Peligros Menárguez: cinco años sin su hija Lucía, quien se suicidó tras sufrir bullying
Analizamos la situación actual respecto al acoso escolar con la madre y una profesional de la psicología
Al hablar de acoso se alude a’todo tipo de maltrato físico, verbal, sexual, psicológico social o el que se produce por el uso de medios tecnológicos, entre iguales, en el ámbito escolar, de un modo sistemático y reiterado en el tiempo, con el ánimo de inferir daño’.
Según un informe de la Organización Mundial para la Salud (OMS) junto a Naciones Unidas, el acoso escolar o bullying provoca aproximadamente 200.000 suicidios al año entre jóvenes de entre 14 y 28 años. El acoso escolar ha aumentado en España. Del mismo modo, lo han hecho los suicidios a causa de esta situación.
Asociaciones como Plántale Cara Al Bullying, con Salud Alarcón Abad al frente, se han creado para la prevención, intervención y visibilización del acoso escolar.
Recientemente en nuestro país, comunidades tales como: Castilla y León, Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura y Baleares han aprobado protocolos para la prevención del suicidio en los centros educativos.
Se habla de cifras, pero tras ellas, existen nombres propios: Andrés, 16 años, Carla, 14, Jokin, 14, Aránzazu, 16, Diego, 11 o Kira, 15 en España. Drayke de 12 años, ha sido una de las más recientes víctimas fallecidas en Estados Unidos tras sufrir acoso escolar durante más de un año. Estos son algunos de los protagonistas de los relatos de horror que trae el bullying.
Lucía García fue una de las niñas que decidió dejar de sufrir su calvario personal originado por dos compañeros de su colegio. Un 10 de enero de 2017 decidió terminar con su vida. Peligros Menárguez, su madre, inició ese día y continúa en la actualidad, una lucha en nombre de su única hija.
En el año 2020, el suicidio entre jóvenes de entre 15-29 años (300 casos) llegó a ser la segunda causa de muerte tras los tumores (330 casos).
Un acoso constante que debilita el ánimo
Han pasado cinco años desde que Lucía con 13 años, la niña de la eterna sonrisa, «que no concebía dañar a nadie», hija de Peligros Menárguez y Joaquín García, no pudo más. Sin embargo, todo esto, esconde un estremecedor contenido que desgraciadamente sigue cohabitando en muchos hogares del mundo.
La hija de Menárguez comenzó a sufrir bullying en el colegio «por parte de compañeros y el corrillo que les reía las gracias». Las notas de Lucía no empeoraban; era una niña de sobresalientes. Su madre asegura que en casa no manifestaba tener problemas; todo lo contrario, se mostraba cariñosa y alegre.
La situación fue a más cuando la niña pasó al instituto en 2015, pese a que se mostraba esperanzada ante el cambio. Fue al instituto que le correspondía por zona; sus agresores, lamentablemente, también estaban en su aula.
El acoso escolar que padecía Lucía comenzaba en el autobús escolar, continuaba en clase, en los recreos y como aclara Menárguez, parecía pasar desapercibido por quienes estaban a su alrededor.
A finales de abril, Lucía habló de la situación que estaba atravesando con sus padres. Hacía varios meses que Menárguez la veía más callada, encerrada en sí misma y con falta de ánimo. Viendo a su hija así de mal, decidieron denunciar al instituto. En ese momento, expulsaron a las dos personas que la niña señaló; a uno una semana y a otro dos días; procedimiento de actuación que aseguraron tener.
La educación desde la infancia y en casa es fundamental
Menárguez intentó cambiar de instituto a su hija porque ella rechazaba seguir allí. Pero, desde el centro les ponían problemas, alegando que ya habían iniciado el protocolo conveniente a ese caso. Ante esa afirmación, la madre de Lucía se propuso averiguarlo ante la Consejería de Educación y el tal protocolo de acoso ni se había iniciado.
Finalmente, lograron cambiar a la niña de centro porque avalaba su estado de bajo ánimo y autoestima y otros severos daños psicológicos un parte de la psicóloga que la trataba.
La madre de Lucía declara estar en contra de la reciente medida que, apuesta por añadir un coordinador de bienestar y protección (supervisado por el director), que revisará estos casos y dará cuenta de ellos. Ella considera deberían ser figuras externas a la institución educativa las únicas que valorasen y se implicasen.
Menárguez alega que las familias con hijos han de educar en el respeto y hacer ver a los niños lo que está bien y lo que no. La madre de Lucía asevera que «la educación empieza en casa».
Desde que murió su hija, Peligros Menárguez, asume que, pese a que en la actualidad existe mayor visibilización del acoso escolar, queda un largo camino donde es preciso ver la realidad y comprometerse. Y sostiene que: «es el Gobierno quien debería decretar leyes sobre las que ampararse» en el momento en que se produzcan estos casos y proteger a niños y adolescentes acosados, penalizando al acosador. Para ella, el respeto y la formación e implicación de los profesores resulta indispensable.
Lucía, una apasionada del teatro y el manga, era una niña respetuosa que consideraba que todas las personas tienen los mismos derechos.
En 2017, Lucía tomó la decisión más dura de su vida ante las constantes vejaciones por parte de sus compañeros de clase. Respecto a los agresores, pese a que la familia de Lucía, llevó el caso de su hija a juicio, no obtuvieron la respuesta deseada por ser los acosadores menores de edad. No se pudo hacer nada. «La ley del menor les protege y no se ha podido ni nombrarles», revela Menárguez. No obstante, el nombre de Lucía quedará para siempre en la memoria de todos los que la quisieron por el dolor que le infligieron y por un trágico final que no debería haberse producido jamás.
Hace falta más formación e implicación por parte de los educadores
Profesionales de la psicología determinan que los agresores sienten reafirmar su valía y poder al cometer actos que perjudican a otros. La pasividad de la sociedad, institución escolar…, incluso del entorno del menor o joven, como amigos, llega a hacer pensar a las víctimas que su situación no puede mejorar o solucionarse. El colegio llega a convertirse en un lugar hostil donde los acosados se sienten solos y desprotegidos.
Laura Cerdán, psicóloga y psicopedagoga, es tajante al referir que el acoso escolar es un problema real con unas consecuencias devastadoras. Para ella, la figura de referencia contra la violencia en los centros educativos ha de tener la suficiente formación, incluso sensibilidad sobre el tema. Según la experta, los sociogramas y las pruebas de clima social en el aula no detectan siempre los casos de bullying. La evaluación precoz y periódica ayudaría a erradicar esta problemática. Es importante estar atento a cualquier signo: falta de respeto y/o burla entre los compañeros.
Cerdán insta a que los profesionales de los centros educativos se formen sobre el acoso escolar para que la detección de los casos sea temprana y se pueda atajar del modo más conveniente.
Haciendo alusión a una cita de la autora y fundadora y directora del grupo de defensa de los derechos de los niños y consultoría familiar Little Hearts/Gentle Parenting, L.R. Knost: «No es nuestro trabajo endurecer a nuestros hijos para enfrentar un mundo cruel y sin corazón. Es nuestro trabajo criar a niños que harán que el mundo sea un poco menos cruel y con más corazón».