Los jóvenes cuestionan el feminismo: el 57% de los varones cree que «ahora se les discrimina»
Seis de cada 10 jóvenes de la Generación Z creen que se hace «demasiado» para apoyar el movimiento, según un estudio

Decenas de personas portan carteles, durante una manifestación por el 25N. | Europa Press
El 57% de los hombres de la Generación Z cree que «ahora se discrimina a los hombres», y la causa sería una excesiva promoción del feminismo. Así lo revela un estudio global hecho por Ipsos y el Instituto de la Mujer del King’s College de Londres en más de una treintena de países. El estudio muestra cómo una parte significativa de los jóvenes –especialmente varones– comienza a cuestionar los postulados feministas que hace apenas unos años parecían ampliamente aceptados.
Aunque esta percepción no se limita a los varones: seis de cada diez jóvenes de esta cohorte creen que se está haciendo «demasiado» por impulsar ese cambio social. Esta opinión, compartida en países como Australia, Estados Unidos, Japón y Reino Unido, revela una tensión creciente entre los ideales de igualdad y la forma en que estos se perciben en la práctica. Aunque dicha tendencia en estos países choca con otro dato relevante del estudio: el 62% de los hombres asegura que alcanzar la igualdad de género es un objetivo de gran importancia personal para ellos. Aunque parte de la Generación Z se considera feminista –el 32% de los encuestados así lo afirmaba, en línea con los millennials (32%) y los baby boomers (28%)–, los datos reflejan una notable ambivalencia.
En el caso de España, los datos apuntan en la misma dirección. Según un análisis de El País, solo el 35,1% de los hombres de la Generación Z se identificaba como feminista, frente a un 66% de mujeres jóvenes. Al compararlo con la franja de personas mayores de 59 años, el número de hombres que se declaraba feminista ascendía al 46,8%, mientras que entre las mujeres bajaba al 55,3%. Además, el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) mostraba que el movimiento feminista ha quedado cada vez más vinculado al espectro político de izquierdas, lo que ha llevado a una parte de la juventud –especialmente en la Generación Z– a alinearse con posturas más contrarias al movimiento igualitario.
Tensión entre hombres y mujeres
El informe del King’s College de Londres también señala que, a diferencia de otras tensiones –como podría ser la brecha entre ricos y pobres–, la percepción de conflicto entre hombres y mujeres varía notablemente según la edad. La Generación Z es la que más identifica esa fricción: un 59% de sus miembros considera que hoy en día existe una tensión significativa entre ambos géneros. Esta es la proporción más alta entre todas las generaciones analizadas en los 30 países del estudio, seguida por los millennials (54%). En cambio, solo el 40% de los baby boomers comparte esa idea.
La percepción de esta tensión es compartida por hombres y mujeres jóvenes, aunque con una ligera diferencia. El 55% de los varones de la Generación Z y el 62% de las mujeres creen que esa tensión existe. Asimismo, esta diferencia entre géneros es igual o incluso menor a la observada en generaciones anteriores, lo que apunta a un mayor consenso entre los jóvenes sobre la existencia de este conflicto social. Además, la cifra más alta registrada entre los países encuestados sobre esta cuestión se da en Corea del Sur, con el 76% de los habitantes.
La división en el feminismo lastra al movimiento
Las fisuras dentro del feminismo actual no solo han fragmentado sus mensajes, sino que también han debilitado su capacidad de movilización unitaria, algo que no pasa desapercibido para la opinión pública, en especial entre los más jóvenes. Las divisiones ideológicas se hicieron especialmente visibles durante las movilizaciones del pasado 8 de marzo en Madrid, donde dos marchas paralelas reflejaron el desencuentro entre distintas corrientes del movimiento.
Por un lado, la manifestación transinclusiva convocada por la Comisión 8M recorrió el centro de la capital con un tono festivo y reivindicativo. Bajo el lema «Feministas antirracistas, ¡a las calles! Nos va la vida en ello», la marcha reunió a miles de mujeres —muchas de ellas jóvenes— que corearon consignas como «Que caiga el patriarcado» o «Revolución feminista», en un ambiente acompañado de música y batucadas. Con la presencia de figuras como Irene Montero y otras representantes de Podemos, las críticas se dirigieron principalmente al gobierno de Isabel Díaz Ayuso, al alcalde Martínez-Almeida y a líderes internacionales como Donald Trump o Javier Milei.
Al mismo tiempo, en otra zona de la ciudad, el Movimiento Feminista de Madrid –alineado con posturas más tradicionales– centró su discurso en la denuncia de casos recientes de presunta violencia sexual. Las consignas señalaron directamente a figuras públicas como Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y Luis Rubiales: «Rubiales y Errejón, acosadores son» o «Errejón y Monedero, dais un asco que me muero», se escuchó entre las pancartas.
Uno de los principales puntos de ruptura sigue siendo el debate en torno a la prostitución. Mientras el feminismo histórico mantiene una postura abolicionista –«Sin puteros no hay prostitución» o «Mi vientre y mi vagina, ni se compra ni se alquila»–, los sectores más jóvenes tienden a desplazar ese eje en favor de otras reivindicaciones, como el antirracismo o los derechos LGTBI. Esta diferencia de enfoque no solo revela una fractura generacional, sino que complica la construcción de un discurso común. Aunque la ministra de Igualdad, Ana Redondo, intentó tender puentes acudiendo a ambas convocatorias, reafirmó su compromiso abolicionista al recordar que «el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución lo hacen en condiciones de esclavitud».