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Sociedad

El 92% de los niños de 12 años en España ya tiene móvil propio

Los padres recurren a herramientas de supervisión u optan por acuerdos con sus hijos para controlar su actividad

El 92% de los niños de 12 años en España ya tiene móvil propio

Niño con un móvil en la mano. | Europa Press

El 92,2% de los menores de 12 años en España dispone de un teléfono móvil y el 98,5% está registrado al menos en una red social, según datos de Unicef España. El estudio, elaborado a partir de una muestra de más de 40.000 adolescentes, revela que la edad media de acceso al primer smartphone se sitúa en los 10,9 años.

A los diez años, seis de cada diez niños ya cuentan con móvil propio, una cifra que asciende casi al 94% a los 13 años. Este rango, entre los nueve y los 15 años, coincide con lo que los expertos denominan el «segundo periodo sensible de aprendizaje», una etapa decisiva para el desarrollo cognitivo, social y emocional.

Según la ONG de infancia y educación Educo, el primer teléfono inteligente llega a la vida de los menores a los diez años y nueve meses de media, mientras que las llaves de casa no las tienen hasta los 11 años y un mes. En este contexto, más de 375.000 niños españoles de entre seis y trece años tienen las llaves de casa y pasan «horas del día solos» frente a la pantalla de su móvil porque sus padres y madres no pueden acompañarlos. 

En los últimos días, y por primera vez en España, diversas sociedades médicas de pediatría, neurología, psicología, psiquiatría y oftalmología han lanzado una advertencia conjunta: el uso excesivo de tecnología está afectando de forma significativa la salud mental de los menores. Los especialistas coinciden en un mensaje contundente: la edad del primer móvil puede predecir el bienestar psicológico futuro.

De acuerdo con datos de la organización Sapiens Labs, entre las mujeres que recibieron su primer teléfono a los seis años, el 74% manifestó síntomas de malestar psicológico en la etapa adulta joven, frente al 46% de aquellas que lo obtuvieron a los 18. En los hombres, el patrón se mantiene, aunque con porcentajes más bajos: del 42% al 36%, respectivamente. 

Las familias, entre la normalización y la falta de control

La organización Educo advierte de la creciente brecha entre la percepción de las familias y las alertas de los especialistas sobre el impacto de las pantallas en la infancia. Según su estudio, solo un 33% de los progenitores reconoce una relación clara entre el uso de dispositivos digitales y síntomas como la ansiedad, el estrés o la depresión.

En el ámbito académico, las percepciones no son mucho más altas. Apenas un 35% de las familias considera que las pantallas afectan al rendimiento escolar, y menos de la mitad (un 43%) cree que perjudican la atención y la concentración.

El informe también refleja una subestimación de los riesgos sociales y emocionales. Casi un 40% de los padres no percibe una relación directa entre el uso de pantallas y el aislamiento infantil, un fenómeno que los expertos asocian con la baja autoestima, la inseguridad y las dificultades para establecer vínculos sanos. Además, un 46% no ve conexión entre la exposición a las nuevas tecnologías y el acoso o la violencia digital, a pesar de que se ha documentado que las pantallas amplían el alcance y la intensidad de distintos tipos de violencia contra la infancia.

El uso de dispositivos en el hogar está ampliamente normalizado. El 62% de los padres asegura que sus hijos utilizan pantallas para tareas escolares, aunque más de la mitad reconoce que también las emplean para ver series, jugar online o chatear, en muchos casos hasta altas horas de la noche.

La gestión del tiempo frente a las pantallas es un reto pendiente. Casi un tercio de las familias no establece límites efectivos: un 21% no aplica ninguna restricción y un 8% admite que se lo ha planteado, pero que no sabe cómo hacerlo. Entre quienes sí imponen algún tipo de control, un 43% recurre a herramientas digitales de supervisión, mientras que un 35% opta por acuerdos verbales o escritos con sus hijos.

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