La elegancia de ayudar: la noche en que Madrid subastó belleza para cambiar destinos
Solidarity Xmas Tree recauda 751.000 euros para tres fundaciones enfocadas en la educación

Solidarity Xmas Tree.
Anoche Madrid volvió a demostrar algo que a veces olvidamos: que la belleza, cuando se organiza bien, puede mover montañas. Y que un pequeño grupo de mujeres —dos coordinadoras incansables, un equipo mínimo y un consejo de consejeras que cree de verdad en la misión— puede sumar a su causa a algunas de las casas más importantes del lujo internacional y a un público dispuesto a pujar no por un objeto, sino por una oportunidad.
Ese pequeño núcleo lo encarnan Bettina Farreras y Anabel Zamora, las dos mujeres que coordinan Solidarity Xmas Tree con una dedicación, sensatez y visión que han logrado movilizar a marcas globales, a artesanos y a un público profundamente comprometido. Su trabajo silencioso, preciso y constante es la columna vertebral de un proyecto que cada año crece en impacto, belleza y ambición.
Eso es Solidarity Xmas Tree: un puente entre la creatividad y la generosidad; entre el universo estético del sector del lujo y la realidad concreta de niños y jóvenes que necesitan una mano para poder levantarse. No una mano de caridad, sino una mano de futuro.
Ayer, en la gala de 2025, ese puente brilló como nunca. La subasta, dirigida con maestría por Beatriz Ordovás, alcanzó los 751.000 euros. Uno de los árboles llegó a rematarse por 120.000 euros. Son cifras impresionantes, sí, pero no cuentan toda la historia. Lo verdaderamente extraordinario es lo que ocurre detrás de esos números: el destino real de cada euro, el rostro de cada niño o joven que, gracias a estas pujas, descubrirá que el esfuerzo también encuentra su camino.

Porque lo que ocurre en una noche como la de ayer no es abstracto. Es real. Un niño que jamás imaginó tener una oportunidad —sin recursos, sin entorno, sin expectativas— podrá acceder a una educación transformadora gracias a la labor de tres fundaciones excepcionales: Fundación Tacumi, Fundación Dadoris y Fundación Alas. Ese niño, ese joven, cambia su destino porque alguien, en una sala cálida y festiva, levantó una paleta y decidió creer en él.
España es un país generoso. Siempre lo ha sido. Pero lo de ayer reveló algo más: una creciente disposición a comprometerse, a pujar más alto, a transformar presencia en impacto. Galas como esta muestran que la solidaridad está dejando de ser un gesto aislado para convertirse en una convicción compartida. Que existe un deseo profundo de participar en iniciativas que no solo emocionan, sino que construyen.
La gala, presentada con elegancia y calidez por Nieves Álvarez, también miembro del Consejo de Solidarity Xmas Tree, fue el mejor ejemplo de ello. Nieves, que lleva años impulsando el proyecto, volvió a recordarnos que el lujo solo adquiere sentido completo cuando se convierte en herramienta de bien común.

Detrás de esa magia —porque lo es— hay un trabajo implacable. Durante una semana, los árboles creados por catorce grandes casas del lujo internacional se exhibieron en la calle Ortega y Gasset y en Galerías Canalejas, convertidas en una ruta navideña de creatividad y artesanía. Piezas concebidas no como decoración, sino como obras de arte: el ADN de cada marca elevado en clave de generosidad.
Y luego llega la gala: impecable, delicada, alegre, serena. Una noche coordinada con precisión, donde nada se improvisa y todo confluye para que el lujo tenga un sentido más profundo que la estética: el bien.
Como miembro del Consejo de Solidarity Xmas Tree puedo decir que el verdadero lujo no está en la estética de las marcas, sino en poder ayudar junto a ellas, honrando la tradición de cada casa. En ver la emoción —auténtica, contenida, luminosa— de las representantes de Fundación Tacumi, Fundación Dadoris y Fundación Alas. Son organizaciones modestas, que trabajan a pulmón, y para las que cifras como las de anoche no son un gesto: son un antes y un después.

Eso fue lo más conmovedor. Que en una sola noche algo así pueda ocurrir resulta casi milagroso.
Es evidente que la gran batalla de un país es siempre la justicia: en un mundo ideal, todas las necesidades básicas estarían cubiertas y nadie quedaría fuera de la escuela ni del futuro. Pero las realidades nunca son perfectas. Y justamente por eso existen iniciativas como esta, que recuerdan la importancia —y la fuerza— de la sociedad civil cuando se une.
Solidarity Xmas Tree es la prueba de lo que ocurre cuando decidimos no mirar hacia otro lado.
Agradecimientos
A todas las casas participantes, que han convertido su creatividad en legado: Cartier, Chaumet, Chopard, Giorgio Armani, Hermès, IWC, Jaeger-LeCoultre, LOEWE, Maison Valmont, Ralph Lauren, Suárez, Stefano Ricci, Tod’s, Zimmermann, y cada firma que sumó talento, identidad y generosidad a esta edición.
A quienes colaboraron con patrocinios, con alianzas, con filas cero, con donaciones, con pujas valientes, con presencia, entusiasmo y apoyo —silencioso o visible—.
A todos los que hicieron posible que la belleza, una vez más, cambiara destinos.
