco de psych-folk Altin Gün —con sede en los Países Bajos— entrega en Ask un puñado de temas de rock retro llenos de actitud funky que no te puedes perder. Y es que este nuevo disco supone en cierta medida una vuelta a los orígenes, tras unos años de ligera experimentación con otros géneros, recuperando lo que les hizo famosos en un primer momento: la mezcla de elementos tradicionales de la música turca con toques modernos de pop y rock para crear un paisaje sonoro único y cautivador, que transporta a los oyentes a un viaje a través de culturas y épocas.

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