Uro Vamtac, el blindado gallego que salva vidas en conflictos africanos

Pocas cosas pueden alegrar más que saber que has salvado al menos dos vidas, sobre todo cuando todo tu esfuerzo técnico e industrial conducen a ello. Por eso, tuvo que ser muy amplia la sonrisa esbozada por técnicos y directivos de la firma Urovesa, cuando recibieron un mensaje especial. En él, se agradecía su esfuerzo, la calidad de sus materiales, y que dos soldados podrían contarlo tras recibir un duro ataque en uno de sus Uro Vamtac fabricados en Valga, Pontevedra. 

La firma gallega de vehículos militares ha dejado en su perfil en LinkedIn un escueto mensaje en el que hace referencia a un hecho pequeño, pero elocuente. La conclusión es que el blindaje de su 4×4 salvó la vida de un conductor y su acompañante en una misión de reconocimiento en África. En la breve nota, en la que no se indica el lugar exacto ni de qué país-cliente se trata, comunican la enorme satisfacción que sintieron tras recibir un mensaje de agradecimiento de los dos tripulantes del vehículo. 

Con toda seguridad, había más imágenes, pero los contratos de confidencialidad, entre proveedor y cliente, impiden su publicación. Por otra parte, esas fotografías podrían dar pistas acerca de las posibles fragilidades y zonas sensibles, si las hubiera, y ayudarán a mejores posteriores. Al verlas, resulta obvio que tuvo que ser un ataque muy contundente, con impactos directos de proyectiles de calibre medio o grande, y probablemente alguna carga explosiva con proyección de metralla.

Del Rebeco al ST5

Vamtac no es un nombre sino un acrónimo. Esas letras se corresponden con Vehículo de Alta Movilidad Táctico. Existen muchas versiones, y la firma tampoco indica cuál es la que protagonizó el incidente. Los Vamtac son vehículos todoterreno, muy robustos, con capacidad para transportar hasta cinco de soldados, y son muy configurables. Puede servir para transporte de tropas, llevar morteros en su caja trasera, ambulancia, vigilancia, comunicaciones, etc. Es muy versátil, y debido a sus capacidades en terrenos difíciles, altura, potencia y características, tiene aplicación en el campo militar o algunas aplicaciones civiles. 

De unas dimensiones similares a los míticos Humvee del ejército estadounidense que no se fabrican hace años, los españoles son más recientes y modernos. Se empezaron a comercializar en 1998, y su versión más avanzada —el ST5— es de 2013, con notables cambios con respecto al modelo Rebeco, con el que comenzó su ciclo industrial. Son vehículos de servicio en los ejércitos de Portugal, Arabia Saudí, Marruecos, Malasia, Irak, o Rumanía. En Singapur sustituirá a sus obsoletos Humvee y Mercedes MB290, y otros ejércitos que evalúan sus posibilidades son los de Tailandia, Brasil, Irlanda o Paraguay. 

… y España

Pero donde los Vamtac son el caballo de batalla, y por lo tanto, el principal cliente de Urovesa, es el Ejército español. Los Uro, en sus diversas variantes y generaciones, se pueden ver en el Ejército de Tierra, del Aire, la Armada, la UME, el Samur, e incluso en los equipos de la Unidad Especial de Intervención y el GRS de la Guardia Civil. Hasta los GEO de la Policia Nacional los utilizan como plataforma móvil con escaleras preparadas para asaltar edificios. 

De las cerca de 5.000 unidades producidas desde sus inicios, dos tercios, unos 3.000, están en manos del Ministerio de Defensa español. La opinión de sus usuarios es buena, y su experiencia ha ayudado a desarrollar la actual versión, aunque determinadas misiones piden otro tipo de vehículo. No es que haga malos a este, sino que tiene algunas limitaciones. Su blindaje es excelente, y cumple las especificaciones de la OTAN, pero los RG-31 Nyala, que atienden a la tipología MRAP, son aún más duros. Estos últimos son distintos, más lentos, grandes, costosos y se compran a empresas extranjeras. 

Urovesa desarrolla un camión «ligero», el TT Uro, que bien podría servir como plataforma de desarrollo de otro tipo de vehículo con otras utilidades. Con mayor capacidad de carga y más altura, sería mejor para reforzar el blindaje, superior altura para combatir los IED —artefactos explosivos improvisados— y más amplias posibilidades. Muchos ven que ahí tienen una línea de desarrollo y negocio que bien podría dar muchas alegrías a los gallegos. 

Y prestaciones de deportivo

No, el Vamtac no es un Ferrari, y está muy lejos de sus posibilidades, pero las versiones más ligeras pueden superar los 130 km/h en carretera. Esto, en vehículos militares es una rareza, cuando los hay que con el acelerador a tope no pasan de 80. Es lógico, no son vehículos para ir disparados por una autovía, sino para rodar por caminos de tierra, suelo no asfaltado, o incluso arena desértica. Ochenta por hora en esos escenarios son velocidades alocadas y con altas posibilidades de pérdida de control. Su relativa alta velocidad es muy apreciada por unidades de exploradores y equipos de operaciones especiales, para salir disparados de zonas hostiles o de fuego sostenido. La distancia no solo se logra con el blindaje, sino con que no puedan alcanzarte. Salir del escenario de peligro es importante. 

Su velocidad se logra gracias a los 245 caballos de su motor Steyr más potente, aunque tiene otras motorizaciones algo menos poderosas. Su propulsor puede cambiar de manera escalable hacia el tipo de configuración solicitada. A mayor peso, se hace necesaria más caballería para poder desplazar el conjunto, que viaja entre las 2,5 y 8,25 toneladas de acuerdo con sus versiones. Las ambulancias suelen pesar poco, por ejemplo, por estar huecas por dentro; por contra los que cargan lanzadores de misiles, pesan más al albergar munición. Un transporte de tropas tampoco pesa lo mismo en orden de marcha que un vehículo que carga una cuba contraincendios. 

Uro Vamtac: minimalismo militar

Por dentro son muy espartanos, carecen de las comodidades propias de los turismos, y sus asientos tienen el tamaño propio para que los soldados puedan subirse y bajarse con rapidez con todo su equipamiento. En las primeras versiones, el Rebeco albergaba un toque de humor. Con caja de cambios automática, tenía dos posiciones: lenta, con mucha potencia aplicada al suelo y capacidades todoterreno, y rápida, para desplazamientos por carretera. Se manejaba —y se maneja— con una palanca que elige las dos posiciones. La lenta está representada por el dibujo de una tortuga, y la rápida por una liebre. Hace sonreír a los militares. 

Pero mucho más lo hizo comprobar sus capacidades, resistencia y calidad general a dos soldados anónimos, que se jugaron el tipo en una misión en África. Pudieron contarlo donde en otras circunstancias hubiera tenido resultados mucho más funestos. Galicia calidade.