El ejército se sube al Dragón y se probará primero en Almería
El parto ha sido largo, con problemas financieros, de diseño y adjudicaciones, pero por fin el Ejército de Tierra ya dispone de él
El Dragón. | Tess Defence.
Gracias a la serie ‘Juego de tronos’ los dragones están de moda. Y más que se van a poner en el ejército español, gracias a su nuevo Vehículo de Combate sobre Ruedas 8×8, el recién entregado Dragón. El parto ha sido largo, con problemas financieros, de diseño y adjudicaciones, pero por fin el Ejército de Tierra ya dispone de él, y más concretamente a su primer destinatario: la Legión de Viator en Almería. Ellos serán los encargados de exprimir, en periodo de prueba, las primeras siete unidades entregadas, cinco demostradores y dos unidades acabadas con funciones asociadas al cuerpo de zapadores.
Para qué
El parto no ha sido fácil. Todo empezó hace unos 15 años, en 2007, siendo ministra de Defensa la desaparecida Carmen Chacón. La espoleta que disparó la decisión fue una cascada de ataques sufridos por las fuerzas españolas destinadas en Líbano. Los BMR utilizados no es ya que fueran obsoletos, sino que dejaban bastante que desear en el plano de la vulnerabilidad ante ataques de nivel medio. La crisis de las subprime entre 2008 y 2010 congeló el proyecto, y más tarde hubo otros problemas a la hora de poner un producto en servicio por parte de los encargados, comandados por Santa Bárbara Sistemas. De hecho, el concurso quedó desierto y hubo que rehacer el concurso que finalmente ganó Tess Defence, que integra a varias compañías españolas relacionadas.
Producto (casi) español
Una de las grandes bazas del Dragón es que dos tercios de sus componentes son de origen nacional. Si la barcaza es derivada del Mowag Piranha V de diseño suizo, y el motor un Scannia sueco que desarrolla 724 caballos de potencia, casi todo lo demás es de factura española. El proyecto ha sido dirigido por Tess Defence, con sede a unos escasos cien metros de la madrileña estación de Chamartín. Esta empresa aglutina una producción distribuida entre diversas empresas bien conocidas. Santa Bárbara Sistemas se encarga de la barcaza, muy ideada para la protección de IEDs —los temibles artefactos explosivos improvisados— y misiles antitanque. Esta es una asignatura en la que fallaban bastante los BMR a los que sustituyen de forma directa. El transporte de tropas en zonas de combate requiere unos mínimos de protección que estos antiguos blindados de seis ruedas, con diseño de los años 70, no cumplían de acuerdo con la experiencia adquirida en los conflictos en los que han participado.
Si bien el motor del Dragón es de origen Scannia, la guipuzcoana Sapa lo ha retocado y ha añadido una nueva transmisión acorde con la potencia desarrollada que moverán sus ocho ruedas motrices. Por su parte Escribano Mechanical & Engineering se ha hecho cargo de la artillería, con varios tipos de torres de acuerdo con su utilidad. En principio se instalarán las conocidas estaciones remotas Guardian 30 con un cañón de 30 mm y Guardian 2.0 con otro de 12,7 mm. Otra de sus opciones en alguna versión es la adopción de la ametralladora de 7,62 mm MG5A1. Todas ellas dotadas de giro estabilizado, telémetro láser, y son manipulables desde el interior del vehículo. Cuentan con sistemas de visión y guiado electroópticos, uno para el tirador y otro de visión avanzada para obtener consciencia del entorno. A su equipamiento se añaden lanzadores de misiles anticarro Spike, de origen israelí y bien conocido por el ejército, del que se comprarán lotes adicionales a los ya existentes.
De la parte más tecnológica, y la aportación del verdadero cerebro del vehículo está Indra. El llamado sistema de misión, o sistema de gestión en campo de batalla, aportará a los tripulantes una conciencia del entorno en tiempo real nunca vista antes. Todo ello contará con una panoplia de sensores, bloque de comunicaciones, alertas, ayudas a la navegación y otros sistemas de soporte a los combatientes de a pie. Añade algo más, muy en boga en los últimos tiempos: un sistema de control de drones y armas merodeadoras que bien podría lanzar desde módulos externos añadidos. El sistema será fácilmente actualizable y estará preparado para las mejoras venideras con mínimos cambios en su hardware.
Aunque se habla de hasta 13 versiones, las en principio dispuestas en el actual contrato apuntan a estas cinco: vehículo de combate de infantería, exploración de caballería, zapadores, puesto de mando y observador avanzado de artillería. En un futuro deberían llegar las de ambulancia, portamorteros, vehículo de recuperación, y guerra NBQ. Los Dragones son capaces de superar los 100 km/h, lo que para un vehículo de hasta 33 toneladas es una velocidad bastante respetable, puede superar zanjas de algo más de dos metros, sube por pendientes de hasta el 60 %, y trepa escalones de 85 centímetros. Puede transportar a tres tripulantes y ocho soldados más, con una autonomía de entre 500 y 750 kilómetros dependiendo de su versión y uso. Mide 8,3 metros de largo, por 2,9 de ancho. Su altura ha llamado mucho la atención y ha desatado alguna polémica, pero de corto recorrido. Si quieres protección antiminas necesitas espacio bajo el vehículo, algo que han entendido otros similares que han adoptado la misma solución. Comparado con modelos de otros ejércitos, son casi iguales. El Dragón incinerará con su incandescente aliento a los vetustos BMR, los incombustibles M-113 de cadenas, los excelentes RG-31 Nyala sudafricanos y los Iveco Lince. Por la polivalencia del nuevo vehículo y el ahorro que supone operar una plataforma común que solapa muchas funciones, la ministra Margarita Robles ha anunciado que en el futuro serán un millar de Dragones los que disponga el ejército. Las siete unidades entregadas, de las 380 previstas en total, han sido ensambladas en Alcalá de Guadaira, pero las otras 373 se montarán en la planta de Santa Bárbara Sistemas en Trubia, Asturias, durante un periodo de cinco años. De momento los militares sonríen. Sus enemigos probablemente no.
