Cuatro cardenales nombrados por Juan Pablo II votarán en el cónclave... y dos son papables
Péter Erdö y Peter Turkson están entre los favoritos para salir de la capilla Sixtina vestidos de blanco

Ilustración: Alejandra Svriz.
El destino o la casualidad han querido que la fecha de la muerte del papa Francisco (21 de abril de 2025) haya coincidido de forma casi exacta con el veinte aniversario del fallecimiento de Juan Pablo II (2 de abril de 2005). En esas dos décadas, han ocurrido muchas cosas en la Iglesia católica, sin ir más lejos el pontificado al completo de Benedicto XVI y del propio Francisco. También, la elección —o creación, por usar el término técnico que emplea la Iglesia— de la inmensa mayoría del Colegio Cardenalicio, cuyos miembros han sido designados sobre todo por el pontífice argentino (el 80% de los electores) y el alemán (algo más del 16%).
Sin embargo, cinco príncipes de la Iglesia nombrados por Juan Pablo II sobreviven aún en el actual Colegio Cardenalicio que elegirá al sucesor de Francisco. Hablamos de cinco purpurados menores de 80 años y que, por tanto, entrarán en la capilla Sixtina (con una excepción) y hasta tienen opciones de calzarse las sandalias del Pescador. En especial, dos de ellos, que curiosamente se llaman Pedro.
A continuación, trazamos el perfil de los cinco últimos cardenales supervivientes de la etapa del pontífice polaco.
Vinko Puljić
El cardenal bosnio Vinko Puljić (79 años) es el más veterano de todos los electores, ya que ostenta el birrete púrpura desde que Juan Pablo II se lo impusiese en 1994. Cumplirá los 80 años el próximo mes de septiembre.
Sin embargo, el propio Puljić se autodescartó este martes para participar en el cónclave por motivos de salud. «Los médicos no me aconsejan asistir al cónclave y no creo que pueda resistir físicamente. No iré a Roma, salvo que el Vaticano me lo solicite expresamente. He aprendido a escuchar», señaló el arzobispo emérito de Sarajevo en un comunicado.
El decimosegundo de trece hermanos, Puljić comparte con el papa que le creó cardenal el hecho de haber nacido al otro lado del telón de acero, concretamente en la República Socialista de Bosnia y Herzegovina. Se ordenó sacerdote en 1970. Con el inicio de la guerra de Croacia, Puljić se destacó en su labor humanitaria hacia los refugiados.
La baja de Puljić en el cónclave supondrá probablemente un voto menos para el bloque de cardenales más tradicionalista.

Peter Turkson
El ghanés Peter Kodwo Appiah Turkson (76 años) es el único africano de entre los cardenales nombrados por Juan Pablo II que votarán en este cónclave. Es, además, el más veterano en el cardenalato de entre los 18 purpurados de este continente que entrarán en la Sixtina. Juan Pablo II lo creó cardenal en 2003, convirtiéndolo en el primero en la historia de su país.
Turkson fue obispo de Costa del Cabo entre 1992 y 2009. Tras esas casi dos décadas en Ghana, puso rumbo a la Curia romana para presidir varios dicasterios y consejos pontificios. Por ejemplo, actualmente preside la Pontificia Academia de las Ciencias y de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales.
El cardenal ghanés es buen representante de la sensibilidad general del episcopado africano, reacia a reformas en asuntos morales pero defensora de una economía más justa, en aplicación de la doctrina social de la Iglesia. En este sentido, Turkson criticó en su día «la baja natalidad en Occidente y algunas políticas de planificación familiar».
Este liderazgo entre los cardenales africanos (junto con el congoleño Fridolin Ambongo y el guineano Robert Sarah, que tiene menos opciones por su edad) hace de Turkson uno de los considerados papables. De hecho, ya lo fue en el cónclave que eligió a Francisco.

Péter Erdö
Seguramente, el más papabile de los cardenales creados por Juan Pablo II. El húngaro Péter Erdö (72 años) tiene mentalidad tradicionalista, pero, a diferencia de otros purpurados de ese sector, no ha expresado una oposición pública a Francisco.
Esto no quiere decir, sin embargo, que no haya alzado la voz ante cuestiones polémicas. Sobre la cuestión LGTB, que ganó protagonismo con la declaración Fiducia supplicans del dicasterio para la Doctrina de la Fe, Erdö dejó claro que «no hay absolutamente ningún motivo para considerar las uniones homosexuales similares en absoluto y ni siquiera remotamente análogas al plan de Dios para el matrimonio y la familia».
Igual que el papa que lo designó cardenal, Erdö nació dentro de las fronteras de la Unión Soviética, concretamente en la ciudad de la que es arzobispo, Budapest. Paralelamente, ha ocupado varios cargos en la Curia. Como curiosidad, es doctor honoris causa por una universidad española, la Universidad de Navarra, vinculada al Opus Dei.

Josip Bozanić
Otro que se ha significado públicamente contra las uniones homosexuales es el croata Josip Bozanić (76 años). El arzobispo emérito de Zagreb lideró una exitosa campaña para promover un referéndum que blindase en la constitución croata el matrimonio entre hombre y mujer. A pesar de contar con la oposición del presidente y del primer ministro del país, la propuesta fue aprobada por el 66% de los croatas.
Entre sus cargos en Roma, destaca su participación en la comisión que el papa Francisco creó para supervisar el llamado banco vaticano (IOR) tras las irregularidades conocidas en años anteriores.

Philippe Barbarin
El cardenal nacido en Marruecos Philippe Barbarin (74 años) es una de las grandes figuras de Francia, llamada históricamente la «hija primogénita de la Iglesia». En concreto, Barbarin fue arzobispo de Lyon durante 18 años.
Sin embargo, su carrera se truncó tras las acusaciones de haber encubierto un caso de abusos sexuales. Aunque Barbarin fue absuelto, presentó su renuncia al papa Francisco para no causar daño a la Iglesia.

Entre las iniciativas que destacaron durante su mandato, se encuentran la preocupación por los cristianos perseguidos (incluido un viaje a Irak en 2014 para visitar a los amenazados por el ISIS), el diálogo interreligioso, su oposición a las uniones homosexuales y el apoyo a la misa tradicional (la liturgia anterior al concilio Vaticano II).
En el año 2013, mientras acudía a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, sufrió un doble ataque al corazón.