El papa subraya la necesidad de separar etnia y fe en una misa multitudinaria
Cerca de 150.000 creyentes han asistido este miércoles en Rangún, la antigua capital de Birmania (Myanmar), a una misa multitudinaria en la que el Papa Francisco ha expresado que existe la necesidad de separar etnia y fe en un país donde van de la mano.
Cerca de 150.000 creyentes han asistido este miércoles en Rangún, la antigua capital de Birmania (Myanmar), a una misa multitudinaria en la que el Papa Francisco ha expresado que existe la necesidad de separar etnia y fe en un país donde van de la mano.
La Iglesia «ayuda a un gran número de hombres, mujeres y niños, sin distinción de religión u origen étnico», ha subrayado en la homilía ante los ciudadanos que se han reunido en la explanada del Estadio Kyaikkasa. «Muchas comunidades anuncian el Evangelio a otras minorías tribales, sin forzar ni coaccionar, sino invitando«, ha dicho. «Soy testigo de que aquí la Iglesia está viva«, ha añadido el Papa, que comenzó el lunes la primera visita de un pontífice a Birmania. El número de católicos en este país no alcanza los 700.000 fieles, que pertenecen a etnias minoritarias y marginadas entre una población de 52 millones de personas.
A la misa han acudido seguidores de diferentes estados como Chin y Kayak, entre los más pobres de país y donde miles de católicos se encuentran desplazados debido a conflictos armados entre guerrillas tribales y el Ejército, que están bajo control de la etnia mayoritaria, la religión budista bamar.
Un grupo de refugiados de Kachin, un estado también tribal, pobre, periférico y que cuenta con presencia cristiana, ha esculpido la cruz de madera teca que el papa ha exhibido durante la visita religiosa.También se han presentado al evento los católicos del estado de Rakáin, fronterizo con Bangladesh y hogar tradicional de la minoría musulmana rohingya.
«Jesús nos ha venido a ver» ha dicho a la agencia EFE el sacerdote George Maung Maung, de etnia karen, que oficia a diario misa en la catedral de Santa María, en Rangún. «El papa ha venido a un país pobre porque quiere más a los pobres. No por casualidad eligió el nombre de Francisco«, ha subrayado el religioso de 44 años, que se ordenó en 2002. «A través de su amor sentimos el amor de Jesús», ha añadido.
Tras estar décadas en Birmania bajo el poder militar, durante las que «las relaciones fueron difíciles«, el Vaticano y este país establecieron vínculos diplomáticos el último mes de mayo, durante la visita a Roma de la líder birmana, Aung San Suu Kyi, ha admitido el arzobispado local. Suu Kyi aprovechó la ocasión para invitar al papa a visitar Birmania.
La Iglesia local, distribuida en 16 diócesis y compuesta por 20 obispos, 800 sacerdotes y 2.000 monjas, confía en que se le permita desarrollar su labor de ayuda humanitaria a los más desfavorecidos.