Las redes sociales de nueva generación apuntan a la integración total con la IA
OpenAI tantea la creación de un ‘feed’ que se integre en Dall-e-2 y Grok ya puede usarse en X

Imagen que muestra el perfilde Mark Zuckerberg en Threads frente al logotipo de Meta AI. | Algi Febri Sugita (Zuma Press)
Pese a tomarse su tiempo, Meta terminó demostrando que la monetización de las redes sociales sí es posible. Al principio, el negocio era un sumidero de miles de millones de dólares. Se trataba de reunir a una masa crítica suficiente para después intentar hacer algo con ella. La solución llegó a través del espionaje: cada post, cada like y cada amigo servían y sirven para crear un perfil muy concreto que después se le vende a las marcas para que disparen sus balas comerciales con la precisión del francotirador.
Como el pastel existe, también existe la competencia. Salvo que se tenga en cuenta el caso de YouTube, a medias entre una red social y una televisión a la carta, Facebook mantiene el liderazgo mundial con más de 3.000 millones de usuarios activos mensuales, el 37,5% de la población mundial. Aunque los jóvenes prefieren TikTok, otro sospechoso habitual de la vigilancia, la capitalización bursátil de Meta (1,32 billones de dólares) arroja una buena idea de lo lucrativa que puede llegar a ser esta industria digital.
El rodillo del conglomerado que dirige Mark Zuckerberg (Facebook, Instagram, WhatsApp) se cimenta tanto en el crecimiento inorgánico como en la copia directa de lo que inventan algunos de sus rivales. Lo interesante del momento es que ahora la inteligencia artificial parece llamada a convertirse en el gran elemento diferenciador. Grok, el LLM de xAI, una de las empresas de Elon Musk, ya muestra diversas integraciones con X (antes Twitter) y ha deparado una buena acogida entre los early adopters.
Rivalidades y efectos
Más intrigante es el movimiento anticipado por The Verge y relacionado con OpenAI, el papá de ChatGPT, que estaría tanteando la posibilidad de integrar en su generador de imágenes (Dall-e-2) una especie de feed a la manera de X. El CEO, Sam Altman, antiguo socio de Musk, ha mostrado abiertamente su rechazo hacia el hoy casi ministro de EEUU, que ha intentado sin éxito adquirir OpenAI. Si bien la oferta fue de 97.400 millones de dólares, Altman, lejos de vender, contraatacó anunciando que estaba dispuesto a quedarse X por 9.740 millones.
Notoria es también la acritud con Zuckerberg. Cuando el jefazo de Meta desveló que su equipo trabajaba en el lanzamiento de un LLM (de hecho, cumplió lo que dijo y de la nada surgió Llama), Altman replicó con un lacónico: «Vale. Pues entonces igual montamos nosotros una red social».
Ángulo empresarial
Enemistades aparte, en todos estos proyectos subyace la voluntad de expandir las fronteras del negocio. ChatGPT es hoy por hoy la aplicación más descargada a nivel mundial, lo que equivale a la santificada masa crítica, que implica a su vez una pasarela comercial infinita donde colocar nuevos productos y servicios. Apple es un caso de manual: gracias a la fama del iPhone ha cimentado año a año el edificio de un monumental ecosistema trufado de números uno (los auriculares más vendidos, el reloj inteligente más popular), armado con un abanico de ofertas complementarias (almacenamiento en la nube, reproductor de música, editor de documentos, etcétera) y cada día más orientado a la supervisión de la salud. Los Powerbeats Pro 2 (marca perteneciente a los de Cupertino) incorporan ya un sensor de frecuencia cardiaca, por ejemplo.
Cuestión de músculo
Se concrete o no, el conato de red social de OpenAI sirve de recordatorio de una cruda realidad. Son las posiciones de dominio las únicas que permiten romper una hegemonía y hacerse un hueco en sectores que suelen cerrar muy rápido la puerta. Facebook y Flickr debutaron en 2004, Reddit en 2005, Twitter en 2006 y Pinterest en 2010. Sólo TikTok (2016) ha sido capaz de ganarse un hueco en la última década. La vía elegida por Altman es diferente: primero golpeó en un territorio sin dominador claro (la IA) y gracias a los millones hoy amasados puede permitirse tutear a sus odiados rivales en su propia especialidad.