España, tercer país de la UE donde más caen los graduados en carreras de ciencias
Mientras que en la mayoría de países europeos estos estudios están al alza, en el nuestro han bajado dos puntos
Uno de los problemas del mercado de trabajo español que los expertos suelen señalar es la baja prevalencia de empleos relacionados con el campo de la tecnología y la innovación. Los motivos que explican que España cuente con menos puestos de trabajo dedicados a estas áreas son múltiples, pero uno de los más importantes tiene que ver con la educación. Un indicador relevante es que los jóvenes se decanten por cursar carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés).
Recientemente se ha dado a conocer el dato de que en los últimos años España ha sido el tercer país de la UE en el que más se ha reducido el número de graduados en carreras STEM (sólo en Malta y en Chipre ha descendido más proporcionalmente). Una tendencia contraria a la de Europa, ya que la mayoría de nuestros vecinos han visto aumentar esta variedad de estudios universitarios o, al menos, han permanecido estables.
España, a la baja en el ámbito de las STEM
Un artículo escrito al alimón por Juan F. Jimeno (investigador del Banco de España) y Ana Lamo (del Banco Central Europeo) en el último número de la revista Papeles de Economía Española señala que, entre 2013 y 2019, la cantidad de graduados en carreras STEM ha descendido dos puntos. En términos absolutos, nuestro país tampoco aparece bien situado, cayendo al puesto 22 de los 31 analizados.
El contraste es pronunciado respecto a los países que lideran en este ámbito, como Alemania, cuya tendencia STEM descendió muy ligeramente en el periodo 2013-2019, pero que se mantiene en cabeza de la UE con un 37% de graduados en este ámbito; Grecia, con un 34% de universitarios en los campos científicos, tecnológicos y técnicos; o Finlandia, muy cerca de la cifra del país heleno. Por su parte, España se sitúa cerca del 25%, por lo que está aproximadamente a la misma distancia del líder, Alemania, que del país que figura en la cola de la UE, Chipre, con un 13%.
En cuanto a los países que más han crecido en el área STEM en el periodo 2013-2019, quien ha liderado el avance es Luxemburgo, con una subida de ocho puntos. Le han seguido en este esfuerzo Lituania, con un ascenso de cuatro puntos, así como Letonia, Dinamarca y Noruega, con crecimientos de tres puntos cada uno.
La inteligencia artificial, ¿riesgo u oportunidad?
En su estudio, Jimeno y Lamo se refieren además a los efectos que la irrupción de la inteligencia artificial puede suponer para distintos tipos de puestos de trabajo. La IA puede representar un riesgo para algunos empleos o bien ser complementaria de otros. Lo que el estudio concluye es que esta tecnología afectará, para bien, a los empleos más cualificados, aumentando la cuota de empleo en esas áreas. «La opinión generalizada es que cada vez habrá más demanda de graduados universitarios de las denominadas áreas STEM», insisten Jimeno y Lamo.
Concretamente, apunta el artículo publicado en Papeles de Economía Española, se prevé que el aumento del trabajo con robots y algoritmos subirá la demanda de perfiles formados en el ámbito STEM. No obstante, el estudio también recoge una hipótesis contraria, la de que los científicos, ingenieros y matemáticos puedan estar cavando su propia tumba al contribuir al desarrollo de la inteligencia artificial, una tecnología que podría amenazar sus puestos de trabajo en el futuro. De esta forma, los empleos beneficiados serían los relacionados con «habilidades directivas, creativas y empáticas, incluidas la comunicación, los servicios de atención al cliente y la atención sanitaria», al ser todos ellos menos sustituibles por la IA. Sólo el tiempo dirá cuál de los dos escenarios acaba por cumplirse, si el que beneficia o el que perjudica a los trabajadores STEM.
De hacerse realidad la primera posibilidad, la investigación apunta a que los empleos STEM se librarán del potencial peligro de ser sustituidos por el avance de la IA. Esto supone una mala noticia para España, que en los últimos años ha visto decrecer su proporción de graduados universitarios en los ámbitos de ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas.