El juez absuelve a los tres tuiteros que desearon la muerte de niño con cáncer
El juez no aprecia en los mensajes un delito de incitación al odio, contra la integridad moral ni de injurias graves
El titular del Juzgado de lo Penal 2 de Valencia ha absuelto a los tres acusados juzgados el pasado lunes por escribir en redes sociales mensajes ofensivos hacia un niño enfermo de cáncer que quería ser torero, al no apreciar delito de incitación al odio, contra la integridad moral ni de injurias graves.
Aunque el magistrado califica algunas de las expresiones vertidas de «deleznables» o “repulsivas”, no aprecia en ellas un delito de incitación al odio, contra la integridad moral ni de injurias graves, contrariamente a lo que sostenían, según el caso, la Fiscalía, la acusación particular y la acción popular, que pedían penas de entre uno y tres años de prisión para los implicados.
La sentencia, que puede ser recurrida en apelación ante la Audiencia Provincial de Valencia, alude a la jurisprudencia del Tribunal Supremo y concluye que el Código Penal no puede «convertirse en la primera respuesta ante este tipo de acciones», según informa el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
Los mensajes fueron escritos en octubre de 2016, tras la celebración de una corrida benéfica que tenía como finalidad recaudar fondos para Adrián, que entonces tenía 8 años, y quien falleció seis meses después a causa de su enfermedad.
El juez recuerda que en este procedimiento se analizaban exclusivamente los comentarios que cada uno de los acusados hizo en Twitter o Facebook, «y no el resto de mensajes que fueron publicados en distintas redes sociales o enviados por distintas aplicaciones de mensajería, conteniendo amenazas de muerte e imágenes explícitas de armas y fallecidos», a los que tuvo acceso el denunciante, padre de Adrián.
El magistrado considera que las frases atribuidas a los acusados, y cuya autoría asumieron ellos mismos durante el juicio, no son constitutivas de un delito contra la integridad moral, pese a «lo deleznable» que puedan resultar.
«No se estiman de entidad suficiente para considerarlas como trato degradante apto para generar el menoscabo grave a la integridad moral que exige el tipo», señala la sentencia.
El primero de los acusados, M.O.C., se quejaba en su cuenta de Twitter del gasto «innecesario» que conllevaba la recuperación del menor, cuya vida, según decía, le importaba «dos cojones», porque probablemente ya estaba «siendo tratado en la sanidad pública» con su dinero.
La segunda, A.E.O., en un mensaje privado de su perfil de Facebook, deseaba la muerte de «un niño enfermo que quiere curarse para matar a hervíboros inocentes y sanos que también quieren vivir», y B.E.S.L. criticaba a los internautas que apoyaban a «un niño que prefiere matar a un animal» y le deseaba también la muerte.
El juez entiende que esas expresiones tampoco encajan en el delito de odio tipificado en el Código Penal.
El niño padecía una enfermedad terminal «de la que no se puede hacer responsable a ninguno de los acusados», por más que éstos la aprovecharan para escribir «una repulsiva frase», hacer «un alarde macabro» y de «incontinencia escrita» o expresar «el ponzoñoso deseo de la muerte del menor», explica el magistrado.
Finalmente, el fallo descarta la comisión de un delito de injurias graves. En el caso del tuit de M.O.C., no puede considerarse que exista un insulto a Adrián, «sino una soez manera de exteriorizar una ausencia total de empatía«.
Respecto a los comentarios y frases usados por A.E.O. y B.E.S.L., indica que «resultan ciertamente ofensivos, pero la actitud denota desafío y taxatividad grosera como ánimo predominante» y no alcanzan «la gravedad suficiente para que puedan tener repercusión penal».