'Brain rot', la palabra del año de 2024 según Oxford que refleja nuestra obsesión digital
El término ‘podredumbre cerebral’, de origen literario, lo pone de moda la Generación Z en plataformas como TikTok
El meme se ha hecho realidad. ‘Brain rot‘, que se traduce como ‘podredumbre cerebral’ y que es la palabra del año 2024 según la Universidad de Oxford, ha dado que hablar, especialmente entre los más jóvenes. El término, desconocido por muchos, ha sido usado como expresión humorística entre las nuevas generaciones para hacer referencia al efecto que provoca en la cabeza el consumo excesivo de contenido trivial en plataformas como TikTok o Instagram.
«Tras una votación pública en la que más de 37.000 personas dieron su opinión, nos complace anunciar que la palabra del año de Oxford para 2024 es ‘podredumbre cerebral'», anunciaba la prestigiosa universidad en una de las publicaciones más esperadas del año. La investigación se hizo mediante la selección de seis palabras que reflejasen los estados de ánimo o temas más recurrentes en conversaciones a lo largo de este año. Una vez escogidas, y después de los sondeos públicos y un amplio debate de expertos, ‘brain rot’ se hizo con el primer puesto.
El término ‘podredumbre social’ es definido como el deterioro del estado mental de un humano provocado por el consumo excesivo de contenido en plataformas en línea. Este concepto ha adquirido una gran relevancia en los últimos meses, especialmente por el aumento significativo del uso desmesurado de las redes sociales u otras plataformas en línea que ofrecen contenidos de baja calidad o poco estimulantes.
Según indica la Universidad de Oxford en el artículo, el uso de ‘brain rot‘ ha aumentado un 230% en el último año, hecho que evidencia la preocupación generalizada que hay en torno a esta adicción de la que todos somos víctimas de una manera u otra. A pesar de las alertas, los niveles de consumo diario de plataformas no hace más que aumentar. El pasado mes de enero, un estudio realizado por Quostodio en el que se contó con la participación de 400.000 familias concluyó que España forma parte de los países en los que los jóvenes de entre 4 y 18 años utilizan más tiempo las redes sociales.
El origen de Brain Rot
El origen de ‘brain rot‘ está en la literatura. En 1854, Henry David Thoreau lo usó en su libro Walden. Aunque ahora se haya trasladado al ámbito tecnológico, Thoreau lo usó inicialmente como una crítica a la tendencia social de ignorar o devaluar las ideas complejas o que tienen múltiples interpretaciones. «Mientras Inglaterra se esfuerza por curar la podredumbre de la patata, ¿no se esforzará nadie por curar la podredumbre cerebral, que prevalece de manera mucho más amplia y fatal?», dice el fragmento que da origen a este término, según relata Oxford.
TikTok ha sido la red social encargada de poner de moda esta expresión. En el último año, la plataforma se ha llenado de contenido relacionado con esta sensación con la que todos son capaces de reconocer. La Generación Z se ha apropiado del término y lo ha adaptado a su época, algo que suele ocurrir con muchos más vocablos. Una joven tiktoker que sube contenido sobre la jerga del momento en la famosa app quiso explicar con detalle cómo se usa la expresión.
Las consecuencias de la exposición tecnológica en la infancia
THE OBJECTIVE se ha puesto en contacto con la investigadora y autora de varios libros y artículos sobre educación, Catherine L’Ecuyer, para conocer su opinión sobre el uso excesivo de pantallas, principalmente en la infancia y adolescencia.
«En 2012, y luego en 2015, advertí de las consecuencias nefastas del uso continuo de las tecnologías en la infancia y en la adolescencia. Me tacharon de tecnófoba y de apocalíptica. Ahora que hay una mayor conciencia, debo decir que soy optimista. No siempre hay un deterioro permanente. El cerebro es plástico y los efectos perjudiciales de la sobrecarga cognitiva y de la multitarea tecnológica son reversibles», explica.
Sin embargo, hay algo que no es reversible: las horas que pasamos en las redes sociales. «El tiempo no se recupera», afirma la profesional. Otro de los asuntos que más preocupa sobre el contenido consumido por los más jóvenes es el relacionado con la pornografía. Múltiples estudios recientes confirman que más de la mitad de los menores consumen porno en España. «La huella que deja la violencia y la pornografía se recupera difícilmente: lo que entra por los sentidos deja un rastro que se borra con dificultad».
La entrevistada, que es directora de un Posgrado en Educación Clásica y Humanidades, recalca la importancia de ser selectivos con el contenido que vemos en las plataformas. «Igual que escogemos con esmero lo que comemos, no deberíamos dejar que nos nutran plataformas cuyo modelo de negocio es captar y vender nuestra atención a terceros. Recordemos que esas plataformas no están en el negocio de entregar contenidos a nuestros hijos, sino de entregar la atención y los datos de nuestros hijos a los que patrocinan sus contenidos», explica L’Ecuyer.