El número de escolares con autismo se cuadruplica en España en una década
El avance en los mecanismos de detección temprana explica este espectacular incremento

Clase de infantil. | Freepik
El número de alumnos con autismo en el sistema educativo español se ha disparado en los últimos 12 años. Los escolares que presentan un trastorno del espectro autista (TEA) se han multiplicado por cuatro en poco más de una década, pasando de 19.023 en el curso 2011-2012 a los 78.063 del 2022-2023. O, lo que es lo mismo, suponen ya un 0,94% del estudiantado. Son datos sacados del último informe de la Confederación Autismo España (CAE), con el título ‘Datos de alumnado general no universitario con trastorno del espectro del autismo’.
Este espectacular incremento de alumnado que sufre este trastorno se ha mantenido casi constante durante los últimos dos sexenios. Sólo entre los cursos 2015-2016 y 2016-2017 se produjo una ligera caída. Con esa excepción, el número de menores autistas en las aulas españolas ha crecido todos los años. Entre 2022 y 2023, escaló otro 13,13%.
Según indica este organismo, el trastorno del espectro del autismo (TEA) es «una condición del neurodesarrollo que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral». Se caracteriza por dar lugar a «dificultades para la comunicación e interacción social y para la flexibilidad del pensamiento y de la conducta». Los alumnos que aquejan esta afección, por tanto, se enfrentan a desafíos en el aprendizaje y en la convivencia con sus compañeros. Su trastorno es, a la vez, un reto para los profesores y el resto de escolares.
Más diagnósticos
El informe de la CAE también apunta a que el autismo continúa siendo un fenómeno mayoritariamente masculino. De los más de 78.000 casos detectados actualmente, el 82,2% son varones y el 17,8% son chicas. Por otra parte, casi el 85% están escolarizados en la modalidad ordinaria del sistema, por sólo el 15% que están matriculados en la educación especial.
La razón para este incremento del alumnado autista tiene que ver con el diagnóstico. Antonio Barbeito, presidente de la Asociación de Academias de Enseñanza de Madrid (ASCADE) y profesional con experiencia en el trabajo con estudiantes autistas, explica a THE OBJECTIVE que «los mecanismos de detección temprana están mucho más avanzados».
Una educación lo más normal posible
El también fundador de mundoestudiante, una academia con 14.000 alumnos, insiste en que, en los casos en que sea posible, debe procurarse la escolarización del alumnado con autismo en centros no especializados: «Es una herramienta absolutamente necesaria para crecer en comunidad y vencer como sociedad los problemas a los que se enfrentan estos alumnos», señala el experto, que añade: «El aprendizaje no solo es importante por lo que se aprende, sino por la experiencia que se vive en torno a ese aprendizaje».
Ahondando en esta idea, Barbeito llama a «normalizar, tanto como sea posible, tener alguna patología» en clase. En este sentido, apunta a que la colaboración con el resto de compañeros es «fundamental» para que estos alumnos adquieran conocimientos y puedan evolucionar en comunidad.
Los retos del alumnado autista
Otra realidad del alumnado autista es que está más presente en las etapas educativas iniciales, como Infantil, y en las obligatorias, Primaria y la ESO. Sin embargo, apenas el 9% de estos estudiantes llega a cursar el Bachillerato, alguna modalidad de Formación Superior o programas formativos de Educación Especial (por el 21,5% del alumnado no autista). Sobre esta cuestión, Barbeito cree que se puede trabajar más para que ese porcentaje aumente. «Estoy seguro de que podemos conseguir planes y formaciones ad hoc para estudiantes con TEA que les permitan explotar más su potencial y sus cualidades. Pero, sin duda, esto sucederá si avanzamos en los planes personalizados de estudios, analizando cualidades y oportunidades para que estos estudiantes adquieran competencias, incluso universitarias, en las que dichas cualidades intrínsecas jueguen un papel primordial».
Entre el resto de desafíos para el estudiantado autista, Barbeito enumera el «desconocimiento frente a lo que está por venir». Para prevenir esa incertidumbre, el experto recomienda que se dé toda la información posible para que alumnos, familias y profesores puedan preparar un plan conjunto de desarrollo del estudiante. Asimismo, anima a «fomentar las relaciones personales y generar confianza entre docente y alumno, de manera que actúen como un equipo». De esta forma, podrán alcanzar el objetivo final de aprender y desarrollarse.