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Rezvani Vengeance, el coche con el que Stephen King huiría de un apocalipsis zombie

El modelo de acceso sale por unos 270.000 euros y el Military Edition se va a los 700.000

Rezvani Vengeance, el coche con el que Stephen King huiría de un apocalipsis zombie

El modelo Rezvani Vengeance.

Rambo, Terminator, Robocop, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme, La Roca o John Wick. Todos ellos, y puestos a elegir un coche que colmase sus deseos, no elegirían un Ferrari, un Rolls-Royce o ni siquiera un moderno Tesla eléctrico. En algún momento llegarían a un acuerdo sobre uno muy concreto: el Rezvani Vengeance, el turismo más bestia de todos los tiempos.

Hay dos maneras de crear un vehículo con las prestaciones necesarias para atravesar una zona de guerra con la comodidad de los asientos de piel y un equipo de sonido estéreo Hi-End. Se puede domesticar un tanque, o militarizar un coche de calle. La firma californiana Rezvani ha tirado por el segundo camino y ha puesto piel de león a un Cadillac Escalade, uno de los paradigmas estadounidenses del lujo.

El coche favorito de Jennifer Lopez, Shaquille O´Neal o Tony Soprano en la ficción televisiva aporta el alma mecánica a este amenazador ingenio. Chasis, motor y detalles interiores replican sus calidades y refinamientos, pero ahí queda el hermanamiento entre el coche de lujo y el blindado de aspecto futurista que se ve por fuera.

Su aspecto resulta impactante, no en vano fue diseñado por un técnico procedente no de la industria automotriz, sino de los videojuegos. Por su fisonomía, podría colar por un coche sacado de una Playstation donde millones de adolescentes tirotean a malvados extraterrestres babosos. A pesar de ello, es un vehículo perfectamente legal y homologado para ser conducido por la calle.

La marca, nacida en 2014, comenzó con un espectacular roadster inspirado en los aviones de combate denominado Beast. Más tarde llegó el Hercules, un todoterreno con tracción a sus seis ruedas, dos delante y cuatro en el tren trasero. Fue poco después cuando el verdadero éxito empezó a sonreírles con el Tank, un Jeep masivo y de líneas exageradas que comenzó a explorar el mercado de los coches extremos.

El Rezvani Vengeance da un paso más allá, y si el modelo básico ya resulta amenazador, el Military Edition hace realidad el sueño más salvaje de un Arnold Schwarzenegger cabreado. No es un vehículo militar, sino uno con el que se puede ir de comprar al supermercado, aunque estuviera rodeado de hordas de zombis con hambre de tres semanas.

A cambio de su espectacular factura, se obtienen las prestaciones y accesorios que no existen ni en las películas de Los Mercenarios. La lista de exotismos es larga, y el primero que salta a la vista es el blindaje de Grado 7. Es uno de los más poderosos existentes, y podría resistir impactos directos de balas disparadas por fusiles de asalto como los AK47. Pero hay más, mucho más.

La lista de elementos de seguridad, más propios de la invasión de un país mediano, suman una veintena de gadgets e inventos de claro origen bélico. Si el conductor advierte que los malos le persiguen, puede desplegar una cortina de humo desde la zaga del Vengeance, como haría James Bond. Si la niebla artificial se agotase, se podrían disparar destellos luminosos estroboscópicos capaces de cegar tanto a los que vengan por detrás, como por delante.

Si la amenaza se acerca tanto como para llegar a tocar el coche —se supone que los zombies intentarían acceder a través de sus puertas—, los tiradores puede electrocutar a aquellos que osen tocarlos. Si por si esto fuera poco, unos cerrojos magnéticos se pueden accionar, y que las puertas queden bloqueadas como si fueran una caja fuerte. ¿Caja fuerte? Entre los asientos delanteros hay una, con clave, para resguardar las joyas de la abuela, unos fajos de billetes, una Glock 19 como las de los raperos o lo que sea. A todo ello se suman unos lanzadores de gas pimienta que se disparan desde los retrovisores hacia el exterior de las puertas.

La DGT de la guerra

La Dirección General de Tráfico (DGT) exige a los conductores españoles un chaleco reflectante. El Vengeance los lleva, aunque no son exactamente los homologados por la DGT. Son del tipo mimetizado, y pesan bastante más que los que se venden en gasolinera. Es porque son antibalas, igual que los cascos balísticos que también equipa de serie. Por si esto fuera poco, también carga con máscaras de gas, por si al enemigo le da por lanzar un ataque químico.

Un refinamiento más es el sistema de visión nocturna. Conectado a una cámara en el morro, sus imágenes térmicas se reflejan en la pantalla del navegador. Se podría conducir de noche, sin las luces puestas, y ver casi como si fuera de día —es un decir—. La guinda el que tiene protección contra ataques EMP. Si a algún tarado le da por detonar una bomba nuclear, o dispara algún dispositivo capaz de desencadenar un pulso electromagnético, un coche normal se detendrá al suspender su actividad eléctrica. El Revenge, sin embargo, seguirá su camino como si nada.

Es más, si hubiera minas anticarro tiradas por el suelo, también tiene protección contra ellas con sus mantas de kevlar, y si el tema fuera a peor, el kit de hipotermia y primeros auxilios ayudaría a solventar la emergencia. Con unos altavoces externos, se puede hablar desde dentro del habitáculo, gracias a un micrófono como el de los camioneros.

Prestaciones a la altura

Este blindado pesa mucho, y necesita caballería. Hay tres motorizaciones a elegir: un V8 de gasolina de 6,2 litros que desarrolla 420 caballos, un diésel con la mitad de cubicaje y 277 CV, y un monstruo turboalimentado y ocho pistones, capaz de proporcionar 800 CV, potencias propias de superdeportivos. Toda esa energía se transmite al suelo a través de ruedas de nada menos que 35 pulgadas, que como resulta lógico, son run-flat; pueden rodar muchos kilómetros a pesar de estar pinchadas.

Con el Rezvani Vengeance lo militar se une al lujo, sus unidades se hacen bajo pedido, y se mandan a cualquier parte del mundo. Como en los coches de más alta gama, sus posibilidades de personalización son casi infinitas, tanto por dentro como por fuera. Lo que es menos configurable es su precio. El modelo de acceso sale por unos 270.000 euros al cambio, y el Military Edition se dispara hasta los 700.000. Cuando veas uno, no te quedes solo en el coche; mira también a tu alrededor…

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