¿Cómo se cuida la planta Boina de vasco?
Se trata de una especie muy valorada por su gran follaje y su capacidad para crecer en condiciones de sombra
La Boina de vasco, también conocida como Farfugium japonicum, es una planta perenne muy valorada por su follaje decorativo y su capacidad para crecer en condiciones de sombra. Popular en jardines y espacios interiores, esta planta es fácil de mantener siempre que se sigan unas pautas básicas de cuidado.
Como su mantenimiento es relativamente simple, es la planta ideal para aquellos que no tengan experiencia en jardinería. Además, luce en su máximo esplendor tanto en jardines como en macetas dentro de casa. Y al tener un follaje llamativo y flores durante los meses más fríos, decora y aporta luminosidad a los espacios sombríos.
¿Cuáles son las características?
La Boina de vasco destaca por sus grandes hojas en forma de riñón, de un verde brillante y textura cerosa. Algunas variedades tienen manchas amarillas o blancas que asemejan el patrón de un leopardo, lo que le da su nombre común en inglés: leopard plant. En otoño e invierno, produce flores amarillas similares a margaritas que añaden un toque de color.
Cuidados esenciales de la Boina de Vasco
1. Estar en un espacio con luz
Esta planta prefiere la sombra parcial, aunque también puede crecer en lugares donde no le de la luz en todo el día. Es recomendable que evites exponer tu Boina de vasco directamente al sol, ya que éste puede quemar sus hojas. Si decides tenerla en una maceta dentro de casa, es imprescindible que escojas un espacio con luz indirecta para colocar la misma.
2. Un riego equilibrado
La Boina de vasco prospera en suelos constantemente húmedos pero bien drenados. Durante los meses más cálidos, riégala con mayor frecuencia para mantener el sustrato húmedo. Sin embargo, es importante evitar el encharcamiento, ya que esto puede provocar la pudrición de las raíces. En invierno, reduce la frecuencia del riego, ya que la planta entra en un estado de «semi-hibernación», por lo que su crecimiento se ralentiza.
3. Temperaturas cálidas
La Boina de vasco mejora su apariencia en climas templados con temperaturas entre 15°C y 25°C, aunque puede tolerar hasta 35°C. Eso sí, evita exponerla a temperaturas bajo cero, ya que no soporta las heladas. Además, esta planta disfruta de una humedad moderada a alta, lo que la hace ideal para jardines o interiores con climas húmedos. Si el ambiente es seco, puedes pulverizar agua sobre sus hojas.
4. Fertilización cada mes
El sustrato debe ser rico en materia orgánica y con buen drenaje. Durante la primavera y el verano, fertiliza la planta cada mes con un fertilizante adecuado para favorecer su crecimiento. En otoño e invierno, puedes reducir la frecuencia de la fertilización.
5. Una poda cuando sea necesario
La poda no es estrictamente necesaria, pero eliminar las hojas dañadas o marchitas ayudará a mantener la planta con un aspecto limpio y saludable. También es recomendable limpiar las hojas ocasionalmente para evitar la acumulación de polvo.
6. Evitar plagas
Aunque la Boina de vasco es resistente, puede ser susceptible a algunas plagas como los pulgones o las cochinillas. Si notas manchas o daños en las hojas, inspecciona la planta y aplica un insecticida suave o un remedio casero como una solución de jabón diluido. También puede sufrir enfermedades fúngicas si se riega en exceso, así que asegúrate de que el suelo drene bien.
7. Transplantar la Boina de Vasco
Se puede transplantar fácilmente mediante la división de sus raíces en primavera u otoño. Para hacerlo, extrae la planta de la maceta, separa las raíces con cuidado y planta cada sección en un nuevo recipiente con sustrato fresco. Mantén las nuevas plantas en un ambiente sombreado y húmedo hasta que comiencen a brotar.