El Ejército de Tierra se gastará 18 millones de euros en 500 drones de ‘bolsillo’
Sus funciones serán las de limpieza de rutas, ampliar la conciencia situacional, búsqueda de amenazas y vigilancia
ET se dronifica. El Ejército de Tierra ha tomado nota de las lecciones aprendidas en el conflicto Rusia-Ucrania, donde se ha demostrado la extraordinaria eficacia de los drones de pequeño tamaño. Baratos, portátiles, no muy sofisticados, pero letales y en la guerra moderna, imprescindibles.
Esta es la razón por la que el Mando de Apoyo Logístico del Ejército (MALE), o dicho de otro modo, los encargados de las compras, han desplegado un programa de adquisiciones al respecto. En el plan entra la adquisición de casi medio millar de drones de ala rotatoria, tipo Clase I Micro, con un peso inferior a los dos kilos a la hora del despegue.
Transportables en una mochila
Sería la clase de dron que entra en una mochila, que puede acarrearse sin excesivos problemas por los soldados junto a su equipo reglamentario y sin añadir un peso extra inasumible. El ejército español ya dispone de varios aparatos de este tipo, como los minúsculos Black Hornet que manejan la Legión y el Mando de Operaciones Especiales (MOE). Es el modelo más pequeño del mercado, y despega desde la palma de la mano de un soldado. Estos han dado un resultado extraordinario en operaciones especiales.
Pero lo que se busca ahora es algo más grande, y ya en el arsenal español, como es el danés Huggin X1, que utilizan el Parque y Centro de Mantenimiento de Helicópteros y el Regimiento de Ingenieros. Este cuadricóptero alcanza una altura de 100 metros, y dispone de cámaras de vídeo e infrarrojas, cuya señal remiten en directo a una base en tierra. Desarrolla una velocidad de 20 km/h, su alcance es de cinco kilómetros y aguanta en el aire unos veinte minutos con una batería. Este es el modelo —o uno de características afines—, que más se asemeja a los requerimientos del MALE.
El Huggin está muy probado, se ajusta a los requerimientos, y ha recibido la actualización V3 hace unos meses, con mejoras en autonomía, sistemas ópticos, y comunicaciones más sólidas. Es compatible con los estándares Stanag 4586 y 4609 de la OTAN, y esto facilita la integración con el resto de dispositivos, y sistemas de control y comunicaciones establecidos. Su equipo completo se compone de una mochila de transporte y un sistema de control basado en una tablet.
En el pliego de MALE se estipula que el contrato ha de cubrir la compra de ciento catorce equipos formados por al menos cuatro drones cada uno. La matemática indica que como mínimo serían un total de 456 aparatos, y será la compra más ambiciosa en cuanto al número de unidades por parte del ejército español. Los drones han de ser multirrotor, y con la posibilidad de plegar los brazos, según explica la web Infodefensa.com.
Uno de los requerimientos es el de que las aeronaves equipen una cámara giroestabilizada de manera ineludible. Esto indica que sus principales funciones serán las de limpieza de rutas, ampliar la conciencia situacional de soldados en tierra, búsqueda de amenazas, y tareas de vigilancia y observación. De manera opcional, deberían poder tener la posibilidad de transportar alguna carga, en principio no armada, tipo focos, altavoces, o sensores tipo NBQ. Cada dron deberá tener disponibles cinco baterías, una estación de mando en tierra, cables, cargadores, y repuestos. El precio por sistema se ha fijado en 158.184 euros.
Ucrania ha enseñado muchas lecciones, y una es que sin drones, los cuerpos de tierra quedan en fuerte desventaja en el plano de la captura de información. Es por ello que en la tercera década del XXI, son un elemento imprescindible en el arsenal de un ejército moderno. Son necesarios para reconocimiento, adquisición de blancos, o detección de explosivos tipo IED, por poner tres ejemplos, aunque cada día se están estableciendo nuevas utilidades.
En la ofensiva israelí se están utilizando drones cuadricópteros para enviar munición a tropas en zonas hostiles. Las mulas de carga ahora vuelan, no ponen en peligro a soldados de a pie, y no hay ruta terrestre que se les resista, porque no las usan. Los drones están cambiando las reglas del combate, y el Ejército de Tierra no puede quedarse fuera de una tendencia que se está convirtiendo en regla básica.
Producto nacional
La guinda última vendría desde la floreciente industria nacional. En los últimos años, varias firmas españolas están despuntando en el mercado con productos de excelente calidad. Si hasta hace poco apenas se podía elegir más que entre sistemas hechos fuera de España, una adquisición como esta podría dar un empujón enorme a las empresas locales que están empezando a exportar sus productos a clientes tan exigentes como el cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Es el caso de Alpha Unmanned Systems, con quienes los norteamericanos andan probando sus aparatos.
España no solo los consume, sino que además los diseña, fabrica y exporta. Poder fabricar aquí lo que hasta ahora había que traer de fuera otorga autonomía, independencia, y una serie de beneficios extra al mero hecho de tener en propiedad sistemas avanzados. Los drones, ya sea de aplicación militar o civil, es un mercado emergente, tecnológico, exportable, y que crece cada día con utilidades más amplias.