Opinión

Hacia el hoyo

Hacia el hoyo

“Estamos metidos en el fango gubernamental que se niega a responder cualquier cuestión de la oposición. Un Gobierno que nunca contesta pero siempre insulta”

Asaltar el Ateneo

Asaltar el Ateneo

«El miércoles volvió a ganar en las urnas el grupo de Luis Arroyo. Ese presidente que una vez, al proponerle un ciclo de Gutiérrez Aragón, me dijo: ‘¿Y quién es ese?’»

Los dos romanticismos

Los dos romanticismos

«Sánchez arremetió contra quienes ‘exigen un sector cultural anodino, mudo, equidistante’, es decir, autónomo y defendió a politización total del arte y la cultura»

La sartén y el fuego

La sartén y el fuego

«No esperamos una revolución del PP que nos lleve a cotas inéditas de bienestar, sino una gestión sensata que restañe las heridas mafiosas inferidas por el sanchismo»

Mafia o democracia

Mafia o democracia

«Ante este paisaje en ruinas, no hay reacción. Ni en la sociedad civil, anestesiada o resignada, ni en las estructuras del Estado, que prefieren la cobarde equidistancia»

La mafia que nos gobierna

La mafia que nos gobierna

«Sabíamos de la existencia de ese equipo de ‘investigadores’ al servicio del mal, pero escucharlo de viva voz pone los pelos de punta. Qué vergüenza»

Lo más grave

Lo más grave

«El proyecto de reforma judicial de Bolaños tiene más de 140 páginas para así disimular su objetivo final, el de lograr una justicia a la medida del Puto Amo»

Lecturas obligatorias

Lecturas obligatorias

«Leer en la escuela no puede reducirse a asignar un libro al alumno y a examinarlo al final del trimestre. Debería consistir en trabajar un texto durante semanas»

Europa en crisis

Europa en crisis

«Con Europa como gran perdedor por las consecuencias de la invasión de Ucrania y de la estrategia de Trump, Sánchez puede ver paradójicamente reforzado su juego»

Morir matando

Morir matando

«El sanchismo está diseñando un escenario de excepcionalidad democrática que puede justificar cualquier atropello al sistema»

No basta con indignarse

No basta con indignarse

«Los españoles hemos inventado el turismo de la indignación: un paseo rápido por redes, un par de comentarios, la lectura del nuevo caso de corrupción y un gruñido. Sin calentarse la cabeza»

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