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El instituto de Salud Carlos III niega la existencia de una sustancia tóxica a pesar de las quejas

Desde hace dos años, los trabajadores de los laboratorios del centro sufren síntomas como picor de ojos y desmayos

El instituto de Salud Carlos III niega la existencia de una sustancia tóxica a pesar de las quejas

Entrada del Instituto de Salud Carlos III. | TO

Caos en el Centro Nacional de Microbiología de Madrid. Desde hace semanas, trabajadores, investigadores y estudiantes de prácticas denuncian la falta de apoyo de la institución a sus quejas por una presunta sustancia del aire que provoca heridas en la boca, picor de ojos y, en el peor de los casos, desmayos. La organización asegura que las pruebas, así como las numerosas tomas ambientales realizadas durante los últimos años, indican que las instalaciones cumplen con la norma. Sin embargo, los trabajadores de los laboratorios del centro denuncian que las medidas no son suficientes y que un olor extraño, que al parecer procede del sistema de ventilación del centro, les preocupa.

El jueves de la semana pasada, muchos de los afectados, acompañados por sus compañeros de otros departamentos, salieron a la entrada del centro a manifestarse para exigir un estudio más exhaustivo de esa fuga que tanto les inquieta. Muchos aseguraron que la posible fuga no solo afecta a humanos, sino que algunos animales que tienen en los laboratorios han dejado de ser fértiles. «Me han dicho que los ratones ya no crían, tienen abortos. Imagínate si a la larga esto afecta a mujeres en edad fértil», decía una trabajadora a la salida del recinto. Los trabajadores están preocupados por las consecuencias que respirar esta sustancia pueda tener en su futuro, y se quejan de la falta de atención de medios de comunicación. «No entiendo cómo esto no sale en las noticias. Es es muy grave y la gente está muy preocupada», señalaba la misma entrevistada, que trabaja en el edificio de los laboratorios afectados.

Como consecuencia de las protestas, este martes el personal del centro recibió una sesión informativa sobre la auditoría y las condiciones del aire del edificio 53. También recibieron instrucciones sobre las medidas que debían tomar, según ha detallado ElDiario.es.

La respuesta del centro

Para conocer la versión del centro, este periódico se ha puesto en contacto con el departamento de comunicación del Instituto de Salud Carlos III. En la respuesta, la institución asegura que en el edificio en cuestión, «sólo uno de los muchos existentes en el Campus de Majadahonda del ISCIII», las revisiones realizadas en los últimos dos años (desde que empezaron las quejas por un olor raro en el centro) y las tomas ambientales aseguran que las instalaciones «cumplen con la norma en cuanto a ventilación», explica. «No se han detectado en ningún momento tóxicos de ninguna clase ni se ha producido liberación ni vertido de ninguna sustancia tóxica».

Sin embargo, las quejas persisten, y, según algunos trabajadores, se están tomando medidas para trasladar los laboratorios a otro espacio. De ser así, dichas medidas se contradicen con el argumento de la institución, ya que si no hubiese ningún problema con el aire, no cambiarían a los trabajadores de espacio. No ha habido respuesta del instituto a la pregunta para aclarar el motivo de los traslados.

El centro asegura que el motivo del olor en los laboratorios reside en la acumulación de actividades o procesos como las esterilizaciones, la limpieza de equipos o la elaboración de determinados productos.  «Derivado de estas circunstancias puntuales, hay olores que pueden producir molestias en los trabajadores, por lo que se han planificado reformas para aumentar el caudal ventilatorio. Además, se han tomado otras medidas complementarias, como limitación de actividades, implementación de los procedimientos de mantenimiento y control de instalaciones, y seguimiento continuado por parte de los servicios de salud laboral del Instituto».

Tres años con esta sustancia misteriosa

Es el tercer año que la sustancia misteriosa se convierte en el tema de conversación de todo el edificio. Según explica ElDiario.es, en 2022 hubo una intoxicación de unas 48 personas, de ahí que la preocupación los años siguientes haya sido aún mayor. Varios de los profesionales han tenido síntomas parecidos. El picor de ojos es el más común, pero algunos han sufrido hasta desmayos. «Una conocida se desmayó de repente y todos se preocuparon mucho», afirma una entrevistada.

En cualquier caso, parece evidente que algo está pasando. De ser cierta la teoría de los manifestantes, las consecuencias de respirar esa sustancia podrían ser muy graves a largo plazo, afectando incluso a embarazos y a la salud de los trabajadores.

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