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La UE exige acabar con el chanchullo millonario de las publicaciones científicas

Publicar en algunas de las editoriales más prestigiosas roza los 10.000 euros por artículo

La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Margrethe Vestager.

El Consejo de Competitividad de la Unión Europea destacó en sus conclusiones del pasado 23 de mayo que «el acceso abierto inmediato y sin restricciones» debe ser la norma en la publicación de investigaciones científicas que involucren fondos públicos. Además, hace hincapié en que los costos no deben ser cubiertos por los autores o los lectores. Y es que publicar en algunas de las editoriales más prestigiosas puede rozar los 10.000 euros por artículo.

De esta forma, en una respuesta parlamentaria de la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, la institución «exige» el acceso abierto «inmediato» a las publicaciones científicas. «Se espera que las publicaciones sean de acceso abierto y que su importancia se evalúe en función de la evaluación cualitativa de los proponentes, no de su Journal Impact Factor (JIF)», se lee en el escrito tras la denuncia de la europarlamentaria portuguesa Sandra Pereira, que señala a la «industria multimillonaria» que representa a las publicaciones académicas y denuncia que éstas «viven del trabajo de los investigadores» a los que les piden «que paguen por publicar sus artículos».

«Entre las tarifas de publicación y las suscripciones que pagan las universidades y los centros de investigación a las revistas académicas, es fácil ver que son los investigadores, sus instituciones y el público en general los que están impulsando el negocio de las editoriales», asevera la política. Con unos ingresos globales totales de más de 17.500 millones de euros, el negocio de las publicaciones científicas es notablemente grande: su tamaño se sitúa entre la industria discográfica y la cinematográfica, pero es mucho más rentable.

Hasta 9.500 euros por publicación

Para acceder al 90% de lo papers científicos, cuyo objetivo es permitir a los investigadores difundir el conocimiento que han generado tras la realización de sus estudios y experimentos para que otros investigadores puedan conocerlo, o bien el lector debe pagar una suscripción, o bien los investigadores y autores del estudio deben desembolsar ingentes cantidades de dinero para que su investigación sea publicada sin muros de pago. Si la opción elegida es esta última –conocida como Open Access, y cada vez más frecuente–, el APCs, que es el cargo por procesamiento de artículos que cobran las editoriales de revistas científicas para que los trabajos que publican estén disponibles en acceso abierto, asciende a precios desorbitados.

Así, según ha podido consultar THE OBJECTIVE en la web de las propias revistas, el APC de la editorial académica Elsevier va de los 170 euros a los 8.500, publicar en el grupo Springer-Nature puede costar entre 505 euros y 9.500 euros, en las revistas y editoriales de la empresa británica Taylor & Francis de 570 euros a 4.560 euros, y en la editorial MDPI de 400 a 2.080 euros.

Sin embargo, un estudio realizado por los investigadores Alexander Grossmann y  Björn Brembs revela que un artículo promedio medio debería tener un coste de 600 euros, no debiendo sobrepasar los 1.000 euros. Y es que los costos de las grandes editoriales científicas por publicación de artículo son mínimos, ya que los autores escriben sus investigaciones, generalmente financiadas por el Gobierno o por alguna institución científica, de forma gratuita. La editorial los revisa y si les parece que podrían ser adecuados, los preaceptan y los artículos pasan por un proceso de Revisión por pares, en el que otros científicos anónimos los revisan –también de forma gratuita– y piden las modificaciones que crean oportunas. Si esta revisión termina siendo positiva, finalmente los editores académicos lo cotejan –a coste cero o por un pequeño estipendio– para finalmente publicarlos.

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Ganancias que superan a las de Google y Amazon

Esta situación dio lugar el pasado mes de mayo a algo inédito. Todo el consejo académico de la revista Neuroimage, la publicación líder a nivel mundial para la investigación de imágenes cerebrales del grupo Elsevier, dimitió después de que Elsevier aumentara los costes de publicación. De esta forma, más de 40 científicos destacados se rebelaron en masa en protesta por lo que describen como la «codicia» del gigante editorial, que publica el 18% de los artículos científicos del mundo. Y es que los académicos que ahora quieran publicar una investigación en Neuroimage deben pagar unos 3.000 euros, algo que los editores consideran que es «poco ético» y no tiene relación con los costos involucrados, de unos 1.000 euros, denuncian en un comunicado.

Académicos de todo el mundo han aplaudido lo que muchos esperan sea el comienzo de una rebelión contra los enormes márgenes de beneficio de las publicaciones académicas, que superan a los de Apple, Google y Amazon. Y es que si en 2010, la división de publicaciones científicas de Elsevier reportó ganancias de 664 millones de euros sobre casi dos mil millones de euros en ingresos, con unos márgenes de beneficios del 36%, en 2022 informó de un aumento de sus ingresos a 3.380 mil millones, con unos márgenes de beneficio cercanos al 40

5 comentarios
  1. Orencio

    Como ha comentado Klaus con acierto, la promoción profesional de investigadores y profesores universitarios depende de modo crítico del índice de impacto de las revistas en las que han conseguido publicar. La mayoría son anglosajonas. Y en efecto manejan su cotización. En cuanto a la revisión del trabajo propuesto por ‘pares’, ojo que los autores pueden proponer a amiguetes. Con ello se cierra el círculo vicioso. Miles de artículos científicos de alta cotización que nadie lee, y los autores venga a ascender y a cobrar proyectos de investigación, que darán lugar a más y más artículos, y que el tiovivo siga dando vueltas.

  2. Klaus

    Apple y Google ganan mucho, pero también aportan mucho. ¿Qué aportan las editoriales científicas? Sólo la marca: el prestigio de «haber publicado en Nature», que es una pura convención social, muy semejante a cuando los adolescentes «deciden» colectivamente que unas ciertas zapatillas son «las guay».

    La otra pata de este vampírico tenderete es el índice de impacto. Básicamente, las posibilidades de promoción profesional de un investigador dependen de cuántos ‘papers’ ha publicado, pero sobre todo de dónde los ha publicado.: en revistas con alto índice de impacto, es decir, aquellas más consultadas por otros investigadores. Que son justamente las que poseen las grandes editoriales bandidas.

    La soluciójn es sencilla, aunque no fácil de aplicar, y pasa por desincentivar la publicacióin en las editoriales-sanguijuela. Por ejemplo, que tanto los comités encargados de la contratación y promoción de investigadores como los organismos que asignan fondos de investigación dejen de valorar especialmente las publicaciones en estas editoriales. En paralelo se puede incentivar y apoyar institucionalmente la creación de pequeñas entidades académicas (tal vez dentro de las propias universidades) que realicen todo el proceso de forma gratuita. Ahora que ya no hace falta papel (que encarece todo) es perfectamente posible. Y adiós parásitos.

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