'Pikmin 4': otro éxito rotundo del creador de los videojuegos Mario y Zelda
Es un juego de muñequitos, pero con una jugabilidad a prueba de bombas que nos mantendrá entretenidos mucho tiempo
Sigheru Miyamoto lo ha vuelto a hacer. Su última entrega de Pikmin después de diez años, la cuatro, ha batido records de venta durante el primer fin de semana tras su estreno. Ha superado incluso a Zelda en su última aventura. Pikmin 4 es la recopilación definitiva de una saga ya legendaria. Muchos aficionados sentirán nostalgia y alegría a la vez tras el estreno de uno de los más entretenidos juegos de estrategia y aventura, protagonizado por los simpáticos brotecitos con piernas y voz de muñecos de goma a los que rescatábamos para que nos ayudasen en la aventura.
Eso de manejar un grupo más o menos numeroso de inocentes seres, que altruistamente nos ayudan en nuestros objetivos, no deja de tener ciertos tintes de ternura. El capitán Olimar vuelve en esta nueva aventura y deberemos rescatarle, para lo que crearemos un personaje. Así llegaremos a las primeras misiones después de pasar una especie de introducción en la que conoceremos las últimas andanzas del capitán y su manejo de tropas Pikmin junto a su fiel perrito Ochin.
Los pikmin son unos pequeños brotes que nacen en diversos tipos de cebollas diferenciadas por colores que habitan en un futuro y salvaje planeta tierra. Un planeta en el que nos sentimos pequeños dado el tamaño de los objetos que vamos encontrando. Nos sentimos un poco como los juguetes de Toy Story o el famoso Toy Commander de Dreamcast, incluso como los protagonistas de Bichos o Antz. Cada pikmin tiene una serie de características determinadas y un color dependiendo de la cebolla de la que provenga.
Los rojos nos sirven para atacar siendo resistentes al fuego, los amarillos son duros con la electricidad y pueden derribar muros eléctricos, los azules nadan como pez en el agua, los blancos son inmunes al veneno y pueden envenenar, los morados son los que más fuerza bruta tienen. Los hay que pueden volar, luminosos para actuar de noche, los gélidos pueden congelar enemigos y agua y los negros son poderosos derribando muros. Poco a poco iremos descubriéndoles conforme avanza la aventura, en la que no faltan mazmorras para explorar. Cada día deberemos afrontar una misión y recorreremos escenarios repletos de objetos y enemigos.
El objetivo es ir recopilando partes de la nave en la que llegaron los oficiales para rescatar a Olimar, encontrar a los oficiales y obtener recursos y combustible para, una vez rescatado el protagonista, volver a nuestro planeta. En ese momento, encontraremos un giro inesperado, que no vamos a descubrir.
Gracias a los pikmin y a nuestro fiel perro, poseemos todo lo necesario para hacernos con absolutamente todos los secretos y tesoros de los escenarios. Ochin el perro nos puede transportar sobre su lomo, así como a todos los pikmin que vayamos cultivando. Los pikmin se cultivan una vez descubierta su cebolla madre, crecen en la tierra y, una vez los arranquemos, cobran vida. Están dispuestos a trabajar duro en el momento en que nosotros, como capitán del grupo, toquemos el silbato.
Ochin nos abrirá paso destruyendo obstáculos o saltando. Ordenaremos a los pikmin que cojan los objetos que deseemos para llevarlos a la nave nodriza, que muevan otros para acceder a nuevas rutas, o les mandaremos que vayan desenterrando una fruta mientras nosotros nos enfrentamos a algún enemigo ayudados por los pikmin más letales y los embistes del perro.
Hay enemigos duros de pelar y los pikmin, por supuesto, no están a salvo. Podemos perder un gran número y no disponer de unidades suficientes para solventar la misión. Al final de cada una, obtendremos puntuación del número de rescates, tesoros encontrados y cebollas recolectoras de pikmin. Afortunadamente, tenemos la posibilidad de rebobinar el juego un tiempo determinado o volver al último punto. Además de puzzles, encontraremos minijuegos de estrategia contrareloj con posibilidad de jugar a pantalla dividida o en forma cooperativa con otro jugador.
La verdad es que lo que parece un simple y blanco juego se convierte en un título en el que no vamos a parar de hacer cosas, porque nos surgirán imprevistos como ataques de última hora, en el momento, por ejemplo, en que estemos empleados en multitud de tareas a la vez. Sí, es un juego de muñequitos, pero con una jugabilidad a prueba de bombas que nos va a mantener entretenidos por mucho tiempo, intentando sacarle todas las posibilidades a cada uno de los escenarios que hayamos de recorrer. Poco a poco se va haciendo más intenso, multiplicando sus posibilidades para que el aburrimiento no nos sorprenda. Un videojuego que es todo un juguete.
Pikmin 4 está disponible para Switch de Nintendo.