La farmacéutica Pfizer ha anunciado el envío de nuevos datos a la reguladora de medicamentos de Estados Unidos (FDA) y ha demostrado que la vacuna del coronavirus puede mantenerse estable si se almacena a temperaturas más elevadas, entre -25°C y -15°C, mientras que hasta ahora se mantiene en el rango de -80ºC y -60ºC. Así, tanto Pfizer como su socia en el desarrollo del fármaco, BioNTech, han solicitado este viernes una nueva regulación de congelación para facilitar la distribución de las dosis.
Por qué es importante: la cadena de distribución y almacenaje podría prescindir de los congeladores ultrafríos que son necesarios actualmente y que incrementan el costo logístico de la campaña de inmunización. Además, la aprobación por parte de la FDA podría abrir la puerta a que otros reguladores en todo el mundo tomaran una medida similar, algo que tendría un impacto positivo en la distribución de la vacuna en todo el mundo.
Albert Bourla, presidente y director ejecutivo de Pfizer, ha señalado en el comunicado emitido por la farmacéutica que «hemos estado realizando continuamente estudios de estabilidad para apoyar la producción de la vacuna a escala comercial, con el objetivo de hacer que la vacuna sea lo más accesible posible para los proveedores de atención médica y las personas en los Estados Unidos y en todo el mundo».
En la actualidad, la vacuna puede almacenarse entre -80ºC y -60ºC hasta seis meses, pero a medida que se obtengan datos de estabilidad adicionales, Pfizer y BioNTech anticipan que la vida útil y/o la fecha de vencimiento podrían extenderse, y se puede considerar un almacenamiento de temperatura alternativo a corto plazo.
Por otra parte, este viernes se ha dado también a conocer un estudio del hospital israelí Sheba, publicado en la revista científica The Lancet, que muestra que sólo la primera dosis de la vacuna producida por Pfizer disminuye en un 75 % las infecciones de coronavirus[contexto id=»460724″] al menos dos semanas después de su administración. El estudio es el más significativo hasta la fecha sobre la eficacia de la primera dosis de la vacuna, que requiere una segunda inyección con tres semanas de diferencia para alcanzar la protección del 94 % registrada en las pruebas clínicas del desarrollo del suero.
Además, el pasado jueves la farmacéutica estadounidense ha comenzado las pruebas clínicas de su vacuna con mujeres embarazadas, un grupo de riesgo, del que hasta ahora no hay datos de seguridad y efectividad de la vacuna, algo que suele suceder al inicio del desarrollo de terapias experimentales. Para completar el espectro de datos, Pfizer está avanzando para comenzar las pruebas clínicas con menores de entre 5 y 11 años en los próximos dos meses.
Antes de finalizar el año espera comenzar los ensayos con menores de 5 años, un segmento de población que no experimenta la mortalidad y gravedad ante el virus que sufren los mayores de 65 años.