Los Premios Princesa de Asturias son los galardones más relevantes que se entregan en España y están considerados los segundos en importancia mundial después de los Nobel. Entre algunos de los momentos más destacados de la gala, el Rey estableció similitudes entre la historiadora británica Mary Beard y «una de las intelectuales más sólidas de España, Emilia Pardo Bazán» porque «siempre merece la pena luchar por lo que se cree». Por su parte, la historiadora reivindicó el papel de la historia como un aliento para el progreso y mejora social, porque «no ser capaz de pensar de forma histórica nos hace ciudadanos empobrecidos».
Al hacer entrega de su galardón en comunicación y humanidades al fotoperiodista James Nachtwey, Felipe destacó la «autenticidad y la honradez» de sus imágenes que «nos conminan a la acción», y con emoción y gratitud hizo entrega de su premio a la concordia a Aldeas Infantiles, cuya prioridad, educar a la infancia. Javier Gómez Noya recibió su galardón por ser «un símbolo de los mejores valores del deporte»,porque tal y como destacó el Rey «las adversidades no pudieron con él».
Sobre el premio de las letras, Richard Ford, las palabras no bastan: «su obra logra transformar lo pequeño, lo mediano, incluso lo mediocre, en obra de arte», y sobre Hugh Herr, el ‘hombre biónico’ que mira hacia el futuro, destaca «su visión innovadora y creativa» que «es una poderosa luz que ilumina circunstancias y vidas». Por su parte, la actriz Núria Espert emocionó a los asistentes manejando ese bello arte de la expresión con Shakespeare y Lorca como acompañantes. Una carta de amor al teatro, ese amante que «consiguió que no pudiera ser ella misma más que en el escenario».
Como broche final, el Rey subrayó que el progreso es fruto de esfuerzos compartidos entre personas muy diferentes, y buen ejemplo de ello, han sido los galardonados en esta edición de los Premios Princesa de Asturias.