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Las principales agencias de Inteligencia desmienten a Trump en el caso de las escuchas

El presidente Donald Trump, que publicó el pasado día cuatro de marzo unos tuits acusando al expresidente Obama de haber realizado escuchas telefónicas en la Torre Trump, ha perdido el apoyo del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y el Comité de Inteligencia, que han negado que existiera ningún pinchazo telefónico a Trump.

Las principales agencias de Inteligencia desmienten a Trump en el caso de las escuchas

El presidente Donald Trump, que publicó el pasado día cuatro de marzo unos tuits acusando al expresidente Obama de haber realizado escuchas telefónicas en la Torre Trump, ha perdido el apoyo del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y el Comité de Inteligencia, que han negado que existiera ningún pinchazo telefónico a Trump. Con todo, la Casa Blanca sigue sin retirar su versión.

El director del FBI, James Comey, ha asegurado este lunes no tener información que apoye las acusaciones del presidente de EE.UU., Donald Trump, contra su predecesor, Barack Obama, sobre un presunto pinchazo telefónico ordenado por el exmandatario en la Torre Trump de Nueva York. «No tengo información que apoye esos tuits», ha dicho Comey en la primera audiencia pública realizada en el Congreso sobre la injerencia rusa en los comicios estadounidenses de noviembre, en alusión a los mensajes de Trump divulgados hace semanas en la red social Twitter para acusar a Obama de intervenir sus comunicaciones.

«Ningún individuo en Estados Unidos puede ordenar la vigilancia electrónica de nadie, tiene que pasar por un proceso de solicitud», ha explicado el director del FBI, quien ha agregado que el Departamento de Justicia tampoco tiene constancia de ninguna prueba que pueda respaldar las acusaciones de Trump.

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Pese a que Obama ha negado rotundamente las acusaciones a través de un portavoz, Trump se ha mantenido firme y el pasado viernes, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca junto a la canciller alemana, Angela Merkel, dijo que ambos tienen «algo en común»: haber sido espiados por orden del expresidente. El comentario de Trump fue una referencia a la revelación en 2013 de que un teléfono móvil de Merkel fue intervenido por la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA) entre 2002 y 2012, un periodo que incluye parte de la Presidencia de George W. Bush y parte de la de Obama.

Por su parte, el jefe de la NSA, el almirante Mike Rogers, ha negado que se haya pedido a Londres espiar a Trump. En la sesión del Comité, tanto Rogers como Comey han respondido con un «no señor» a las preguntas acerca de si habían detectado algún tipo de fraude electoral en los estados claves de las elecciones. El almirante estadounidense ha desmentido que el servicio de espionaje británico, GHCQ, hubiera pinchado las telecomunicaciones de la Torre Trump. El máximo responsable de la NSA, que se ocupa del espionaje electrónico, ha dicho que las declaraciones de la Casa Blanca de que el GHCQ llevó a cabo esas actividades «claramente frustra a un gran aliado», en referencia a Gran Bretaña.

El Comité de Inteligencia también niega las escuchas telefónicas

El presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Devin Nunes, ha asegurado este lunes que «no hubo escuchas telefónicas en la Torre Trump» durante la campaña electoral de 2016, aunque «pudo haber otros tipos de vigilancia contra el presidente» Donald Trump. En su intervención de apertura en la primera audiencia pública celebrada en el Congreso sobre la presunta injerencia rusa en los comicios presidenciales, Nunes ha negado categóricamente que la torre neoyorquina fuera interceptada telefónicamente, como aseguró el mandatario acusando de ello al expresidente Barack Obama.

Por su parte, el congresista Adam Schiff, el demócrata de más alto rango del Comité, ha afirmado que «los rusos se inmiscuyeron con éxito» en la democracia estadounidense y advirtió que «lo harán de nuevo». Schiff ha insistido en que Estados Unidos no es la primera democracia «atacada» por Rusia y ha subrayado la necesidad de esclarecer las actividades rusas en el país.

El demócrata ha relatado una por una las relaciones e intercambios que realizaron algunos de los miembros de la campaña del ya presidente Donald Trump y el Gobierno ruso, aunque ha reconocido que las investigaciones aún no han esclarecido si esos encuentros tenían que ver con una acción coordinada para influir en los resultados electorales. Schiff ha citado, además de los ya comprobados vínculos del exasesor de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn, que provocaron su renuncia, las reuniones que ocultó al Senado el ahora fiscal general, Jeff Sessions, con el embajador ruso en Washington, o las modificaciones del programa electoral republicano respecto a sus posiciones sobre Ucrania.

«Es posible que todos estos eventos e informaciones estén completamente desvinculados, y no sean más que una desafortunada coincidencia. Es posible. Pero también es posible que no estén desconectadas, y le debemos a nuestro país averiguarlo», ha afirmado Schiff.

Las conclusiones a las que han llegado los servicios de inteligencia estadounidense es que sí hubo injerencia rusa en las elecciones, a través de ataques informáticos contra el Partido Demócrata y la campaña de su candidata presidencial, Hillary Clinton, y con el objetivo principal de beneficiar a Trump. Lo que sigue siendo una incógnita es si hubo colaboración entre la campaña de Trump y el Kremlin para orquestar esa injerencia.

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