Los suicidios son ya el mayor problema con las armas en EEUU: el 58% de las muertes
Desde la pandemia, el número de homicidios ha descendido mientras que las autolesiones se han multiplicado

Manifestación contra la violencia con armas de fuego en San Francisco, California. | Michael Ho Wai Lee (Zuma Press)
La cuestión de las armas de fuego es uno de los problemas más llamativos y característicos de Estados Unidos. Al mismo tiempo, es una de las discusiones políticas que más dividen a la población, entre aquellos que piden mayores controles para acceder a pistolas o rifles y quienes defienden ante todo la segunda enmienda de la Constitución, que garantiza el derecho a portar armas.
Más allá de discusiones, las noticias sobre tiroteos más o menos masivos llenan los medios de comunicación en el país norteamericano con demasiada frecuencia. Según el portal especializado Gun Violence Archive, el número de víctimas mortales por armas de fuego en 2024 fue de 40.962. De ellas, 16.806 se relacionan con homicidios, asesinatos, accidentes y otras circunstancias menos frecuentes. Son, en otras palabras, 46 muertos diarios. Además, se produjeron 505 tiroteos considerados masivos (con al menos cuatro muertos y/o heridos sin contar al agresor).
Más suicidios que asesinatos
Y, con todo, pese a la triste espectacularidad de estos tiroteos a veces masivos, la epidemia silenciosa en relación con las armas en Estados Unidos es otra. Se trata de los suicidios, que supusieron en 2024 el 59% de las muertes (24.156 en total).
Las cifras del Gun Violence Archive son similares a las que ofrece el Pew Research Center, que a su vez cita al Centro de Control de las Enfermedades y Prevención de los Estados Unidos (CDC). Según esas estadísticas, en 2023, se produjeron 45.227 muertos por arma de fuego, el 60% de ellas por suicidio.
La diferencia entre los homicidios y similares con respecto a las autolesiones mortales, además, se ha ido agrandando en los últimos años. Ambos indicadores han experimentado una dinámica general al alza en lo que llevamos de siglo. Ese incremento en paralelo, sin embargo, se rompió con la llegada de la pandemia. El confinamiento en Estados Unidos, si bien no fue tan generalizado ni tan restrictivo como el de otros países, provocó que el número de asesinatos, homicidios y accidentes con armas de fuego experimentase una caída importante. La bajada, además, fue sostenida a partir de la covid, desde las 20.958 muertes en 2021 a las 17.927 de 2023, un 14% menos.
Por el contrario, durante los años de la pandemia, el número de suicidios con arma de fuego agudizó una tendencia que ya de por sí iba al alza. Así, en el año 2023, se alcanzó el récord de la serie histórica con 27.300 personas que se quitaron la vida.

Las muertes per cápita
Hasta ahora hemos analizado el número de muertes por arma de fuego en términos absolutos. Sin embargo, estas cifras deben ser matizadas por el hecho de que la población de Estados Unidos ha mostrado un crecimiento sostenido en las últimas décadas. De esta forma, al observar los datos, se concluye que la tasa de muertes por arma de fuego en función de la población ha bajado desde que alcanzara su máximo en 1974.
En ese año, el de la dimisión de Nixon, se llegó a 16,3 víctimas por 100.000 habitantes (en España, según los últimos datos, es de 0,6). Con todo, en los últimos años, esa tasa ha ido descendiendo desde las 14,6 muertes en 2021, a las 14,2 en 2022 y a los 13,7 fallecimientos por cada 100.000 habitantes en 2023.
Sin embargo, en este descenso general, volvemos a encontrar diferencias entre los suicidios, por un lado, y los asesinatos y muertes accidentales, por otro. La tasa de muertes por arma de fuego ha experimentado una caída desde 2021 debido a la bajada en los homicidios. Así, de los 7,2 asesinatos con arma por 10.000 habitantes en 1974 se ha pasado a los 6,7 en 2021, a los 6,2 en 2022 y, finalmente, a los 5,6 en 2023.
En contraste, la tasa de suicidios per cápita ha aumentado en los últimos años. Concretamente, en 2023, el ratio llegó a 7,6 autolesiones mortales por cada 100.000 habitantes, o lo que es lo mismo, casi en los niveles récord de 1977, cuando se alcanzó una tasa de 7,7 suicidios por arma de fuego.