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Un estudio apunta a que, ante tareas complejas, ChatGPT sólo ayuda a los buenos alumnos

La IA generativa provoca más desigualdades entre alumnos cuando la tarea a la que se enfrentan es compleja

Un estudio apunta a que, ante tareas complejas, ChatGPT sólo ayuda a los buenos alumnos

La IA ha llegado para quedarse en el terreno educativo. | Archivo

En el poco más de año y medio transcurrido desde la salida pública de ChatGPT, la inteligencia artificial generativa se ha convertido en una herramienta que promete provocar —ya ya está provocando— muchos cambios en multitud de ámbitos. En efecto, esta tecnología ya está obligando a introducir variaciones en el modo de evaluar en la educación, a la par que está facilitando muchas tareas en el mundo laboral.

Para muchos, además, la inteligencia artificial generativa —es decir, aquella que crea contenido a partir de comandos, como texto, imágenes, música, audio y vídeos— iba a suponer un impulso a la igualdad entre los estudiantes o trabajadores, al poner al alcance de todos una herramienta gratuita que ofrece tantas posibilidades.

Sin embargo, algunos albergan más dudas sobre si esta tecnología supondrá efectivamente un avance en la igualdad. Es lo que se deriva de un estudio publicado por Toni Roldán, exdiputado de Ciudadanos y director del Centro de política económica y economía política de Esade (EsadeEcPol). Roldán acaba de publicar un artículo académico describiendo un experimento sobre el uso de ChatGPT realizado por él mismo. En él se concluye que las herramientas de inteligencia artificial generativa «incrementan la desigualdad» entre estudiantes, ya que los que de verdad se benefician de ella son los alumnos más brillantes.

https://twitter.com/toniroldanm/status/1803073526452117709

Debate en tiempo real

Roldán partía de la hipótesis presente en varios estudios de que la IA generativa fomenta la igualdad entre los trabajadores con altas y bajas habilidades, al aumentar en mayor medida la productividad de los segundos. Sin embargo, señala el economista, esta teoría se había puesto a prueba únicamente en tareas por escrito.

Es por eso que el también profesor visitante de la London School of Echonomics organizó una competición de debate entre universitarios dividiéndolos en dos grupos. El primero, pudo acceder a un periodo de consulta intensivo de ChatGPT durante 20 minutos y también pudo echar mano de la herramienta durante la competición. Durante ese mismo periodo de tiempo, el segundo grupo debía limitarse a buscar información en internet al modo tradicional. Todos los estudiantes tuvieron acceso a sus móviles y ordenadores durante el debate y a ninguno se le proporcionó materiales previos con que prepararse. Los debates eran evaluados por tres jueces independientes y expertos, que no tenían conocimiento del experimento.

La principal diferencia, apunta Roldán, entre la evaluación del impacto de ChatGPT en tareas por escrito y estos debates es que la dialéctica permite medir los incrementos de productividad en una tarea que implica interacciones verbales impredecibles. En este escenario, la interacción del alumno con la herramienta de IA no se limita a un ‘copiar y pegar’ —como cuando ChatGPT le resuelve una duda por escrito—, sino que, en un debate, el estudiante debe haber asumido los conocimientos previamente adquiridos gracias a la inteligencia artificial y luego ponerlos en práctica en una discusión en tiempo real.

Los alumnos becados, los que más ventaja obtienen

Así, la conclusión del experimento es que los alumnos con un rendimiento académico más fuerte, como aquellos que tienen una beca dependiente de las notas, se benefician significativamente más de la IA que sus compañeros menos brillantes. Esto se vio, por ejemplo, en que los mejores estudiantes que tuvieron acceso a la inteligencia artificial experimentaron grandes mejoras en el tiempo que precisaron para preparar el debate, al contrario que otros compañeros.

En cifras, los resultados apuntan a que los alumnos que tuvieron acceso a ChatGPT tenían un 9,2% más de probabilidades de ganar el debate y sacaron algo más de dos décimas más de nota. Esta ventaja se incrementa entre los mejores estudiantes, ya que lograron inflar su calificación en más de medio punto. La diferencia es aún mayor entre los alumnos con beca, que subieron su nota en más de un punto. Por el contrario, los estudiantes en la mitad baja en cuanto a rendimiento no se beneficiaron de forma significativa del uso de ChatGPT. 

Todos estos datos llevan a Roldán a concluir que «para tareas que requieren habilidades superiores, como debatir, la IA generativa es complementaria a la capacidad y puede incrementar las desigualdades en la productividad». «Estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones para un entendimiento más amplio del potencial de los impactos económicos y sociales de estas tecnologías», concluye el economista.

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