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Sociedad

León XIV permite celebrar una misa tradicional en San Pedro tras el veto de Francisco

Después de la oposición al rito tridentino, el papa estadounidense hace un guiño al sector conservador de la Iglesia

León XIV permite celebrar una misa tradicional en San Pedro tras el veto de Francisco

Ilustración de Alejandra Svriz.

En los poco más de cinco meses que lleva de pontificado, León XIV ha dejado claro que una de sus máximas prioridades para la Iglesia es la unidad. Este objetivo está contenido en su lema episcopal, que ha mantenido al asumir el anillo del Pescador: In Illo uno unum, que podría traducirse como «En el Uno [Cristo], somos uno». También en gestos que ha tenido hacia otras confesiones cristianas, como el protagonizado este mismo jueves junto al rey de Inglaterra, Carlos III. Ambos compartieron un momento de oración común en la Capilla Sixtina, que supuso la primera ocasión en que un papa y un monarca británico —cabeza de la Iglesia anglicana— rezaban juntos desde el cisma de 1534.

Pero más allá de su política ecuménica —es decir, la dirigida a los cristianos no católicos—, la unidad a la que León da prioridad es ante todo la de su propio rebaño. Una cohesión que se resquebrajó durante el pontificado del papa Francisco. En este sentido, el nuevo obispo de Roma ha tenido un guiño hacia el sector más conservador de la Iglesia al permitir la celebración este domingo de una misa tradicional en la basílica de San Pedro.

En efecto, tal y como ya informó en su día THE OBJECTIVE, el ala más conservadora de los católicos se había sentido dejada de lado durante la etapa de Francisco en el trono de Pedro. Pues bien, uno de los puntos más espinosos en la relación con el papa argentino fue su decisión de limitar la celebración de la llamada misa tridentina (en referencia al concilio de Trento, que la diseñó). Esta liturgia se mantuvo vigente hasta la reforma de 1969, que siguió al concilio Vaticano II. Se trata de un rito en que el sacerdote permanece de espaldas al pueblo, la lengua vehicular es el latín, prevalece el canto gregoriano y muchas oraciones se rezan en voz baja, entre otras características.

La «persecución» de Francisco

Esta manera de celebrar la Eucaristía quedó marginada después de que Francisco publicase Traditionis custodes en el año 2021. Con este motu proprio, el pontífice jesuita estableció que el novus ordo (es decir, la misa actual, posterior al concilio Vaticano II) pasaba de ser la forma «ordinaria» de la misa a su «única expresión» posible, mientras que la celebración del rito tradicional, hasta entonces considerado «extraordinario», debía abandonarse salvo en determinadas excepciones.

Sin embargo, tras estos años de prohibición, parece que León XIV quiere adoptar una posición más conciliadora con el sector tradicionalista. Este domingo la basílica de San Pedro, corazón de la cristiandad, volverá a acoger una eucaristía de rito tridentino. El encargado de celebrarla será el cardenal estadounidense Raymond Burke, uno de los primeros espadas de la facción conservadora de la Iglesia y abanderado de la causa tridentina. Burke fue recibido por León en audiencia privada en agosto, tras haber denunciado públicamente la «persecución» que, a su juicio, Francisco había dirigido contra la misa tradicional. Todo apunta a que la decisión de León de permitir la celebración del rito preconciliar en San Pedro se fraguó a raíz de aquel encuentro a puerta cerrada.

La celebración que preside Burke este domingo será el acontecimiento central de una nueva edición de la peregrinación Summorum Pontificum, que tiene lugar en Roma desde 2012 para promover la misa tradicional. En concreto, tal y como explican en su página web, fieles, sacerdotes y religiosos de todo el mundo, se reúnen en todos los años en la ciudad eterna con el propósito de «participar en la nueva evangelización al ritmo de la forma extraordinaria del rito romano».

Una controversia entre Benedicto XVI y Francisco

El nombre de la peregrinación, Summorum Pontificum, no está puesto por casualidad, sino que alude al documento homónimo que publicó Benedicto XVI en 2007. En ese motu proprio, el pontífice alemán dispuso que la misa preconciliar podía celebrarse de forma más o menos generalizada, al entender que, si bien era la forma «extraordinaria» de la liturgia, debía «gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo».

No obstante, cuando Francisco publicó Traditionis custodes catorce años después, el rito tradicional quedó marginado. Una decisión que causó desconcierto y división en el seno de la Iglesia ante el giro que suponía con respecto a la política de Benedicto, porque rara vez un papa refuta directamente lo dicho por el anterior.

Ante este panorama, el gesto de León puede ir encaminado a atraer al redil al sector más conservador de la Iglesia. Solo el tiempo dirá si el papa estadounidense logra su propósito de restañar heridas entre la tripulación de la barca de Pedro.

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