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Educación

ChatGPT mejora el rendimiento académico inmediato, pero daña el aprendizaje a la larga

Un estudio señala que los alumnos usan la IA como una «muleta» que les impide desarrollar competencias esenciales

ChatGPT mejora el rendimiento académico inmediato, pero daña el aprendizaje a la larga

Interfaz de ChatGPT. | Unsplash

La llegada de la inteligencia artificial generativa ha provocado un intenso debate en el ámbito educativo. Herramientas como ChatGPT y otras plataformas basadas en modelos de lenguaje han demostrado ser capaces de asistir eficazmente en los procesos de escritura, resolver problemas matemáticos e incluso generar explicaciones detalladas sobre cuestiones complejas. Sin embargo, su integración en las aulas ha despertado preocupación sobre sus efectos en el aprendizaje de los estudiantes.

Por un lado, defensores de la IA generativa argumentan que estas herramientas pueden democratizar el acceso al conocimiento, personalizar la educación y mejorar la eficiencia del aprendizaje. Los modelos de IA pueden actuar como tutores virtuales, proporcionando explicaciones instantáneas y adaptadas a las necesidades individuales de cada estudiante. Además, pueden reducir la carga de trabajo de los docentes al automatizar tareas repetitivas como la corrección de ejercicios o la generación de material didáctico.

Por otro lado, hay voces que advierten de que el uso excesivo de la IA generativa podría debilitar habilidades esenciales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad. Se teme que los estudiantes recurran a la IA como un atajo en lugar de enfrentarse al esfuerzo intelectual necesario para comprender nuevos conceptos. Además, existe la preocupación de que la información generada por estos sistemas no siempre sea precisa, lo que podría llevar a la difusión de errores o sesgos.

ChatGPT perjudica el aprendizaje a la larga

En este contexto, un reciente estudio proyecta dudas sobre la conveniencia del uso de estas herramientas en paralelo a la educación de los jóvenes. La investigación en cuestión, hecha por científicos de la Universidad de Pennsylvania y del Budapest British International School, señala que la IA generativa puede mejorar el rendimiento académico inmediato de los estudiantes, pero a costa de perjudicar a su aprendizaje a largo plazo.

Los investigadores llegan incluso a poner en cifras esa ganancia en el futuro inmediato y el riesgo para el lejano. Para ello, los autores del estudio realizaron un experimento con casi mil estudiantes de Secundaria, dividiéndolos en dos grupos. El primero tenía acceso a una forma básica de ChatGPT, mientras que el segundo contaba con una versión más avanzada y que incluía salvaguardas para asegurar el aprendizaje e inputs del profesor.

Con esas distintas herramientas a su disposición, las dos muestras de alumnos se enfrentaron a unas sesiones de estudio y a un examen para evaluar los conocimientos adquiridos en la asignatura de matemáticas. Los resultados se tradujeron en que el primer grupo de estudiantes, los que dispusieron de una IA menos avanzada, vieron mejorado su rendimiento un 48%, por un 127% del segundo. Podría argumentarse, por tanto, que el acceso a la inteligencia artificial resulta positivo en todos los casos y que el mejor rendimiento del segundo grupo se explica porque tuvieron acceso a una herramienta hecha ad hoc.

La inteligencia artificial, una «muleta»

Sin embargo, las conclusiones cambian cuando se les retira a todos los alumnos la posibilidad de usar la inteligencia artificial. Sin esa asistencia, las diferencias entre las dos cohortes de estudiantes afloran de forma significativa. Así, el grupo que tuvo acceso al ChatGPT estándar pasó a rendir un 17% peor en los exámenes que los que no usaron inteligencia artificial en ningún momento.

Por el contrario, aquellos alumnos que llevaron su proceso de aprendizaje acompañados de una plataforma que asegurase la preservación del razonamiento y la comprensión no experimentaron una caída significativa en su rendimiento. Eso sí, no todos los estudiantes fueron afectados de la misma manera. Los investigadores señalan que aquellos con habilidades previas más fuertes fueron menos dependientes de la IA.

A la luz de estos datos, los autores del estudio apuntan a que los alumnos tienden a «usar la inteligencia artificial como una muleta» a la hora de realizar sus tareas, evitando el esfuerzo cognitivo necesario para el aprendizaje real. Cuando pierden esa ayuda, tienen un rendimiento más deficiente. Por tanto, concluyen, «para mantener la productividad a largo plazo, debemos ser cautelosos a la hora de introducir la inteligencia artificial generativa, para así asegurar que los humanos continúan aprendiendo las habilidades críticas».

Los científicos aconsejan introducir condiciones en el uso de ChatGPT y otras herramientas de IA en contextos educativos, como forzar a los estudiantes a justificar sus respuestas en lugar de recibirlas directamente. También llaman la regulación: recomiendan que las políticas educativas adopten enfoques que equilibren los beneficios y riesgos de la IA en el aprendizaje.

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