El cambio climático amenaza el histórico cementerio londinense de Highgate, un oasis de verdor que acoge las tumbas de varios personajes famosos, desde el filósofo alemán Karl Marx hasta la estrella del pop británico George Michael. Preocupados por el incremento de los hongos, las tormentas y el movimiento de las tumbas, los guardianes de este misterioso lugar, muy popular entre los turistas, han pedido ayuda para salvaguardarlo.
Lo más curioso: entre los 170.000 inquilinos de este bucólico lugar se encuentran celebridades como el novelista George Eliot y el escritor Douglas Adams, autor de la Guía del autoestopista galáctico. También incluye la tumba anónima, de acuerdo con los deseos de su familia, del cantante George Michael, que murió en 2016. Marx, el filósofo y economista alemán autor de El Capital, está enterrado en la parte oriental del cementerio.
Así lanzaron un concurso para jardineros paisajistas cuya misión es proponer planes para que el cementerio, inaugurado en 1839, pueda resistir al calentamiento global en las próximas décadas. «El plan debe extenderse durante los próximos 20 años, un período durante el cual el calentamiento global continuará», ha explicado el presidente de la asociación de amigos del cementerio, Martin Adeney.
Unas 100.000 personas visitan el lugar cada año, con un alza del 30% en los últimos siete años, aunque las visitas se suspendieron durante el confinamiento.
A pesar de la belleza del lugar, las lápidas y catacumbas han sufrido años de abandono y los efectos del cambio climático. Algunas lápidas están rodeadas de cintas y señales que advierten del peligro de derrumbe. Otras se inclinan peligrosamente. Los árboles han metido sus raíces en los huecos de las lápidas.
Frank Cano, jardinero jefe, está preocupado por una tumba del siglo XIX cuya parte superior está siendo gradualmente desplazada por un árbol que daña la piedra. El movimiento del suelo arcilloso también ha desplazado algunos monumentos, explica este responsable, que ha trabajado en el cementerio seis años.
«La amenaza al cementerio viene de nuestros árboles, hiedras y zarzas. Básicamente es la naturaleza tratando de apoderarse» del lugar, dice. «Los vientos también se han hecho más fuertes», explica Cano. Las temperaturas más cálidas están causando el crecimiento de hongos y los árboles son atacados por «muchas más plagas y enfermedades».
El año pasado, el cementerio tuvo que cortar uno de sus árboles más emblemáticos, un gran cedro libanés, que estaba infestado de hongos. Además, el aumento de las lluvias está arrastrando los caminos de grava y llenando en exceso unos sistemas de drenaje obsoletos.
El proyecto de gestión futura incluirá plantar árboles más resistentes al cambio climático. Cano espera que el nuevo plan «permita convivir a la historia con la naturaleza» para que «el cementerio pueda seguir aquí en los siglos venideros».
Esta no es la primera dificultad que enfrenta este viejo cementerio, que no recibe fondos públicos. En los años 1970 no era rentable y había sido abandonado por sus dueños. Las tumbas y bóvedas fueron objeto de vandalismo y se habían desenterrado esqueletos, hasta que los residentes locales acudieron a su rescate formando una asociación.
Las nuevas renovaciones serán «sin duda» las más importantes realizadas desde entonces, afirma Adeney. Aunque no se conoce el coste final, «estamos hablando de millones, por supuesto», ha estimado el presidente de la asociación de amigos del cementerio, con la esperanza de recaudar fondos a través de la lotería nacional.
La asociación también quiere recoger propuestas de arquitectos para hacer el sitio más fácil de usar, respetando al mismo tiempo la tranquilidad de los fallecidos. Esto podría incluir la construcción de un centro de recepción, nuevos baños y posiblemente un café.