El viaje a los orígenes cántabros del cardenal Tagle, el filipino que suena para ser Papa
El sacerdote Baldomero Maza narra a THE OBJECTIVE cómo se fraguó la invitación del prelado y su posterior visita

Baldomero Maza y el cardenal Tagle ante la placa conmemorativa en la localidad cántabra. | Cedida
Baldomero Maza estaba a punto de comer cuando sonó el teléfono. «Vi un número largo y pensé que me llamaban de la Seguridad Social», rememora a THE OBJECTIVE. Cuando descolgó, una voz suave y alegre se presentó como el cardenal Luis Antonio Tagle, uno de los favoritos para convertirse en Papa tras la muerte de Francisco. El sacerdote, sorprendido, guardó silencio. El prelado filipino se echó a reír y le avanzó que aceptaba su invitación: ese mismo octubre visitaría el municipio cántabro del que procede su apellido. Más que un desplazamiento de 11.500 kilómetros, un viaje a los orígenes.
«Ni recordaba que le había escrito una carta», explica Maza. Lo hizo después de que un día, leyendo en casa, se topara con unas declaraciones de un cardenal de Manila. Le sorprendió su apellido, el mismo que el nombre del municipio de Suances donde ejercía como párroco. Se le ocurrió invitarle a conocer el lugar de sus ancestros. «No puede proceder de otro sitio», insiste el sacerdote. Junto a la misiva incluyó el libro sobre el origen de Tagle que escribió el sacerdote José Luis Saiz, ya fallecido.
La llamada de Tagle se produjo en mayo de 2017, ocho años antes de que se encontrara inmerso en el que puede ser el viaje más importante de su vida: el trono de San Pedro. A partir de este miércoles, 133 cardenales se encerrarán en la Capilla Sixtina para designar nuevo Papa. El cónclave con más electores y el más multicultural de la historia, con purpurados de 71 países. La Iglesia se debate entre corregir el rumbo del pontificado de Jorge Bergoglio o proseguir su camino, donde el prelado filipino parte con ventaja. No en vano muchos le conocen como el Francisco asiático.
Los padres de Tagle
La visita de Tagle movilizó a Suances, que se echó a la calle para recibirle. El cardenal llegó a la ciudad cántabra el 7 de octubre de 2017 en autobús. Le acompañaban 22 familiares, entre ellos sus ancianos padres, Manuel y Milagros. También su hermano, primos y otros parientes. Habían partido desde Lourdes (Francia), pero llegaron más tarde de lo previsto porque al prelado filipino, que entonces presidía Cáritas Internacional, le habían extraviado la maleta.
«Lo reconocí por las fotografías y por la cruz que lleva colgada. Cuando se bajó del autobús me dio un abrazo muy cariñoso», recuerda Maza. La tarea más complicada fue buscar un hotel para todos en Suances. Lo consiguió «por la generosidad de algunas personas». La distancia hasta la localidad de Tagle, de poco más de 500 habitantes, la hicieron en coches particulares, gracias a varios vecinos que se ofrecieron.

El sacerdote se ocupó del cardenal y de sus padres. Cuando alcanzaron el cartel de Tagle en la carretera, paró el coche y el cardenal se bajó para hacerse una foto: «Fue muy emocionante para él». El primer acto tuvo lugar en la ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, curiosamente la festividad (12 de diciembre) en la que el prelado fue ordenado obispo de Manila. Ese día, los lugareños impusieron a los visitantes una medalla con el escudo de Tagle.
«Luego fuimos al centro cultural, que le habían preparado una merienda. Hubo campanas, cohetes. Fue una auténtica fiesta», recuerda Maza. El día siguiente, Tagle y su familia visitaron el Monasterio de Santo Toribio de Liébana y cruzaron la Puerta del Perdón en pleno año jubilar. Le acompañaron el entonces arzobispo de Madrid Carlos Osoro, uno de los electores en el Cónclave, y el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monje. El cardenal filipino incluso tuvo la oportunidad de bendecir con el lignum crucis, la reliquia cristiana que contiene fragmentos de la cruz de Cristo.
Francisco lo quería cerca
Después de tres días de intensidad, Tagle prometió volver a Cantabria. Quién sabe si la próxima vez lo hará como Papa. Maza considera que sería un buen Pontífice porque culminaría la tarea de Francisco. «Siempre he pensado que se lo llevó a Roma pensando en el futuro», afirma el sacerdote. Ordenado cardenal por Benedicto XVI en octubre de 2012, fue destituido como presidente de Cáritas Internacional, una de las manchas en su currículo. Luego se convirtió en prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
La ilusión de Maza se torna en angustia por momentos. «Me alegraría que se convirtiera en Papa, pero también me preocupa porque sufriría mucho. Es muy sensible». El sacerdote constata que es una persona simpática, inteligente, alegre y cariñosa, pero revela otra cara que pocos conocen de Tagle: «Es capaz de sufrir y llorar por cualquiera que padece». El párroco cántabro lo descubrió cuando fue a visitarle a Manila, donde el cardenal se afanaba por ayudar a los más necesitados.

«Los pobres de ustedes son ricos comparados con los nuestros», le espetó Tagle con lágrimas en los ojos. Unas palabras que no ha podido olvidar. Hace unos días, el cardenal filipino escribió a Maza por email, el medio por el que se comunican desde hace años. No estaba pensando en sus posibilidades para convertirse en Papa, tan solo compartió su sufrimiento por la pérdida de Francisco, «el dolor que siente y la alegría de saber que somos Iglesia y que se va a continuar con la obra» de Bergoglio.
Maza ejerce como párroco de Tagle desde 2013, pero lleva en Suances más de 41 años. El municipio le nombró hijo predilecto en febrero del año pasado por su compromiso, especialmente con los más desfavorecidos. «Es una persona admirable», reconoce Maru Allende, que le conoce desde que era niña. Guillermo Herrera subraya que es muy querido y otros vecinos le agradecen que pusiera a su pueblo en el mapa y esperan que el filipino vuelva como Papa porque «los caminos del Señor son inescrutables».